Tres asesinatos y ninguna explicaci¨®n
Nerva tiene miedo tras morir a estacazos un sexagenario, su sobrino y un chatarrero en dos d¨ªas
Los vecinos de Nerva no sab¨ªan como sacudirse el sambenito del vertedero. El pueblo est¨¢ en Huelva, casi en la frontera con Sevilla, tiene 7.000 habitantes y hasta el domingo pasado s¨®lo sal¨ªa en los peri¨®dicos a cuento del dep¨®sito de residuos t¨®xicos y peligrosos que le est¨¢n construyendo a menos de dos kil¨®metros de su plaza. Las cosas han cambiado por fin: en s¨®lo dos d¨ªas, tres personas han muerto en el pueblo con la cabeza reventada a golpes. Ya nadie tiene miedo a la basura t¨®xica. Ahora la gente tiene miedo, sin m¨¢s."Ojal¨¢ me equivoque, pero creo que antes de que acabe la semana habr¨¢ m¨¢s muertos; alguien est¨¢ quit¨¢ndose de en medio a cierta gente", dice un vecino muy pr¨®ximo a la casa de la ¨²ltima v¨ªctima. No quiere dar su nombre. Ayer, nadie quer¨ªa dar su nombre en Nerva. Quiz¨¢ no sea m¨¢s que psicosis.
El pasado domingo, F¨¦lix Cabanas, de 35 a?os, y su t¨ªo ?ngel G¨®mez, de 65, fueron hallados muertos a estacazos en la cabeza en la finca donde trabajaban, en las afueras del pueblo. Nadie se explica ese doble crimen. Un tendero del pueblo, amigo ¨ªntimo de ?ngel G¨®mez, narraba ayer: "?ngel estuvo 20 a?os trabajando en Suiza, en f¨¢bricas de cemento y de cromados. Fui yo quien lo llev¨¦ all¨ª, estuvimos juntos. Nunca se meti¨® en nada sucio, odiaba las drogas y a la gente que trapicheaba con drogas. Lo que le ha pasado a ¨¦l y a su sobrino no se puede entender por ning¨²n lado". La Guardia Civil manejaba la hip¨®tesis del robo para explicar el doble crimen.
Pero en la madrugada de ayer apareci¨® otro hombre muerto con la cabeza destrozada a golpes. Manuel L¨®pez Ferrer se llamaba. Ten¨ªa 43 a?os, y era el ¨²nico chatarrero de Nerva. Su vivienda, que tambi¨¦n hac¨ªa las veces de almac¨¦n de quincalla, est¨¢ en la calle de P¨¦rez Gald¨®s 23: literalmente, la ¨²ltima casa del pueblo. M¨¢s all¨¢, s¨®lo hay chumberas, eucaliptos y explotaciones mineras. Su cad¨¢ver lo encontr¨® entre la chatarra Luis, el menor de sus tres hijos, de 8 a?os.
Todo el mundo habla bien de los dos primeros muertos. Nadie habla bien del tercero. Su cu?ado, que andaba ayer por los aleda?os de la casa del asesinado, precintada por la Guardia Civil, comentaba: "Lo he o¨ªdo por la radio; dijeron que un chatarrero hab¨ªa muerto, y no hay otro chatarrero en Nerva; si no es por eso, ni me hubiera enterado; estaba peleado con ¨¦l, no nos habl¨¢bamos desde hac¨ªa muchos a?os".
Los vecinos del muerto contaban en voz baja: "Ese tipo, Manuel, no hablaba nunca con nadie, se llevaba mal con todo el mundo. Se dedicaba a comprar y vender chatarra, y yo creo que tambi¨¦n otras cosas. Por su casa se ve¨ªa gente muy rara. Ven¨ªan de fuera, no eran de Nerva. Algunos ven¨ªan de barrios marginales de Sevilla, de las Tres Mil Viviendas. Todo eso ol¨ªa mal".
La juez de Valverde del Camino, que est¨¢ encargada del caso, ha decretado el secreto del sumario, y las fuerzas de seguridad no hablan para no reventar sus pistas. Pese a ello, fuentes de la investigaci¨®n se?alan que, en principio, no consideran que los dos cr¨ªmenes est¨¦n vinculados. Admiten, sin embargo, que los asesinatos comparten una "inusitada violencia". Est¨¢n estudiando tres posibles hip¨®tesis, y esperan tener resultados esta misma ma?ana.
La esposa del chatarrero, que trabaja como limpiadora en el turno de noche en el hospital de Riotinto, no estaba para muchos comentarios cuando sali¨® ayer de su casa. Atin¨® a decir que todo hab¨ªa sido horrible, y que los chavales estaban bien. Manuel L¨®pez no dorm¨ªa con su esposa. Hace s¨®lo cuatro meses que hab¨ªa vuelto a casa, despu¨¦s de convivir durante un a?o con otra mujer, con la que hab¨ªa tenido otro ni?o.
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