Personal o intransferible

Le bastaba con las iniciales para identificarse: HH. Pese a ser un n¨®mada, nunca estuvo de paso en ning¨²n sitio. No hac¨ªa falta recitar su nombre para saber de sus andanzas. All¨¢ a donde acampaba, llegaba como h¨¦roe y se largaba como villano. Ni el campeonato espa?ol fue una excepci¨®n. Hijo de padres andaluces que emigraron a Argentina y nacido en Buenos Aires el 17 de abril de 1916, Helenio Herrera lleg¨® al f¨²tbol espa?ol, del que lleg¨® a ser seleccionador moment¨¢neo, desde Francia.Le bastaron un par de amistosos como preparador del Red Star y una victoria por 2-4 en el Metropolitano, para que el Atl¨¦tico le fichara pese a tener en n¨®mina a Taioli (1948). M¨¢s que un entrenador, que en su primer a?o fue cedido al Valladolid, el club rojiblanco compr¨® un estilo de juego capitaneado por el buen sentido t¨¢ctico de Ben Barek Y la personalidad de Marcel Domingo.

Ten¨ªa gancho aquel equipo, pues adem¨¢s del grupo franc¨¦s por all¨ª andaban Carlsson y Silva. HH le hizo creer y decir desde el primer d¨ªa que ser¨ªan campeones y ganaron la Liga pese a que llegaron a ser cuartos por la cola. No s¨®lo conquistaron un t¨ªtulo sino que ganaron un segundo campeonato en Sevilla en plena feria de Abril y con m¨¢s toreros en la cancha que en la Maestranza.

No tard¨® mucho en volver a Sevilla. Rompi¨® Con el Atl¨¦tico en 1953, tras un contencioso con el Marqu¨¦s de la Florida, para dirigir al M¨¢laga -un 6-0 al Madrid maquill¨® el descenso a segunda- y despu¨¦s al Deportivo, donde fue campe¨®n de la liguilla de permanencia en Primera. No hay trofeos que certifiquen el paso de HH por el Sevilla (1953-57), aunque s¨ª queda huella de su animadversi¨®n al Madrid: le elimin¨® enlas semifinales de la Copa 55, aunque cay¨® frente al Athletic.

El mismo final tuvo en Sevilla que en Madrid. Le declararon en rebeld¨ªa y se refugi¨® en el Os Belenenses hasta que Mir¨® Sans, presidente del Bar?a, pag¨® un mill¨®n de pesetas al club andaluz y 200.000 al portugu¨¦s para conseguir sus derechos. Lleg¨® en 1958 gan¨® dos Ligas frente al Madrid de Di St¨¦fano y le derrot¨® en la Copa en el Bernab¨¦u (24).

La conquista de dos t¨ªtulos no le libr¨® de otra salida tumultuosa, anunciada desde que prescindi¨® de Kubala por lento en los partidos de campo contrario, y foment¨® la fractura ente kubalistas y suaristas, defensores de Luis Su¨¢rez, que acabar¨ªa en el Inter de la mano de un HH que se hizo expulsar del Barca tras pasearse a hombros de sus seguidores por La Rambla y liderar el mot¨ªn de la, Berzosa, una aristocr¨¢tica finca en la que los azulgrana se amotinaron pidiendo m¨¢s dinero por jugar la Copa de Europa ante el Madrid.

N¨²?ez le repesc¨® en el curso 1979-80, para sustituir a Rif¨¦ y clasificar al Bar?a para la UEFA, y un a?o despu¨¦s, para ocupar el puesto de Kubala y ganar la Copa y perder la Liga, cuando el secuestro de Quini. Pese al paso del tiempo no perdi¨® su capacidad para reactivar a la plantilla y pasar a la historia como psic¨®logo del cuero.

Suyas son frases como "ganar sin bajar del autocar" o "se juega mejor con 10 que con 11". Ten¨ªa ingenio para motivar a los futbolistas y combatir al rival. Ilusionaba a cualquier equipo de la misma forma que pod¨ªa acabar quem¨¢ndole; no admit¨ªa otro liderazgo que el suyo; y era un pesetero. Genio y figura, siempre aterriz¨® como un mago y fue echado por brujo. No cre¨® escuela, porque nadie pudo copiarlo. Personal e intransferible.