Ahorro ficticio

EL GOBIERNO ha hecho saber a las comunidades aut¨®nomas su intenci¨®n de excluir 500 nuevos f¨¢rmacos de la financiaci¨®n de la Seguridad Social con el fin de contribuir al ahorro de unos 60.000 millones de pesetas, que se destinar¨ªan, seg¨²n sus planes, a completar los 165.000 millones adicionales que necesita la sanidad p¨²blica para el a?o pr¨®ximo. Este medicamentazo -t¨¦rmino que acu?¨® demag¨®gicamente el PP desde la oposici¨®n para definir la decisi¨®n del Gobierno socialista en 1993 de excluir varios f¨¢rmacos de la financiaci¨®n p¨²blica- ha aunado cr¨ªticas pol¨ªticas y empresariales. La ¨²ltima es la amenaza de Farmaindustria, la patronal de laboratorios, de eliminar unilateralmente la rebaja en el 3% del precio de los medicamentos pactada hace dos a?os con el Ejecutivo socialista.Como el Gobierno ha abusado del reprobable m¨¦todo del globo sonda para tantear posiciones pol¨ªticas y ciudadanas en cuestiones de car¨¢cter conflictivo, ser¨ªa deseable que el ministro de Sanidad confirmase que, efectivamente, la exclusi¨®n de medicamentos de la financiaci¨®n p¨²blica forma parte de sus planes para cubrir el d¨¦ficit sanitario. Si tal confirmaci¨®n se produce, la primera reflexi¨®n es autom¨¢tica: el PP, una vez instalado en el Gobierno, intenta aplicar los mismos procedimientos de ahorro del gasto que insolidariamente critic¨®.

El recurso al medicamentazo es una prueba m¨¢s del caos en el que est¨¢ sumida la pol¨ªtica sanitaria espa?ola. Primero, no parece razonable que se manejen cantidades concretas de ahorro sin saber qu¨¦ medicamentos se van a sustraer de la Seguridad Social y con qu¨¦ criterios se ha elaborado esa lista. Los ciudadanos tienen derecho a saberlo. Y en segundo lugar, el ahorro en el gasto de medicamentos no implica una financiaci¨®n adicional para la sanidad en 1998, que es lo que realmente necesita el sistema sanitario, seg¨²n la declaraci¨®n del propio Gobierno.

La pol¨ªtica de reducci¨®n del gasto en medicamentos, como demuestran las experiencias pasadas, es compleja y no siempre da los resultados apetecidos, porque la exclusi¨®n de f¨¢rmacos suele favorecer el desplazamiento del gasto hacia otros productos farmac¨¦uticos, a veces incluso m¨¢s caros, lo que, lejos de generar ahorro, aumenta el gasto. As¨ª sucedi¨® en el medicamentazo de 1993, que pretend¨ªa ahorrar 60.000 millones y produjo en realidad un crecimiento del gasto de 5 1.000 millones. El recurso a subir los impuestos sobre el alcohol y el tabaco para cubrir el resto de la financiaci¨®n adicional resulta muy f¨¢cil, pero es un nuevo incumplimiento del programa electoral y acaba pag¨¢ndose en inflaci¨®n.

Incluso en el caso de que el ministro de Sanidad consiga los 165.000 millones que pretende, tampoco est¨¢ clara la distribuci¨®n de esa financiaci¨®n adicional entre las comunidades aut¨®nomas. Otro motivo de grave enfrentamiento. Con medicamentazo o sin ¨¦l, el problema principal de la pol¨ªtica sanitaria espa?ola es la extrema confusi¨®n sobre sus objetivos, su financiaci¨®n y sus cuentas. Antes de excluir medicamentos de la Seguridad Social, el ministro de Sanidad deber¨ªa explicar algo tan elemental como su presupuesto para el a?o pr¨®ximo, que todav¨ªa es un presupuesto a cuenta de unas medidas imprecisas y de una financiaci¨®n no confirmada.