Ficci¨®n cient¨ªfica a la italiana

A pesar de haber dirigido 10 pel¨ªculas en los ¨²ltimos 15 a?os, el italiano Gabriele Salvatores es casi un perfecto desconocido en Espa?a. De su producci¨®n tan s¨®lo se ha estrenado Mediterr¨¢neo (1991), gracias a ganar el Oscar destinado a la pel¨ªcula de habla no inglesa. A pesar de que su cine tiene un inter¨¦s muy relativo, sus producciones son un peculiar reflejo de la dura realidad italiana de los ¨²ltimos tiempos.Amante de los t¨ªtulos cortos -Marrakesch express (1989), Turn¨¦ (1990), Puerto escondido (1992), Sud (1993)-, las pel¨ªculas de Salvatores plantean el mismo tema de muy diferentes maneras. El viaje con forma de escape de la realidad cotidiana, algo que plantean tanto los personajes como el propio director, la huida al extranjero para olvidar la vida italiana.

En Nirvana, una vez m¨¢s, vuelve a plantear el mismo problema, pero en esta ocasi¨®n sus personajes se han ido mucho m¨¢s lejos. El viaje lo realizan por un pa¨ªs imaginario y en un futuro cercano, pero la destrucci¨®n que tratan de conseguir, la m¨¢xima de alguno de sus personajes de que m¨¢s vale no existir que vivir como vive, es un reflejo indirecto de la realidad italiana.

Sin embargo, Gabriele Salvatores no consigue sus objetivos y, al igual que ocurre con la mayor¨ªa de las pel¨ªculas norteamericanas de ficci¨®n cient¨ªfica, Nirvana parece m¨¢s el muestrario de los grandes avances realizados por el cine italiano en el terreno de los efectos especiales que cualquier otra cosa. Dentro de este terreno, Christopher Lambert y Diego Abatantuono, el actor m¨¢s caracter¨ªstico de Salvatores, tambi¨¦n aparecen prisioneros de sus elementales personajes y de los dise?os creados por Jean Carlo Basili.