?Qu¨¦ es eso del cristianismo?
La verdad es que cada vez se sabe menos lo que es el cristianismo; y no poco se debe a esos malhadados libritos que se llaman catecismos, producto a veces de una incomprensible teolog¨ªa desfasada y abstracta que poco tiene que ver con el Evangelio. Hace poco, un pensador apartado del catolicismo como el profesor Antonio Elorza le daba una lecci¨®n en este peri¨®dico de lo que era el cristianismo nada menos que a un obispo, monse?or Seti¨¦n. En nuestro pa¨ªs est¨¢ generalizada la ignorancia supina sobre el cristianismo, de modo que algunos que se apartaron de la Iglesia se creen que no son cristianos, y a lo mejor son m¨¢s seguidores del Evangelio que muchos que llevan el marchamo de cat¨®licos.En Italia, hace unos a?os se escandalizaba el director del peri¨®dico comunista L'Unit¨¢ porque se sal¨ªa de la escuela, en un pa¨ªs cat¨®lico como ¨¦se, sin haber le¨ªdo la Biblia, y dec¨ªa que todos deb¨ªan conocerla, porque ,les un patrimonio de la humanidad, y est¨¢ en los or¨ªgenes de nuestra civilizaci¨®n". ?Y qu¨¦ hizo entonces el peri¨®dico comunista?: distribuy¨® entre sus lectores la Biblia en fasc¨ªculos, para compensar el fallo escolar. Pero durante siglos hemos llegado a tener prohibida la lectura de la Biblia por estar sus traducciones incluidas en el ¨ªndice de Libros Prohibidos. Lectura que fue sustituida por la nefasta Historia Sagrada, que desvirtuaba cantidad de hechos y ense?anzas de ese libro sagrado de las tres religiones: juda¨ªsmo, cristianismo e islamismo.
Y no para ah¨ª la cosa: en una encuesta reciente a pastores anglicanos, hecha por The Sunday Times, sali¨® a relucir que s¨®lo el 34% sab¨ªa decir los 10 mandamientos de la Ley de Dios completos. Y, si leemos las encuestas fiables que hacen en Espa?a reconocidos soci¨®logos, aprenderemos la confusi¨®n que existe en las contestaciones religiosas de los cat¨®licos espa?oles.
Deb¨ªamos preguntarnos entonces: ?de qu¨¦ sirvi¨® la ense?anza cat¨®lica obligatoria, como una de las tres mar¨ªas del tiempo franquista, que ahora querr¨ªan resurgir en la ense?anza religiosa los obispos?
Un gran pedagogo de la religi¨®n Jos¨¦ Bada dec¨ªa: "La ense?anza de la religi¨®n es necesaria en la escuela, siempre y cuando se entienda como informaci¨®n, no como catecismo; ( ... ) y nos decidimos por una ense?anza cr¨ªtica de la religi¨®n en centros docentes". La raz¨®n siempre ser¨ªa la misma del director del peri¨®dico L'Unit¨¢, no comprender¨ªamos nada de nuestra cultura, arte, literatura y pensamiento del Siglo de Oro espa?ol si no sabemos la clave religiosa de lo que representa ese mundo cultural que tanto atra¨ªa, lo mismo a Aza?a que a Fernando de los R¨ªos, en tiempos de la II Rep¨²blica. Aqu¨¦l, en su famoso discurso de octubre de 1931 a las Cortes Constituyentes, en una memorable intervenci¨®n que todos deb¨ªamos leer, y De los R¨ªos, en su obra sobre nuestros inteligentes te¨®logos-juristas del XVI, que ten¨ªan un pensamiento tan abierto y hoy no conocen los cat¨®licos.
?Cu¨¢l es, a pesar de que nunca nos lo dijeron en los manuales de religi¨®n, la clave del cristiano?: el uso de la propia raz¨®n. Como dicen a una santo Tom¨¢s en su Suma de teolog¨ªa (141, 19, 5), llegando a asegurar que, por seguir su conciencia cierta, el cristiano debe exponerse a que le expulsen de la Iglesia (in IV Sent), lo mismo que san Agust¨ªn, que asegura que aun hombres buenos son expulsados de la Iglesia, siempre por lo mismo: por seguir su conciencia (De vera relig.). As¨ª, Loisy, el gran biblista, a principios de siglo fue echado de la Iglesia; el inteligente y profundo renovador jesuita Tyrell, lo mismo; Le Roy, el fil¨®sofo de la religi¨®n y gran cient¨ªfico no se sali¨®, pero fue execrado por sus obras tan inteligentes que hoy se leen con delicia tras el Concilio Vaticano II, seg¨²n asegura ba extra?ado el cardenal Suenens durante el mismo: el fil¨®sofo Henri Dum¨¦ry abandon¨®, cansado de prohibiciones, el catolicismo, y se refugi¨® en su c¨¢tedra del m¨¢s alto nivel intelectual que es el Coll¨¦ge de France; Haering, el mejor moralista cat¨®lico de este siglo, recibi¨® los m¨¢s bochornosos ataques del ex Santo Oficio, y sigui¨® en sus posturas sin doblegarse; y ahora Leonardo Boff, salido de la orden franciscana y del sacerdocio, ha llegado a decir: "He recibido una formaci¨®n cat¨®lica, pero no estoy interesado por el catolicismo en cuanto tal, a m¨ª me preocupa ante todo el fen¨®meno cristiano que agrupa numerosas designaciones: cat¨®licos, protestantes, baptistas" (Conversaciones con Chr. Dutilleux).
?D¨®nde est¨¢ entonces la esencia cristiana?: s¨®lo en la figura de Jes¨²s, de la cual sabemos poco, pero lo suficiente para atraernos y seguir sus excelentes consejos, le¨ªdos directamente en el Evangelio de Marcos, el m¨¢s antiguo y pr¨®ximo a Jes¨²s. Nietzsche resum¨ªa su mensaje as¨ª: no se dice en ¨¦l 'no' a nada, se dice 's¨ª' a todo; actitud que Jes¨²s llama amor, seg¨²n analiza Jaspers en Nietzsche y el cristianismo. Pero el Evangelio es un libro oriental, y hay que aprender a leerlo como lo que viene de otra cultura muy distinta de la occidental, que desgraciadamente es con la que se ha interpretado casi siempre. Tendr¨ªamos que deshelenizar el cristianismo que nos han ense?ado, y padecemos, como dec¨ªa en los primeros siglos san Basilio, el "mal hel¨¦nico", tan. expreso en nuestros Credos que habr¨ªa que renovar.
El occidental perdi¨® la costumbre de considerar al hombre principalmente como un ser simb¨®lico (Mircea Eliade), y todo lo queremos hacer abstracto, general y deshumanizado (Levinas); pero la Biblia es al rev¨¦s, es como Las mil y una noches o la Bhagavad Gita, una especie de cuento de hadas, lleno de significado profundamente humano, tal y como somos los hombres y mujeres reales. Jes¨²s ense?¨® s¨®lo por medio de par¨¢bolas, pero nosotros queremos enmendarle la plana, y construir esos catecismos que son peque?os trataditos de teolog¨ªa de ¨ªnfima categor¨ªa porque es obsoleta. Y de este modo los dogmas descarnados y abstractos vienen a malsustituir a las ense?anzas tan humanas y sencillas de Marcos, Lucas y Mateo, si entendemos sus paradojas imaginativas, su poes¨ªa y su habla popular oriental. Para entender toda la Biblia, recomendar¨ªa -por eso- el libro del psicoanalista Bettelheim Psicoan¨¢lisis de los cuentos de hadas, y el de M. Eliade Mito y realidad.
As¨ª aprender¨ªamos que los dogmas "vienen a reducirse al amor con que Dios nos ama, y con que est¨¢ reclamando nuestro amor", dec¨ªa el gran biblista cat¨®lico de principios de siglo N. Prado. Son im¨¢genes vitales, y no las abstracciones que se definieron en el medievo. Y de esta manera el cristianismo aut¨¦ntico resultar¨ªa una fuerza interior que compromete con las injusticias que padecen los dem¨¢s, sin enclaustrarse en uno mismo.
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