P¨ªldora de la libertad

ES UN principio admitido en rnedicina que siempre debe concederse prioridad a la intervenci¨®n menos invasiva, aquella que, sin perder valor terap¨¦utico, implique menos riesgos y molestias para el paciente. Este principio es el que ha hecho posible que muchas intervenciones que antes requer¨ªan anestesia general y largas horas de quir¨®fanos se hagan ahora con id¨¦ntico o incluso mejor resultado mediante laparoscopia. Una vez admitida en nuestro reglamento jur¨ªdico la posibilidad de interrumpir el embarazo en determinadas circunstancias, el aborto debe ser abordado como una intervenci¨®n sanitaria m¨¢s. No hay raz¨®n alguna para que no se aplique en este caso el principio del m¨ªnimo da?o.La p¨ªldora RU-486 se ha revelado como una opci¨®n menos invasiva que el aborto quir¨²rgico; por eso debe ser considerada como muy acertada la resoluci¨®n de la Comisi¨®n de Sanidad del Congreso de los Diputados que insta al Gobierno a eliminar las barreras para que la p¨ªldora pueda comercializarse en Espa?a, como ya se hace en otros pa¨ªses. La p¨ªldora abortiva inhibe la acci¨®n de la progesterona, una hormona que el organismo segrega cuando se fecunda el ¨®vulo para facilitar que el embri¨®n anide en el ¨²tero.

Para la mujer que se ve en la necesidad de interrumpir un embarazo no deseado, el aborto constituye siempre una experiencia dolorosa. Los m¨¦todos quir¨²rgicos que ahora se utilizan, aunque seguros y eficientes, no dejan de suponer un trauma y no est¨¢n tampoco exentos de riesgos. Los detractores de la p¨ªldora, que casi siempre coinciden con los detractores de la libertad de la mujer para interrumpir el embarazo, alegan que ¨¦sta tiene efectos secundarios. Los estudios realizados indican que ¨¦stos son perfectamente asumibles, y as¨ª lo entienden las comisiones cient¨ªficas que han avalado su uso en otros pa¨ªses. Pero, como en cualquier otro procedimiento m¨¦dico, el hecho de que sean asumibles no quiere decir que no deban tomarse las precauciones necesarias. Parece razonable que la prescripci¨®n de la p¨ªldora abortiva quede restringida, como propone la Comisi¨®n de Sanidad, al ¨¢mbito hospitalario, puesto que entre los posibles efectos secundarios pueden darse peque?as hemorragias o restos de gestaci¨®n que deben ser extra¨ªdos. La aplicaci¨®n de la p¨ªldora deber¨¢ calibrarse en cada caso, teniendo en cuenta la situaci¨®n de la usuaria y los riesgos que para ella impliquen otras opciones a su alcance.

Todos los partidos que impulsaron la propuesta en la comisi¨®n estuvieron de acuerdo en que la p¨ªldora se dispense ¨²nicamente en los hospitales y s¨®lo para los casos de interrupci¨®n del embarazo previstos en la legislaci¨®n vigente. Pero el PP quiso imponer un tercer requisito: "La existencia de informes previos de las autoridades cient¨ªficas sobre las consecuencias que podr¨ªan derivarse para las pacientes". Ser¨ªa lamentable que el PP, obligado a votar a favor de la propuesta para no quedar en minor¨ªa, utilizara la estrategia de la obstrucci¨®n para evitar que el mandato parlamentario se cumpla. Retrasar una opci¨®n segura, no traum¨¢tica y mucho m¨¢s barata que el aborto quir¨²rgico ser¨ªa injustificable.