Herido grave a tiros el director de una revista mexicana que fustiga a la mafia del narcotr¨¢fico
El largo brazo de las mafias del narcotr¨¢fico est¨¢ detr¨¢s de un nuevo atentado que ha conmovido a la opini¨®n p¨²blica mexicana: el influyente periodista Jes¨²s Blancornelas, director del semanario Zeta, de la ciudad de Tijuana, result¨® gravemente herido el jueves cuando un grupo de individuos ametrall¨® su veh¨ªculo. Su escolta y uno de los atacantes murieron. El crimen lleva la firma de los hermanos Arellano F¨¦lix, sangrientos jefes del cartel de Tijuana, cuya: actividades y relaciones con empresarios, pol¨ªticos han sido denunciadas constante mente por Blancornelas y su revista.
A las diez de la ma?ana, dos autom¨®viles interceptaron en un cruce la camioneta en que viajaba el periodista en compa?¨ªa de Luis Valero, su guardaespaldas. Sus ocupantes descendieron y abrieron fuego. Cuatro proyectiles hirieron a Blancornelas en el costado y el cuello. Valero corri¨® peor suerte. Antes de morir, pudo sacar su pistola y matar a su propio asesino: un jovencito "g¨¹ero [rubio], blanco y bien afeitado", seg¨²n la descripci¨®n de los testigos, que cay¨® sentado y aferrado a su metralleta. Su identificaci¨®n no dej¨® dudas sobre los cerebros del atentado. Se trata de un conocido gatillero de los Arellano, sobre el que pesaba orden de captura por su participaci¨®n en otro sonado homicidio: el del cardenal de Guadalajara, Juan Jes¨²s Posadas, muerto "por error", seg¨²n sus asesinos, en un tiroteo en mayo de 1993.Blancornelas fue intervenido de urgencia, y ayer se encontraba en condici¨®n estable dentro de la gravedad. Las autoridades mexicanas vigilan el hospital donde est¨¢ internado y la polic¨ªa ha desplegado una operaci¨®n de rastreo en la regi¨®n, fronteriza con Estados Unidos.
Los Arellano no son los ¨²nicos capos que utilizan la estrategia del terror para mantener a la prensa alejada de sus actividades. Dos de los tres periodistas asesinados en M¨¦xico en lo que va de a?o han sido v¨ªctimas de los sicarios de uno u otro cartel. El de Ciudad Ju¨¢rez, por ejemplo, ejecut¨® el pasado mes de julio a Benjam¨ªn Flores, director de un diario local de Sonora.
Hace una semana, Zeta public¨® las iniciales de empresarios ligados al cartel de Tijuana y hace dos, la lista de los narco-juniors de la banda: j¨®venes de la alta sociedad reclutados por los Arellano como sicarios a cambio de dinero y coches de lujo y cuyas familias se convierten, indirectamente, en un escudo de protecci¨®n del cartel.
El semanario hab¨ªa sido ya antes objetivo de las balas de los narcos y sus colaboradores. El codirector de la revista, H¨¦ctor F¨¦lix Miranda, conocido como el Gato F¨¦lix, muri¨® tiroteado en 1988. Blancornelas culp¨® entonces al empresario Jorge Hank, hijo de un ex ministro y prominente pol¨ªtico. Carlos Hank Gonz¨¢lez. El caso encabeza hoy la lista de cr¨ªmenes impunes que esgrimen las asociaciones internacionales de prensa. Dos administradores de la empresa editora de la revista fueron asesinados el pasado 9 de abril.
Los cuatro Arellano, que dirigen una de las tres organizaciones criminales m¨¢s importantes de M¨¦xico, han convertido a Tijuana, capital del Estado de Baja California Norte, en un cementerio. Encarcelado en EE UU Juan Garc¨ªa Abrego, jefe del cartel del Golfo, y muerto Amado Carrillo, jefe del cartel de Ciudad Ju¨¢rez, los hermanos Arellano F¨¦lix son ahora el objetivo principal de los servicios antinarc¨®ticos mexicanos y estadounidenses.
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