Yeltsin pide cuentas a sus ministros por los sueldos que no llegan al pueblo
Es probable que la cabeza pol¨ªtica de Anatoli Chub¨¢is termine por rodar, como exige la oposici¨®n comunista y nacionalista, pero el presidente ruso, Bor¨ªs Yeltsin, dej¨® ayer muy claro que no ser¨¢ de forma inmediata. "No prescindir¨¦ de ¨¦l, la decisi¨®n ya est¨¢ tomada", asegur¨® tras reunirse en el Kremlin con quien hasta hace poco era su mano derecha y que a¨²n conserva su puesto de vicejefe de Gobierno. Yelsin convoc¨® a sus ministros a una reuni¨®n "muy seria", el lunes en el Kremlin, para rendirle cuentas sobre el impago de los salarios atrasados a sectores de la poblaci¨®n.
El esc¨¢ndalo que ha costado el ministerio clave de Finanzas al jefe de filas de los reformistas radicales es, para el presidente, "un problema ¨¦tico-moral", pero no tiene nada que ver "con el C¨®digo Penal".Yeltsin orquest¨® ante los periodistas un peque?o psicodrama. "?Qu¨¦? ?C¨®mo va eso? ?M¨¢s tranquilo?", pregunt¨® a Chub¨¢is. Y ¨¦ste le respondi¨® muy serio: "As¨ª es la vida". "pues s¨ª, un estr¨¦s permanente", le replic¨® el presidente. Y luego, dirigi¨¦ndose a los periodistas, les dijo: "Pues, ?qu¨¦ esperaban? Ya les dije que no iba a entregar a Chub¨¢is. Y ahora, ?qu¨¦ van a hacer si yo escribo otro libro?". "Leerlo", le contest¨® un informador.
El presidente, experto en caminar entre cad¨¢veres sin que la sangre le salpique, critic¨® ayer a su propio Gobierno, fundamentalmente por la falta de capacidad para pagar los salarios atrasados, y le convoc¨® a una reuni¨®n especial, que se celebrar¨¢ el pr¨®ximo lunes en el Kremlin, en la que los ministros tendr¨¢n que rendirle cuentas. "Ser¨¢ una reuni¨®n muy seria", dijo tras reunirse con el nuevo ministro de Finanzas, Mija¨ªl Zadornov, que procede de las firmas de la oposici¨®n liberal de Grigori Yavlinski.
Chub¨¢is est¨¢ pagando muy caro el error que desemboc¨® en el esc¨¢ndalo de la uni¨®n de escritores, as¨ª llamado ir¨®nicamente por los cinco autores de un libro sobre privatizaciones en Rusia, cada uno de los cuales recibi¨® como adelanto el equivalenten a unos 13 millones de pesetas de una firma ligada a VIad¨ªmir Potanin, ex viceprimer ministro y presidente de Oneximbank, ganador de dos recientes y pol¨¦micas privatizaciones de empresas estatales.
Aunque el libro parece que existe (Chub¨¢is mostr¨® al menos un buen manojo de folios), nadie cree que tenga el menor inter¨¦s, y se apuesta por que ser¨¢ un puro ejercicio de autobombo. Yeltsin destituy¨® fulminantemente a tres de sus autores.
La oposici¨®n se pregunta por qu¨¦ esa discriminci¨®n, y se contesta que no hay ning¨²n motivo para que Chub¨¢is salve el pellejo mientras que sus socios en la peculiar aventura literaria han perdido el suyo. Pero no entra en la mentalidad de Yeltsin entregar por nada una pieza de caza mayor que los comunistas le reclaman desde hace tiempo.
El otro vicejefe de Gobierno, Bor¨ªs Nemtsov, ha sido tambi¨¦n, sin comerlo ni beberlo, v¨ªctima del esc¨¢ndalo, ya que Yeltsin le ha quitado el control del Ministerio clave de Energ¨ªa. Mal asunto para quien no hace tanto era considerado como el delf¨ªn que el l¨ªder del Kremlin criaba a sus pechos para sucederle en el a?o 2000. De un plumazo, los presuntos n¨²meros dos y cuatro del pa¨ªs, han quedado en la cuerda floja, al menos Chub¨¢is. Yeltsin les ech¨® ayer un capote, y dijo de ambos que "trabajan 20 horas diarias" y se quedan en sus despachos de la Casa Blanca "hasta pasadas las dos de la madrugada".No es f¨¢cil hacer pron¨®sticos en Rusia, pero todos los lanzan estos d¨ªas, y coinciden en que los meses de Chub¨¢is en el Gobierno est¨¢n contados y en que ser¨¢ dif¨ªcil que llegue a la primavera. Yeltsin puede esperar a una buena ocasi¨®n para entregarlo, por ejemplo, a que se atasque m¨¢s la negociaci¨®n con la Duma sobre el presupuesto o la ley de la tierra.
Dos personajes deben estar frot¨¢ndose las manos de satisfacci¨®n. Uno es el primer ministro, V¨ªktor Chernomirdin, quien, sin mover un dedo, casi se ha deshecho de su principal rival. El otro es el multimillonario Bor¨ªs Berezovski, expulsado del Kremlin por una maniobra de Nemtsov y Chub¨¢is.
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