Progreso pol¨ªtico
LAS ELECCIONES a la C¨¢mara baja celebradas en Marruecos han supuesto una interesante apertura pol¨ªtica que puede abrir el camino a la alternancia, con la participaci¨®n de la oposici¨®n en el poder ejecutivo. En todo caso, los resultados pueden canalizar hacia el Parlamento unas luchas que antes se dimir¨ªan en otras esferas o incluso en la calle. Esta novedad debe ser bien venida, pues facilita el juego institucional y la eventual estabilidad del sistema para el d¨ªa en el que falte Hassan II, quien hoy por hoy sigue siendo el aut¨¦ntico centro del poder.Los resultados electorales se reparten casi por igual entre tres bloques distintos: 102 esca?os para la oposici¨®n de centro-izquierda; 100 para la mayor¨ªa saliente de derechas, que encaja as¨ª una clara derrota, y 97 para el centro-derecha. Otros partidos se reparten los 26 esca?os restantes. No hay, pues, una clara mayor¨ªa, aunque sin duda los socialistas estar¨¢n satisfechos de haberse convertido, con 57 esca?os, en el primer partido de Marruecos y haber concentrado en su entorno lo que es una clara voluntad popular de cambio.
Ahora bien, antes de que esta voluntad tenga una clara traducci¨®n en el Gobierno, deber¨¢ elegirse, el 5 de diciembre por sufragio indirecto, la nueva C¨¢mara alta o Senado, lo que puede ir en detrimento de la actual oposici¨®n. Una vez constituidas las dos C¨¢maras, el rey sacar¨¢ sus conclusiones sobre la "mayor¨ªa parlamentaria" para nombrar a un primer ministro. No obstante, con estos resultados, y los esfuerzos de los socialistas en la anterior legislatura, todo indica que el Parlamento en Marruecos dejar¨¢ de ser una instituci¨®n-decorado para pasar a tener una incidencia real como centro del debate pol¨ªtico.
En la C¨¢mara baja estar¨¢n representados los islamistas a trav¨¦s del moderado MPCD (Movimiento Popular Constitucional Democr¨¢tico). Es la primera vez que se les ha autorizado a presentarse en elecciones, y han obtenido nueve esca?os pese a haberse presentado -s¨®lo en los barrios perif¨¦ricos de las grandes ciudades, donde en numerosas ocasiones han llegado en primer o segundo lugar. Significativamente, han anunciado que se centrar¨¢n en la lucha por la 'justicia social". El r¨¦gimen marroqu¨ª intenta una apertura controlada al islamismo pol¨ªtico en su versi¨®n suave. La participaci¨®n de ¨¦ste en la vida parlamentaria puede servir para enmarcar su protesta social en el debate Pol¨ªtico.
Marruecos parece entrar as¨ª en una fase de institucionalizaci¨®n de un mayor grado de pluralismo pol¨ªtico, cuyo dise?o hay que comparar en primer lugar no con las democracias m¨¢s avanzadas de Europa, sino con los pa¨ªses de su entorno. Pese a todos sus lados oscuros, desde las mafias pol¨ªticas a la corrupci¨®n, pasando por el hecho de que ni siquiera ha votado uno de cada dos censados y los posibles fraudes sobre todo en las zonas rurales, el sistema pol¨ªtico marroqu¨ª se est¨¢ modernizando.
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