"No hemos salido a¨²n de la zona de peligro"
Wim Duisenberg parec¨ªa destinado a ser el primer presidente del Banco Central Europeo (BCE) que ha de nacer la pr¨®xima primavera para entrar en pleno funcionamiento el 1 de enero de 1999. Pero los franceses le han echado un jarro de agua fr¨ªa al lanzar, con oscuros motivos que habr¨¢n de aclararse en los pr¨®ximos meses, a su propio candidato, Jean Claude Trichet. Pero Duisenberg, que el viernes estaba en Pamplona, no parece inmutarse. "No quiero hacer comentarios sobre esta cuesti¨®n", asegura a EL PA?S, pues "no est¨¢ a¨²n en la agenda, ni puede estarlo, porque, seg¨²n el tratado, despu¨¦s de que se tome la decisi¨®n sobre qu¨¦ pa¨ªses van a participar en la uni¨®n monetaria, los ministros de Finanzas tendr¨¢n que hacer una propuesta sobre el nombramiento del comit¨¦ ejecutivo [del BCE], incluido su presidente. Esta propuesta ser¨¢ enviada, para que den su parecer, al IME y al Parlamento Europeo, y unas semanas despu¨¦s los jefes de Es tado y de Gobierno tendr¨¢n que tomar una decisi¨®n".En la actualidad, como presidente del Instituto Monetario Europeo (IME), Duisenberg se centra en tres tareas principales: la finalizaci¨®n de los preparativos para que el futuro Banco Central Europeo sea operativo, incluidos los instrumentos monetarios que ahora son muy diferentes entre los distintos pa¨ªses; la preparaci¨®n del informe sobre la convergencia que ha de completar el IME en la ¨²ltima semana de marzo, y sobre cuya base tomar¨¢ su decisi¨®n el Consejo Europeo en el primer fin de semana de mayo pr¨®ximo, y, en tercer lugar, preparar la organizaci¨®n del BCE, que Duisenberg cree que ser¨¢ relativamente reducida, de unas quinientas personas en total (frente, por ejemplo, a las 18.000 que trabajan para el Bundesbank y sus oficinas regionales, el mayor de los bancos centrales europeos). Pero el BCE "tiene que estar en pie a mediados del a?o pr¨®ximo, pues necesita seis meses de rodaje para empezar el 1 de enero de 1999".
?Lograr¨¢ Espa?a un puesto en el centro neur¨¢lgico del BCE, en su comit¨¦ ejecutivo? "No lo s¨¦", contesta Duisenberg. "No es mi problema; aunque ser¨¢ un problema, pues el tratado prev¨¦ un m¨¢ximo de seis miembros y habr¨¢ 11 pa¨ªses. Seis quedar¨¢n satisfechos, y otros cinco, no".
Sin embargo, est¨¢ claro que la colocaci¨®n de Espa?a ha mejorado. Duisenberg no duda ahora en afirmar que ha quedado enterrada la idea de un Club Med (integrado por los pa¨ªses mediterr¨¢neos que se pensaba no entrar¨ªa en la moneda ¨²nica). El holand¨¦s estima que "el progreso espa?ol para el cumplimiento de los criterios de convergencia ha sido en los ¨²ltimos dos o tres a?os impresionante. Espa?a tiene ahora casi la inflaci¨®n m¨¢s baja de Europa, los tipos de inter¨¦s han bajado, la peseta no tiene ning¨²n tipo de problema y la situaci¨®n fiscal est¨¢ en l¨ªnea con los criterios". Duisenberg prev¨¦ que el comercio exterior espa?ol y el turismo se beneficiar¨¢n de la desaparicion de los tipos de cambio con el resto de Europa. Asegura que s¨®lo ve ventajas para Espa?a en la uni¨®n monetaria europea.
Su pa¨ªs [Holanda] parec¨ªa haber defendido hasta no hace mucho la idea de una uni¨®n monetaria limitada a unos pocos pa¨ªses. Duisenberg mismo ha mejorado mucho su perspectiva en un a?o: "Los esfuerzos hechos por casi todos los pa¨ªses para cumplir los criterios de convergencia resultan admirables. Aunque no estamos exentos de riesgos, no hemos salido a¨²n de la zona de peligro". Ve ahora en una uni¨®n amplia "muchas ventajas, siempre que la convergencia sea la adecuada, pues habr¨¢ as¨ª un ¨¢rea -un mercado de 300 millones de personas- en la que los tipos de carribios no constituir¨¢n una incertidumbre" para el comercio entre los pa¨ªses que la integren. "Cuanto mayor, mejor", afirma, anunciando, con el nacimiento del euro, "un empuje para toda la regi¨®n".
?Hay riesgos de inestabilidad en el periodo que media entre la decisi¨®n de mayo de 1998 y el 1 de enero siguiente en que arranca formalmente la tercera fase de la uni¨®n monetaria? "S¨ª", dice sin dudar, "hay riesgos. Aunque para entonces ya sabremos qu¨¦ pa¨ªses van a participar, no sabremos el tipo de cambio de las monedas nacionales respecto al euro". En efecto, siguiendo una propuesta del IME, los ministros de Finanzas han acordado ¨¢nunciar en mayo los tipos de cambio bilaterales, entre, por ejemplo, la peseta y el marco, o el flor¨ªn con el franco franc¨¦s, que se utilizar¨¢n el 31 de diciembre de 1998. "Tiene que ser un anuncio que los mercados se crean", precisa. Pero el tipo de cambio de, por ejemplo, la peseta con el euro habr¨¢ de esperar al final de 1998, pues, explica, el euro equivaldr¨¢ al ecu actual, y ¨¦ste es un cesto de divisas en el que participan monedas que no se van a integrar en el euro de momento, como la libra esterlina, que tiene un peso de un 10% en el ecu, con lo que ¨¦ste fluctuar¨¢ bajo la influencia de esas monedas out hasta su desaparici¨®n el 31 de diciembre de 1998. "No podemos, pues, anunciar el tipo de conversi¨®n al euro hasta el 31 de diciembre de l998", seg¨²n Duisenberg, para el cual, sin embargo, el anuncio anticipado de los tipos de cambio bilaterales puede tener un efecto estabilizador y contribuir a impedir los movimientos especulativos.
Duisenberg considera "admirable" que Europa haya logrado mantener la estabilidad de los tipos de cambio entre las monedas europeas a pesar de las crisis burs¨¢tiles que se han dado, partiendo de Asia y
pasando por Estados Unidos. Ahora bien, a la luz de este alboroto financiero mundial, rechaza, por "virtualmente imposible en la pr¨¢ctica", la idea de establecer controles a los movimientos de capitales en el mundo:"La tendencia de la ¨²ltima d¨¦cada es hacia la libertad total en los movimientos de capitales. Los pa¨ªses, unos tras otros, han ido levantando las restricciones que exist¨ªan al respecto. Retrasar el reloj ser¨ªa no s¨®lo imposible, sino nada deseable".
No ve la necesidad, para la moneda ¨²nica, de aumentar el presupuesto comunitario (cuyo l¨ªmite equivale a 1,27% del PIB de los Quince). Los estabilizadores autom¨¢ticos no existir¨¢n a escala europea, sino que estar¨¢n en los Estados, y de este modo "debe y puede preservarse la soberan¨ªa de los Estados miembros", asegura.
Dada la preocupaci¨®n espa?ola y de otros pa¨ªses de perder ingresos si no se reparten equitativamente los beneficios del BCE, Duisenberg opina que una parte quedar¨¢ en el Banco Central Europeo, pero la mayor parte se distribuir¨¢ entre los bancos centrales nacionales. Como buen banquero central que ha sido, y puede serlo a¨²n m¨¢s, defiende la independencia total del BCE prevista en el Tratado de Maastricht, pues "es bueno para alejar la pol¨ªtica monetaria de la influencia pol¨ªtica". Aunque rechaza el concepto de una autoridad pol¨ªtica que sirva de "contrapeso" al poder del BCE, s¨ª admite que ser¨¢n necesarias la coordinaci¨®n y la consulta entre el banco y los Gobiernos.
En todo caso, la presidencia del BCE va a ser un puesto clave. Porque, como indica este aspirante, "el euro ser¨¢ una divisa muy importante, la de 300 millones de habitantes, con intercambios exteriores [no contando el comercio entre pa¨ªses de la UEI equivalentes a un 10% del PIB de la Uni¨®n Europea", una proporci¨®n que para Estados Unidos es del 8% o para Jap¨®n del 9%.
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