A 395 d¨ªas
?ste es el tiempo que queda a partir de hoy para que se produzca la innovaci¨®n econ¨®mica m¨¢s importante de la reciente historia de Europa: el 3 de mayo pr¨®ximo se anunciar¨¢n los pa¨ªses que integrar¨¢n la moneda ¨²nica y el 1 de enero de 1999 nacer¨¢ el euro. Dos plazos de 150 y 395 d¨ªas, respectivamente.En el camino, los quince pa¨ªses de la Uni¨®n Europea habr¨¢n de tomar una serie de decisiones importantes. Unas son de ¨¢mbito estrictamente nacional y otras corresponden a la UE en su conjunto. Unas decisiones son pol¨ªticas y otras, puramente econ¨®micas. Los ciudadanos har¨ªamos bien en no despistarnos con asuntos secundarios. Tenemos por delante 395 apasionantes d¨ªas.
Nuestro futuro depende m¨¢s de las elecciones alemanas del pr¨®ximo mes de septiembre que de las trifulcas locales sobre financiaci¨®n ilegal. Un espa?ol preocupado por su porvenir econ¨®mico deber¨ªa hoy d¨ªa prestar m¨¢s atenci¨®n a las declaraciones de Oskar Lafontaine, y de Gerhard Schr?eder que a las de Rodr¨ªguez Ibarra y ?lvarez Cascos. Los dos pol¨ªticos alemanes se disputan esta semana en Hannover el liderazgo del SPD y la candidatura, como oponente de Helmut Kohl, en las elecciones del pr¨®ximo mes de septiembre. Lafontaine, cuyo lema es Justicia, es, al decir de los expertos, un cl¨¢sico -y algunos creen que anticuado- defensor del Estado del bienestar. Schr?eder se presenta como un reformista, con la bandera de la Innovaci¨®n, lo que, seg¨²n sus detractores, quiere decir que no le importar¨ªa un ligero giro a la derecha.
Dado lo que est¨¢ en juego, en lugar de pasar el rato guerra civileando, pod¨ªamos discutir al menos durante un par de semanas sobre las competencias del futuro Consejo Euro X. Quiz¨¢s suene menos brillante, pero est¨¦n seguros de que es m¨¢s importante. Se trata de decidir si los pa¨ªses que el pr¨®ximo mes de mayo entren a formar parte del euro (formalmente se dicen que ser¨¢ un n¨²mero x, aunque lo m¨¢s probable es que sean once, todos menos Reino Unido, Dinamarca, Suecia y Grecia) deben hacer algo para coordinar sus pol¨ªticas econ¨®micas y fiscales y, de paso, actuar como interlocutores pol¨ªticos del poderoso Banco Central Europeo.
La idea procede, de nuevo, de Francia. Dominique Strauss-Kanh, el ministro de Econom¨ªa, plante¨® en un art¨ªculo reciente en el diario Financial Times los problemas que suscitar¨¢ la coexistencia de una ¨²nica autoridad monetaria y de varias autoridades fiscales. "La Uni¨®n Monetaria -reclam¨®- debe ser capaz de hacer un seguimiento de la evoluci¨®n del tipo de cambio del euro y, si es necesario, reaccionar en cooperaci¨®n con el Grupo de los Siete". El Consejo Euro X, cuya existencia se empez¨® a discutir ayer en Luxemburgo, ser¨ªa as¨ª un organismo muy relevante. Tanto que despierta serias reticencias no s¨®lo en el gobierno brit¨¢nico, que quedar¨ªa excluido, sino tambi¨¦n en Alemania, dispuesta a difuminar su campo de actuaci¨®n y a reforzar su car¨¢cter "informal".
Estos son s¨®lo dos ejemplos de los temas que deber¨ªan ocupar m¨¢s espacio las agendas ciudadanas. Afortunadamente, algunos sondeos indican que estamos menos despistados de lo que algunos creen. El bar¨®metro que public¨® EL PA?S el pasado domingo muestra que el 86% de los espa?oles piensa que nuestro pa¨ªs acceder¨¢ a la moneda ¨²nica en la primera tanda y que aumenta el porcentaje (un 28%) de personas que est¨¢ "ni a favor, ni en contra". Aunque los autores del sondeo advierten contra conclusiones precipitadas, es dif¨ªcil resistir la tentaci¨®n de pensar que el incremento de ese sector no es consecuencia de la falta de informaci¨®n, sino de lo contrario. Casi uno de cada tres mantendr¨ªa la sensata actitud de creer que habr¨¢ que esperar para saber si el euro repercute en su beneficio, es decir, en la mejora del nivel de vida de la gran mayor¨ªa, que es en lo ¨²nico en que se deben medir las decisiones econ¨®micas.
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