El Atl¨¦tico sigue en una fase gris
Un penalti y la salida tard¨ªa de Ortega salvan a los rojiblancos ante el Valencia
Dice el resultado que el Atl¨¦tico sali¨® del bache. Pero no. Conquist¨® una victoria trabajada ante el Valencia con el mismo juego gris de los ¨²ltimos d¨ªas, con similar escasez de ideas, con parecida inseguridad en s¨ª mismo Sufri¨®, lo pas¨® mal y dej¨® la alarma a¨²n encendida. El encuentro se movi¨® por donde quer¨ªa el Valencia, que tard¨® en darse cuenta de que son, los buenos futbolistas los que rompen la mayor¨ªa de las citas, tambi¨¦n aquellas, como la de ayer, que s¨¦ pretenden ganar antes corriendo que jugando. Ranieri no sac¨® al c¨¦sped a Ariel Ortega hasta la segunda parte y lo pag¨®.El t¨¦cnico italiano dio un aire totalmente f¨ªsico al Valencia. Retir¨® de la alineaci¨®n todo aquello que oliera a toque, a manejo de bal¨®n, y la llen¨® de atletas. Ya no es que se quedara en casa Romario, es que Ortega pasaba fr¨ªo en el banquillo. El Valencia intent¨® buscarse la vida en el Calder¨®n a partir de la pelea constante y de un modelo t¨¢ctico muy a lo Espanyol -el ¨²nico equipo que ha conseguido ganar al Atl¨¦tico por estas tierras hasta ahora-, es decir, tratando de ahogar a los rojiblancos, en su salida con una presi¨®n individual que afectaba tanto al portador del bal¨®n como a los posibles receptores.
Contra este tipo de entramados el mejor ant¨ªdoto es separar a la gente y arriesgar- un regate, que, dada la aceleraci¨®n con la que te llega el rival, tampoco resulta demasiado complicado. Si el quiebro triunfa, la jugada va saliendo sola: de manera escalonada van 'surgiendo huecos, y ,compa?eros desmarcados. Eso hizo el Atl¨¦tico media docena de veces y le sali¨® bien. Pero Piojo L¨®pez dio el primer susto (cuando el regate inicial, no sale el peligro es verdadero) y los rojiblancos ya no dejaron de temblar. Nadie se atrevi¨® ya por esa v¨ªa: se buscaron soluciones m¨¢s c¨®modas pero menos efectivas y el Valencia sali¨® triunfante. Siempre aparec¨ªa una pierna, especialmente la de Mendieta, para recuperar la pelota.
El Atl¨¦tico se reencontr¨® con su fragilidad. Ya no es el conjunto de comienzos de Liga. Se ha ido deshaciendo poco a poco, paso a paso, l¨ªnea a l¨ªnea. Empez¨® por sentir agujeros en defensa y sus problemas han ido extendi¨¦ndose a todos los rincones del equipo. Parece cansado, agotado. Ha perdido tanta claridad como autoconfianza. Y ya queda muy poco de aquel todos a una de principios de curso.
Los problemas del Atl¨¦tico se recrudecieron, parad¨®jicamente, tras encontrarse con el primer gol: un regalo de Soria que la electricidad de Juninho y el oportunismo de Bogdanovic convirtieron en oro. Se tir¨® atr¨¢s el Atl¨¦tico a partir del 1-0 y entreg¨® el bal¨®n al Valencia, a la espera de uno de sus mortales contragolpes. Su actitud no pas¨® mayores gracias al rival, que, castigado por el perfil de su alineaci¨®n, no supo qu¨¦ hacer con la pelota. Los asistentes de Jap¨®n Sevilla, enfrascados en una competici¨®n por sancionar fueras de juego d¨¦ todos los colores, se encargaron de afear m¨¢s la contienda.
Hasta que, tras el descanso, apareci¨® Ortega y se invent¨® otro partido. Su sola presencia, su extraordinaria relaci¨®n con la pelota, transform¨® al Valencia. Cada intervenci¨®n del Burrito puso un nudo en la garganta del Atl¨¦tico.. De las botas del argentino, en un pase sublime al primer toque con el exterior del pie, lleg¨® el empate.
Estaba herido el Atl¨¦tico. Tanto, que Antic se vio obligado a reconstruir un conjunto a la defensiva. Para ayudar a bloquear el juego entre l¨ªneas del Burrito meti¨® a Bejbl y retir¨® a Lard¨ªn (lo que le cost¨® su primera gran pitada en el Calder¨®n). Y justo cuando peor color ten¨ªa el Atl¨¦tico, Jap¨®n Sevilla sancion¨® un penalti redentor. Probablemente lo fue, pero de producirse en la acera contraria Gil habr¨ªa hablado de conspiraci¨®n. Juninho puso por del ante a los suyos en el mejor momento posible.
El Atl¨¦tico se despert¨®, sobre todo porque Kiko decidi¨® atarse los machos, y el encuentro se volvi¨® trepidante. Gir¨® hacia un ritmo tan fren¨¦tico que, aunque no gener¨® sobrecarga de ocasiones, s¨ª dio la sensaci¨®n de que pod¨ªa vencerse hac¨ªa cualquier lado. Y lo hizo, porque as¨ª quiso Kiko, hacia el del Atl¨¦tico: un reverso insospechado, gol de Pantic y asunto resuelto.
La jornada, gracias a los pinchazos ajenos, dej¨® al Atl¨¦tico con cara de triunfador. Rompi¨® su bache de resultados y peg¨® un salto hacia la cabeza de la tabla. Pero el juego de los rojiblancos conserv¨® el mal sabor dejos ¨²ltimos d¨ªas. La noche acab¨® peor para, el Valencia, que se. sinti¨® con argumentos suficientes para reclamar un mejor desenlace. Por eso se fue del Calder¨®n maldiciendo el dichoso penalti y pregunt¨¢ndose por qu¨¦ demonios Ariel Ortega no habr¨ªa salido antes.
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