"A la guitarra se le da muy poca importancia"

V¨ªctor Monge, Serranito, recibir¨¢ ma?ana, durante un recital en el Centro de la Villa de Madrid, la medalla del m¨¦rito art¨ªstico del Ayuntamiento. El galard¨®n pedido por la revista La Ca?a reconoce la brillante carrera solista de este virtuoso nacido en el barrio de Chamber¨ª en 1942. "El premio es muy agradable, sobre todo por lo ins¨®lito", afirma. "A la guitarra se le da muy poca importancia en este pa¨ªs. Pero ojal¨¢ que sea un est¨ªmulo para otros artistas que piensan que tocar en Espa?a es llorar".Considerado el segundo concertista flamenco de la historia -despu¨¦s de su admirado paisano Ram¨®n Montoya, que recibe a t¨ªtulo p¨®stumo la misma medalla-, Serranito es uno de los responsables, junto a los otros dos maestros de su generaci¨®n, Paco de Luc¨ªa y Manolo Sanl¨²car, de la gigantesca evoluci¨®n que ha sufrido la guitarra flamenca. "Ha seguido el mismo cambio que la sociedad", explica: "A medida que iban llegando nuevas m¨²sicas, los artistas que conoc¨ªamos la base del flamenco ¨ªbamos adapt¨¢ndolas". Esos ecos nuevos, que han enriquecido mucho la armon¨ªa, fueron obligando a mejorar la t¨¦cnica. "Al usar m¨¢s recursos arm¨®nicos, ten¨ªas que echar mano de acordes inusuales, y eso cambi¨® todo: la rapidez, la mezcla de recursos, el colorido, el fraseo... Y explot¨® la musicalidad".

Compositor y autor de una docena de discos -el ¨²ltimo, un bell¨ªsimo recorrido por el Guadalquivir-, Serranito ha tocado en los grandes escenarios del mundo, desde el Teatro Real al Olympia de Par¨ªs. Hoy reconoce bromeando que fue culpa de un primer amor: "Conoc¨ª a una ni?a preciosa que bailaba muy bien. Y aprend¨ª a tocar para verla a ella".

Comenz¨® a los 12 a?os, con el grupo Los Serranos, y como buen autodidacto -"en mi familia no hab¨ªa tradici¨®n"- forj¨® su aprendizaje en los tablaos madrile?os (Corral de la Morer¨ªa, Las Brujas, Caf¨¦ de Chinitas ... ) acompa?ando a los mejores cantaores: La Ni?a de los Peines, Mairena, Fosforito, Valderrama -"a los 16 a?os"-, El Lebrijano o Menese. Ellos le ense?aron que "la escuela de un guitarrista, por muy solista que quiera ser, es el acompa?amiento: la guitarra nace como hija del cante, y poco a poco se hace adulta, se emancipa y se queda sola. Pero primero hay que pasar por la escuela".

Su vira . e hacia el concierto fue cuesti¨®n de expresi¨®n: "S¨®lo pod¨ªa ense?ar mi sensibilidad tocando solo: cuando acompa?as debes hacer el arte de acompa?ar, no ir a tu aire". Enseguida, se atrevi¨® a sacar flautas, piano y otras sonantas. "S¨ª, llegu¨¦ a poner hasta seis guitarras", recuerda, "aunque dos son suficientes". Hoy ha dejado del todo los experimentos, aunque todav¨ªa le gusta mucho tocar con gente del jazz, como "divertimento espor¨¢dico".

De los actuales tocaores cita a Vicente Amigo, Ca?izares y Riqueni. "La ventaja es que ahora estudian m¨²sica, cosa que nosotros no hicimos, y eso se nota". ?Y el conocimiento la pasi¨®n no quita? "Bueno, la vida y el arte han cambiado mucho. La pasi¨®n se expresa de otra forma, y aunque sigue siendo importante, las necesidades son otras. La intuici¨®n est¨¢ muy bien, pero mejor si la acompa?a la sabidur¨ªa".