Un asunto antiguo
El asunto de la musculaci¨®n, de ciclistas haciendo pesas y gimnasio, de ganar peso, fuerza, potencia y todo eso, no es nuevo, aunque s¨®lo desde hace un par de a?os haya alcanzado el consenso general. Hace casi 10 a?os, cuando la ONCE de Manolo S¨¢inz empez¨® a ponerlo en pr¨¢ctica durante el invierno, el resto de la profesi¨®n de preparadores y m¨¦dicos lo consideraba un esc¨¢ndalo. De hecho, recuerdan los m¨¦dicos de la ONCE, sus corredores lo hac¨ªan casi en secreto. Pero en 1994 lleg¨® el nuevo Jalabert ganando en Lagos de Covadonga, y en 1995 ganaba la Vuelta, y en 1997 el Mundial contrarreloj. Se convirti¨® en un hombre capaz de mover grandes desarrollos en cualquier circunstancia, subiendo y rodando. Los especialistas no dudan: su transformaci¨®n de sprinter a corredor completo y a aspirante al Tour ha sido un ¨¦xito basado en el gimnasio, aparte de las cualidades propias del corredor.
Ah¨ª nace tambi¨¦n su fracaso en el Tour pasado. Aument¨® la dosis de musculaci¨®n; lleg¨® a la salida de Rouen hecho un portento de fuerza. Se hizo vulnerable al efecto secundario del ciclismo de fuerza: si no se trabaja bien -si no se logra pedalear para transformar la energ¨ªa potencial en energ¨ªa cin¨¦tica-, el corredor se queda clavado y tarda m¨¢s en recuperarse.
Algunos escaladores espa?oles han intentado transformar su estilo. Pasar de la agilidad a la fuerza, a la gran tranca en monta?a. Con ¨¦xito lo han hecho Escart¨ªn, Heras y Clavero. Quiz¨¢s deber¨ªa intentarlo tambi¨¦n Jim¨¦nez, pero podr¨ªa dejar de ser el Pantani espa?ol, perder la gloria segura ante los que valoran m¨¢s la haza?a espor¨¢dica que el resultado.
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