La mujer 3
Despu¨¦s de cinco a?os de investigaciones, Gilles Lipovetsky, autor de El imperio del vac¨ªo, reaparece con La troisi¨¨me femme. No puede decirse, desafortunadamente, que este libro sea la pera; tampoco es la pira. Como si lo hubiera redactado con un bote de valium 10, ning¨²n texto anterior le hab¨ªa salido a Lipovetsky tan apagado, tan curial, tan sosegado. Se le ha dado tantas vueltas a la condici¨®n de la mujer que, como viene sucediendo con lo manoseado, el objeto pierde el pulimento y el frescor. La troisi¨¨me Jemme (la tercera mujer) es un fruto, seg¨²n Lipovetsky, nacido de la autoconsciencia de lo femenino. Si una primera mujer ser¨ªa la esclava y una segunda mujer la idolatrada por los hombres, de la tercera emerge un individuo que abandona la costilla de Ad¨¢n para hacerse carne independiente, un ser equivalente al compa?ero y, como efecto, una persona corriente que circula por todas las opciones de la permutaci¨®n social. Hasta aqu¨ª el cambio. El paso al tercer estadio -la irrupci¨®n en esta "tercera fase"- viene a ser paralelo a todos los terceros universos hoy en boga: el "tercer sector" de Rufkin, la "tercera revoluci¨®n industrial" de Toffler, el "tercer sexo" transexual.Primero la mujer fue el sexo por antonomasia, despu¨¦s fue "el segundo sexo" de la Beauvoir, ahora, con la posmodernidad, obtiene un grado m¨¢s: un n¨²mero impar que evoca la independencia y que, a la vez, revoca la simetr¨ªa con el var¨®n. En conclusi¨®n: la "tercera mujer" ser¨ªa la mujer -mujer- mujer. Una f¨®rmula que traspasa la igualdad para instalarse, a trav¨¦s del tri¨¢ngulo, en un punto donde, de nuevo, en las formas de seducci¨®n, en los gustos, en las maneras de trabajar, de re¨ªr o de merendar, es una chica. Justo lo que quer¨ªamos todos una vez que la guerra de sexos hubiera concluido y los supervivientes optaran por hacerse el amor.
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