Ense?anza y vocaci¨®n
Se ha generado un conflicto en la ense?anza. No deja de ser curioso c¨®mo en tomo a algo tan trascendental para una sociedad, para un Estado, se debata tanto y casi nunca tenga uno la oportunidad de escuchar reflexiones que vayan al meollo de la cuesti¨®n, o, al menos, a uno de los meollos de la cuesti¨®n: las personas. No son estas l¨ªneas, por tanto, una reflexi¨®n adicional a las letras que se han vertido sobre las ¨²ltimas modificaciones que se pretenden en materia de humanidades. En cualquier caso, perm¨ªtaseme comentar que merecer¨ªa la pena que todos nuestros pol¨ªticos volvieran a examinar conceptos como la interdependencia, proyecto com¨²n, saber y conocer. Les vendr¨ªa bien.Tal vez, a estas alturas, hablar del concepto de vocaci¨®n est¨¦ desfasado y recluido exclusivamente para situaciones que tienen que ver con las convicciones profundas y religiosas. Pero casi todos estar¨¢n de acuerdo en que nunca hemos aprendido tanto y tan bien como cuando ten¨ªamos la oportunidad de encontramos con aquellos profesores que sent¨ªan pasi¨®n por lo que explicaban y que adem¨¢s lo explicaban bien, con pedagog¨ªa, dir¨ªan los m¨¢s entendidos. Todos y cada uno de nosotros guardamos recuerdos y conocimientos de aquellas ¨¢reas que alguien nos ense?¨® a amar, mas all¨¢ de la dedicaci¨®n o no posterior a esa ¨¢rea de conocimiento.
Pero hab¨ªa algo m¨¢s, no s¨®lo nos transmit¨ªan conocimientos concretos sobre la historia, la f¨ªsica o las matem¨¢ticas; nos transmit¨ªan el valor de pensar, de razonar, de poner en tela de juicio todo con esp¨ªritu cr¨ªtico con el fin de ir conformando nuestro conocimiento; nos transmit¨ªan valores, con los que se pod¨ªa coincidir o no, que nos ayudaban a entender la vida y a sentir que nuestro valor, como j¨®venes que estudiaban, iba m¨¢s all¨¢ del t¨ªtulo o de los conocimientos. Hab¨ªa en ellos algo m¨¢s que conocimientos, hab¨ªa vocaci¨®n de formar seres humanos, hab¨ªa pasi¨®n por ense?ar y por hacer comprender. Siempre los consider¨¦ y los considero maestros, en el m¨¢s amplio sentido de la palabra.
Creo que cuando ense?ar, transmitir, formar, orientar, ha dejado de ser algo vocacional y se ha convertido en una profesi¨®n m¨¢s para huir del desempleo, algo est¨¢ dejando de funcionar. Y esto no significa que muchos de los que hoy en d¨ªa se dedican a la ense?anza no sientan con pasi¨®n su misi¨®n, no sientan su vocaci¨®n y adem¨¢s no sepan transmitir. Seguro que los hay. Pero siempre creer¨¦ que el valor de la formaci¨®n estar¨¢ no s¨®lo en lo que se transmite, sino sobre todo en c¨®mo se transmite y en la pasi¨®n con la que se transmite. En definitiva, en quien lo transmite, y de eso hoy se habla poco y se hace menos. Un reciente anuncio de una entidad financiera refleja a un profesor transmitiendo algo m¨¢s que conocimientos, algo m¨¢s que materia, est¨¢ transmitiendo el valor de las cosas m¨¢s all¨¢ de lo que inicialmente nos puede parecer a simple vista. Ah¨ª es donde est¨¢ uno de los principales valores de la ense?anza. ?sta es, a mi juicio, una de las asignaturas pendientes m¨¢s importantes, preocuparnos por que las personas que ense?an sean de verdad maestros, en el sentido que antes se ha transmitido, Y esto no lo arreglar¨¢n las leyes, sino un cambio de mentalidad y de orientaci¨®n.
Tal vez sea un t¨®pico decirlo, pero con la ense?anza nos estamos jugando el futuro. Y si no somos capaces de entender el valor que en ella han de tener las personas, es que no estamos entendiendo nada. Adicionalmente, y muy relacionado con esto, pero ser¨ªa ocupar ya demasiado espacio, deber¨ªamos empezar a reflexionar acerca de cu¨¢ndo estamos formando y cu¨¢ndo estamos informando, y en qu¨¦ etapas de la vida se da cada uno de esos procesos. Lamento decirlo, pero son procesos diferentes que ni nuestra sociedad ni nuestros legisladores est¨¢n sabiendo diferenciar. As¨ª nos luce el pelo.-
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