Un personaje de peso
Hombres y situaciones valen si se recuerdan. Los recuerdos forman una niebla interrumpida por claros de luz. Nos arrollan, nos acercan al pasado y a veces como un reproche. Helenio Herrera ha desaparecido. Un asiduo de mi bar ha dicho: "HH ha sido un buen tipo en la historia del Inter". He escuchado a HH despu¨¦s del partido muy a menudo, especialmente en tres encuentros distintos con Gianni Brera. Herrera admiti¨® mi presencia como interlocutor... cicl¨ªstico de Gianni. El ¨²ltimo de estos coloquios (lo recuerdo), se prolong¨® durante toda la noche, en la mesa blanca del restaurante Riccione. Objeto de la cena: un an¨¢lisis del f¨²tbol italiano (y del Inter) solicitado a Brera por L'Equipe.
Los interlocutores manifestaban abiertamente verdades no solicitadas, pero sin mal humor ni indicios de tormenta. Los labios de Herrera, de pronto, se secaron por la emoci¨®n. Ocurri¨® cuando Hache Hache, nacido en Buenos Aires, desembarcado a los tres a?os en Marruecos, cont¨® su infancia en Casablanca. Un ¨²nico juguete: un bal¨®n hecho de trapos al que un mont¨®n de ni?os daba patadas en las dunas. Por la tarde ese juguete se convert¨ªa, en las manos del m¨¢s pobre, en un instrumento apropiado para limpiar zapatos. Despu¨¦s llegaron el equipo nacional de Marruecos, la emigraci¨®n a Francia, la guerra, el equipo nacional militar franc¨¦s, Espa?a, el Barcelona, el Inter.
Las an¨¦cdotas que rodean al Mago son muy numerosas. Desde el "corta la pelota" -el adversario agredido con prepotencia- hasta el partido razonado (con esquemas escritos en un papel y tareas explicadas gr¨¢ficamente para cada jugador), no tienen l¨ªmites. El rito del vestuario se hab¨ªa extendido a las tribunas, al p¨²blico: el vestuario constitu¨ªa un ritual en el que algunos cre¨ªan, otros fing¨ªan creer y que otros ve¨ªan con escepticismo.
En el banquillo, murmuraba la competencia, el Mago ve menos. Mejor para HH, dec¨ªan mal¨¦volamente los colegas, que Picchi est¨¦ en el campo para actuar como director de la defensa. Herrera no se preocupaba. Los entrenadores, explicaba, habr¨ªan debido erigirle un monumento: hab¨ªa hecho popular su papel, los hab¨ªa revalorizado econ¨®micamente, como nunca. En resumen, les hab¨ªa dado conciencia de hombres.
Brera echar¨¢ en cara a HH su tard¨ªa conversi¨®n a la defensa italiana, adoptada puntualmente por el Inter despu¨¦s de un desastroso partido en Padua, por intervenci¨®n directa del presidente Angelo Moratti. "A su llegada a Italia, le amonestaba Brera, usted ten¨ªa un atraso de diez a?os, y Moratti, instigado por m¨ª, le ha impuesto el cerrojo". Muy astuto, HH rebat¨ªa, negando la evidencia: "Eso no se corresponde con la verdad. He sido yo el centro, el motor de la nueva versi¨®n, el que ha proporcionado al Inter copas, campeonatos, t¨ªtulos internacionales".
Sandro Mazzola me cont¨® un d¨ªa c¨®mo consegu¨ªa HH tener al equipo listo para el despegue. Con energ¨ªa, con tenacidad. En su tercer a?o de permanencia en nuestra casa, el m¨®dulo del equipo de Herrera (?del ep¨ªgono del sistema WM!) era el mejor exponente del f¨²tbol a la italiana. Sin que se notara, Herrera acog¨ªa en su particular longitud de onda los- consejos que le llegaban de fuera. Los segu¨ªa, pero no lo admit¨ªa. Introducci¨®n quiz¨¢ temporal de Bolchi y Maschio. Y de Sandrino Mazzola, al que quer¨ªa ceder en pr¨¦stamo el Alessandria: y Facchetti, que jugaba de extremo izquierdo.
Herrera volvi¨® a los viejos esquemas, cuando los adversarios ya mostraban las se?ales de la tradicional usura del equipo negriazul.
"Un d¨ªa", son palabras de Mazzola, "me pareci¨® que ya no pod¨ªa m¨¢s. Se lo dije al mister. Y ¨¦l: 'Hazme un buen partido el domingo y te mando de vacaciones'. El domingo jugu¨¦ como nunca: tres goles. Me esper¨® a la puerta del vestuario. "?Qu¨¦, vacaciones?', me salud¨®. ?Vacaciones. a uno que mete tres goles? Ni que estuviera loco". HH personaje de peso.
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