El Rayo se hace un l¨ªo
El Logro?¨¦s roz¨® el empate y On¨¦simo fall¨® otro penalti
Se li¨® el Rayo. No pudo soportar que tres de sus hombres cayeran lesionados en progresi¨®n aritm¨¦tica y recul¨® con un descaro impropio del l¨ªder. A la cueva se fue, a refugiarse de los embates de un Logro?¨¦s que tampoco es que creyera demasiado en la causa. Acab¨® el Rayo pidiendo la hora. Suplic¨¢ndola., Y fallando un penalti, como es costumbre.Hubo un nombre propio: Iv¨¢n Rosado. Se le mir¨® con lupa y regal¨® varios de los detalles m¨¢s llamativos del choque. Tiene algo este jugador. Posiblemente, inteligencia. Particip¨® activamente en todas las andanadas del Rayo, goles incluidos. Apareci¨® cu¨¢ndo y d¨®nde deb¨ªa y lo ilumin¨® todo con una jugada en la que enganch¨® dos t¨²neles consecutivos.
Rosado se sinti¨® acompa?ado, a ratos, por On¨¦sirno, que entre protesta y protesta tuvo tiempo para amagar por aqu¨ª y largarse por all¨¢. Y otra vez lo mismo. Y un regate que sale, y otro que no. Y otra vez lo mismo. Conect¨® en dos ocasiones con Ezequiel y el Logro?¨¦s supo que jugaba contra el l¨ªder.Anda sobrado Ezequiel. Ortuondo le da libertad y ¨¦l pone todo lo dem¨¢s: el talento, la visi¨®n, la llegada, la sorpresa. El f¨²tbol, en una palabra. Aunque a la media hora abandonara la nave, lesionado, el Rayo sigui¨® entero, mientras el Logro?¨¦s, ahogado en su angustia, era incapaz de sacar partido a su loable pretensi¨®n, s¨®lo pretensi¨®n, de jugar bien al f¨²tbol.
En una furiosa arrancada de Est¨ªbariz, otro de los iluminados, naci¨® el segundo gol. Pero ¨¦l y Alc¨¢zar se lesionaron. Comenz¨® entonces a sangrar el Rayo en el mediocampo. Y avis¨® el Logro?¨¦s con un disparo a la cruceta. Marc¨® Cassiano, el mejor de los riojanos, y el Rayo se vio atropellado. No corr¨ªa el reloj. En el minuto 90 Aizkorreta derrib¨® a On¨¦simo y el penalti, lejos de aliviar el sufrimiento, lo multiplic¨®. Al Rayo no deber¨ªan se?alarle m¨¢s penaltis. Ya ha fallado cuatro. No necesita que nadie le obligue a liarse. Lo hace solo.
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