Cuatro d¨¦cadas de investigaci¨®n sobre Espa?a

Nacido en Texas, en el suroeste de Estados Unidos, la zona m¨¢s hisp¨¢nica de aquel inmenso pa¨ªs, el entonces estudiante Stanley G. Payne se sinti¨® fascinado por una tierra tan ex¨®tica como la Espa?a de los a?os cincuenta. Lo que m¨¢s le sorprendi¨® en su primer viaje en 1958 fue la hospitalidad, el trato amable y abierto de los espa?oles, que le permitieron investigar en la historia oral de aquello que luego derivar¨ªa en una de las grandes pasiones de su vida: el estudio de la Espa?a contempor¨¢nea."Tuve adem¨¢s el privilegio de conocer el pa¨ªs en los a?os cincuenta cuando todav¨ªa no se hab¨ªan producido los colosales cambios de las d¨¦cadas de los sesenta y los setenta. No cabe duda de que Espa?a ha cambiado m¨¢s, proporcionalmente, en los ¨²ltimos 40 a?os que Estados Unidos". Desde aquella visita Payne ha vuelto muchas veces a un pa¨ªs que ya se ha convertido en un objeto de estudio. Hoy sigue la actualidad pol¨ªtica y las novedades historiogr¨¢ficas a trav¨¦s de libros y de revistas.

Con 15 libros en su haber y m¨¢s de un centenar de art¨ªculos, Stanley G. Payne alcanz¨® prestigio y popularidad entre la gente interesada por los ensayos hist¨®ricos con t¨ªtulos como El r¨¦gimen de Franco, Historia del fascismo y El primer franquismo (1939-1959).

El profesor estadounidense de la Universidad de Wisconsin no se sorprende de que un alto porcentaje de estudiosos de la Espa?a del siglo XX sea extranjero, especialmente anglosajones. "Se trata de una cuesti¨®n generacional", comenta, "porque en la ¨¦poca en que muchos nos interesamos por la guerra civil y el franquismo los historiadores espa?oles serios y objetivos no pod¨ªan publicar sus trabajos. Las facilidades que yo tuve para recoger testimonios en este pa¨ªs, lo que hoy se conoce como historia oral, no estaban al alcance de los historiadores que viv¨ªan aqu¨ª. Los que marcharon al exilio tampoco dispon¨ªan de posibilidades de investigar y de acercarse con rigor a ese periodo".

Esa fiebre por la convulsa Espa?a de este siglo ya ha remitido, al menos en Estados Unidos. Payne indica que las nuevas generaciones de historiadores demuestran m¨¢s inter¨¦s en la actualidad por el siglo XVI, espa?ol.