Un loco entra?able

Por muy detenidamente que se repase la escena de la m¨²sica popular no surge ning¨²n nombre comparable a Georgie Fame. A sus 57 a?os, el brit¨¢nico sigue tom¨¢ndose su profesi¨®n con absoluta jovialidad y campechan¨ªa. Tiene curr¨ªculo sobrado pero prefiere adoptar la actitud del antidivo y disfrutar a fondo su simp¨¢tico anarquismo musical. Pertenece a una generaci¨®n de gloriosos ecl¨¦cticos, divididos entre el -blues, el rock y el jazz. Puede que tenga poquita voz, pero la utiliza con gracia irresistible y total naturalidad, y toca los teclados con un candor de eterno aprendiz.Luego resulta que Fame es lo m¨¢s profesional del mundo. Hubo que alquilarle uno de los dos ¨²nicos modelos que existen en Espa?a del B3 de ¨®rgano Hammond, legendario mamotreto que funciona a v¨¢lvulas y que para muchos todav¨ªa tiene el timbre m¨¢s fino y sabroso del mercado. Desde ese teclado hist¨®rico tambi¨¦n puso en su voz la divertida dejadez de quien sabe que no es negro y que nunca podr¨¢ cantar el blues como ellos. Con todo, su desma?ado estilo vocal result¨® siempre deliciosamente armonioso y atractivo.

Se trajo una banda estupenda encabezada por Alan Skidmore. El saxofonista hizo casi todos los solos de inter¨¦s, aunque tambi¨¦n el guitarrista Tristan Powell, hijo de Fame, demostr¨® suscribir las ideas de su padre. Sonny Rollins, John Coltrane y John Lee Hooker fueron algunos de los nombres que Fame pronunci¨® intercalados en un repertorio variado y amigable compuesto por piezas propias y ajenas. Fame tambi¨¦n tuvo el detalle de citar a Tete Montoliu en una noche l¨²dica, desmitificadora y hasta felizmente surrealista.