Dos espa?oles quisieron acabar con Trotski antes que Mercader
Las purgas desencadenadas por Stalin dieron paradojicamente dos a?os m¨¢s de vida en M¨¦xico al l¨ªder de la IV Internacional
Le¨®n Trotski fue asesinado en M¨¦xico con un piolet en 1940. El autor del crimen fue Ram¨®n Mercader, que actuaba por orden de los servicios secretos sovi¨¦ticos. Pero ¨¦l y su familia no fueron los ¨²nicos espa?oles implicados en los planes de eliminar al l¨ªder de la IV Internacional. Nuevos documentos que se guardan en los archivos del Servicio Federal de Espionaje de Rusia (SFER) testimonian que antes de Mercader hubo por los menos dos espa?oles que desempe?aron un papel importante en la preparaci¨®n de otra operaci¨®n para asesinar a Trotski, una de las obsesiones del m¨¢ximo mandatario sovi¨¦tico, Y¨®sif Stalin.
La operaci¨®n que culmin¨® con la eliminaci¨®n de Trotski hab¨ªa comenzado a prepararse dos a?os antes, en 1938. Ram¨®n Mercader, que en 1937 habla aceptado trabajar para los servicios secretos sovi¨¦ticos, fue enviado a Francia bajo cobertura -como Jacques Mornard, ciudadano belga-, donde entr¨® en contacto con las organizaciones trotskistas. Paralelamente, el Kremlin envi¨® directamente a M¨¦xico, lugar donde ya resid¨ªa Trotski, a otros dos espa?oles.
"A disposici¨®n del NKVD [las siglas rusas del Comisariado del Pueblo de Asuntos Interiores] en Mosc¨² hab¨ªa un grupo de ex combatientes en la guerra [civil] de Espa?a. La elecci¨®n recay¨® en dos de ellos: Felipe y Mario, gente segura, comprobada. Ya en abril de 1938 zarparon en un barco sovi¨¦tico desde el puerto de Novoross¨ªisk a EE UU", cuenta Lev Vorobiov, veterano esp¨ªa ruso que ha tenido acceso a documentos secretos que se guardan en el SFER.
Felipe y Mario, una vez en Nueva York, establecieron contacto con el jefe de la red de esp¨ªas sovi¨¦ticos en Estados Unidos, que prepar¨® el viaje de ¨¦stos a M¨¦xico. Felipe parti¨® al vecino pa¨ªs en junio y unos meses despu¨¦s le sigui¨® su compa?ero. Los espa?oles, sin embargo, no alcanzaron a realizar ning¨²n atentado contra Trotski, que en esa oportunidad, parad¨®jicamente, fue salvado por las purgas estalinistas en Rusia. Porque en el oto?o de 1938 detuvieron en Mosc¨² a un grupo de altos funcionarios del servicio de espionaje, entre los que figuraban dos antiguos jefes de Felipe y Mario: Sergu¨¦i Spigelglas -vicejefe del 5? Departamento de la Direcci¨®n Principal de Seguridad Nacional (GUGB), que hab¨ªa organizado la comisi¨®n de servicio de los espa?oles- y Piotr Gutzeit, jefe de la red de esp¨ªas en Nueva York, que hab¨ªa trabajado con ellos en EE UU. Ambos funcionarios fueron acusados de trabajar para servicios secretos extranjeros. El problema era que, de ser cierta esta acusaci¨®n, no se pod¨ªa seguir confiando en los espa?oles enviados, a M¨¦xico. Como primera medida, Mosc¨² interrumpi¨® todo contacto con ellos, pero despu¨¦s les ordenaron regresar a la URSS. En junio de 1939, Felipe lleg¨® a Nueva York sin problemas, pero Mario no lo logr¨®: al cruzar la frontera estadounidense fue detenido al descubrirse que sus documentos eran falsos. Lograron que se le pusiera en libertad, pero fue expulsado a M¨¦xico.
En enero de 1949 Felipe lleg¨® a Mosc¨², donde inform¨® de que, junto con Mario, hab¨ªan comenzado a buscar gente para utilizarla en operaciones especiales y de que ten¨ªan buenos contactos con varios personajes influyentes de la izquierda, quienes a su vez contaban con amplias relaciones en diferentes medios, incluido el de la emigraci¨®n espa?ola. Dijo tambi¨¦n que ya hab¨ªan elaborado algunos bosquejos de un plan para eliminar a Trotski. Stalin hab¨ªa dado ¨®rdenes expresas de acabar con Trotski. La ¨²ltima ocasi¨®n en marzo de 1939, seg¨²n Vorobiov: en cumplimiento de esa disposici¨®n, el servicio de espionaje elabor¨® el plan Utka (que en ruso significa tanto pato como bulo), donde se dec¨ªa que el objetivo era liquidar a Utka por cualquier medio: "Envenenamiento del alimento o del agua, explosi¨®n en la casa, explosi¨®n en el coche; golpe directo: estrangulamiento, pu?al, golpe en la cabeza, disparo. Es posible un ataque de un grupo armado", dice el documento citado por Vorobiov.
Como organizador y dirigente de la operaci¨®n en M¨¦xico figura Tom, cuyo verdadero nombre es Na¨²m Eitingon, que a la saz¨®n ten¨ªa 40 a?os. De origen jud¨ªo -como Trotski-, milit¨® primero en el Partido Socialista Revolucionario y despu¨¦s, a partir de 1919, ingres¨® en el partido comunista. Al a?o siguiente entr¨® en la Cheka -que despu¨¦s ser¨ªa conocida con otras siglas: GPU, NKVD, KGB-; su trabajo en el servicio de espionaje comienza en 1927, viaja a China, Francia, Alemania y Espa?a. En Espa?a permaneci¨® de 1936 a 1939, como vicejefe y despu¨¦s jefe de la red de espionaje sovi¨¦tico. Tom obtuvo en Par¨ªs un pasaporte iraqu¨ª aut¨¦ntico con el que viaj¨® a EE UU. En octubre lleg¨® a Nueva York y al mes siguiente viaj¨® a M¨¦xico.
Felipe, en Mosc¨², recibe la orden de regresar a Am¨¦rica. A mediados de febrero ya est¨¢ en Nueva York y desde EE UU pasa nuevamente a M¨¦xico, donde toma contacto con Tom. Lo que sucedi¨® en los meses siguientes es bien conocido: Tom, viendo que Mercader ten¨ªa dificultades para ganarse la confianza de Trotski, se decide a organizar un ataque contra la mansi¨®n del l¨ªder revolucionario. La noche del 23 al 24 de mayo de 1940, una veintena de hombres asalt¨® la casa de Coyoac¨¢n dirigidos, como se sabr¨¢ m¨¢s tarde, por el pintor David Alfaro Siqueiros. Pero los atacantes no lograron su cometido: Trotski, tendido en el suelo con su esposa, sali¨® ileso de la lluvia de balas que dispararon contra su dormitorio.
El general Leandro S¨¢nchez Salazar, jefe del servicio secreto mexicano en el momento del ataque y el encargado de investigarlo, siempre estuvo seguro de que Robert Sheldon, que abri¨® la puerta a los atacantes, era un c¨®mplice de los enviados por Stalin, pero Trotski nunca crey¨® que el joven estadounidense fuera un infiltrado. Se equivocaba el revolucionario y ten¨ªa raz¨®n el polic¨ªa: Sheldon era un agente de los sovi¨¦ticos.
"Durante la operaci¨®n qued¨® claro que Sheldon era un traidor. Abri¨® la puerta, pero en la habitaci¨®n a la que condujo a los que participaban en el ataque no estaba ni el archivo ni el mismo Trotski. Y cuando los atacantes abrieron fuego, Sheldon les dijo que si lo hubiera sabido ¨¦l nunca hubiera aceptado participar en este asunto. Esta conducta sirvi¨® de base para tomar la decisi¨®n de liquidarle. Fue asesinado por mexicanos", dijo Eitingon en marzo de 1954, durante los interrogatorios a los que se le someti¨® despu¨¦s de ser detenido durante la purga estaliniana de turno. Vorobiov cita estas declaraciones en el art¨ªculo Operaci¨®n Utka, publicado en el tercer tomo de los Ensayos de la historia del servicio de espionaje exterior ruso y, seg¨²n declar¨® a EL PA?S, es la primera vez que el Kremlin reconoce que Sheldon era uno de sus agentes. En la correspondencia secreta rusa figuraba como Amur (Cupido), y hab¨ªa sido reclutado en Nueva York y enviado a M¨¦xico especialmente para infiltrarse en la mansi¨®n de Trotski, convertida en una verdadera fortaleza.
S¨¢nchez Salazar comprend¨ªa que el verdadero organizador no era Siqueiros, y aunque no lleg¨® a o¨ªr nada de Tom, s¨ª le llegaron datos fragmentarios de Felipe, el "jud¨ªo franc¨¦s" del que sospechaba, con raz¨®n, que era uno de los organizadores del ataque. El apodo es correcto, pero Felipe, cuya identidad sigue siendo secreta, no era ni jud¨ªo ni franc¨¦s, sino espa?ol.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.