Carta a Dar¨ªo Fo
Querido Dario:Perm¨ªteme que te llame as¨ª, pese a no conocerte personalmente fuera del escenario, por la familiaridad que favorecen muchos a?os de admirar tu trabajo, que tanto me ha hecho re¨ªr y pensar. Puedes creer que sent¨ª la mayor alegr¨ªa cuando te concedieron el Premio Nobel. Enhorabuena otra vez, de coraz¨®n. Pero ahora he quedado un tanto preocupado por unas declaraciones tuyas (en El Mundo, 3-12-97) sobre la condena a la Mesa Nacional de HB por intentar difundir el v¨ªdeo de ETA. En ellas te declaras sorprendido "por la dureza de esta sentencia. Y creo que no s¨®lo yo, sino que ¨¦sa es la sensaci¨®n que se tiene desde Italia. Se esperaba un fallo m¨¢s sereno, menos dr¨¢stico". Hasta aqu¨ª, desde luego, nada que objetar, salvo quiz¨¢ que un fallo menos dr¨¢stico podr¨ªa no haber sido obligatoriamente m¨¢s sereno. Y sigues luego: "Este fallo demuestra m¨¢s debilidad que fuerza. En la cultura, incluso en la lengua latina, la magnanimidad es sin¨®nimo de racionalidad, de paz: es una virtud grande y fuerte". Seg¨²n t¨², "la dureza de esta sentencia es peligros¨ªsima. Este gesto, en un futuro m¨¢s o menos lejano, puede provocar una reacci¨®n desesperada... ?ste era un momento muy oportuno para que el Estado demostrara su voluntad de buscar la paz. Resolver la cuesti¨®n exclusivamente a trav¨¦s de los tribunales me parece muy peligroso". Recuerdas tambi¨¦n que HB es un partido pol¨ªtico que ha aceptado p¨²blicamente al Estado y que ha sido votado por una parte del pueblo, aunque "cometiese un error grave de inhumanidad al no condenar el asesinato de un joven que era absolutamente inocente", es decir, el concejal asesinado Miguel Angel Blanco. Y concluyes exhortando al Estado espa?ol, al Gobierno, al Rey y a los tribunales a que "no sigan por esta v¨ªa que s¨®lo aporta luto", y que vuelvan a pensarse el fallo con el fin de sustituir las decisiones de fuerza por los caminos que conduzcan a la paz.
Dando por descontada tu buena voluntad y agradeci¨¦ndote adem¨¢s, como vasco, tuinter¨¦s por la dram¨¢tica situaci¨®n que padece mi pa¨ªs, me asalta la duda de si est¨¢s realmente bien informado de dicha situaci¨®n. Supongo que no basar¨¢s tus comentarios, por ejemplo, en el sesgado y unilateral v¨ªdeo realizado para la RAI por Giuseppe Ferrara (se emiti¨® en Italia el pasado d¨ªa 9), verdadero modelo de manipulaci¨®n. El se?or Ferrara ha anunciado adem¨¢s en Bilbao que ha preparado otro v¨ªdeo que promete ser no menos descaradamente intoxicador, con el cual espera romper "el bloqueo informativo del Gobierno espa?ol sobre la lucha del pueblo vasco". No necesito explicarle a un veterano militante de la izquierda como t¨² que tanto en Italia como en Espa?a existe gente as¨ª, izquierdistas que se han impuesto este fin de siglo la noble misi¨®n de equivocarse siempre, diciendo y haciendo todo lo que puede contribuir a que se identifique la izquierda con el crimen o el disparate, reinventando ¨¦mulos del Che a partir de cualquier b¨¢rbaro: en una palabra, reforzando los votos de la derecha gracias a la supuesta radicalizaci¨®n de la izquierda. En el Pa¨ªs Vasco tambi¨¦n abundan, desdichadamente, y alguno adem¨¢s es destacado hombre de teatro, por lo cual incluso podr¨ªa tener m¨¢s audiencia contigo que otros. Por si acaso tus informaciones provienen de tales fuentes, intentar¨¦ completarlas con otro punto de vista.
Para comenzar, la sentencia del Tribunal Supremo nada tiene que ver con las ideas independentistas de los inculpados ni con su derecho a expresarlas libremente. Eso lo vienen realizando desde hace varios lustros en el Parlamento aut¨®nomo vasco y en el espa?ol, as¨ª como tambi¨¦n a trav¨¦s de un peri¨®dico y una radio afines o en manifestaciones p¨²blicas. El veredicto deja bien claro que no se les condena por el concreto contenido ideol¨®gico del v¨ªdeo que defiende la llamada "alternativa democr¨¢tica" etarra, algunos de cuyos puntos b¨¢sicos son tan democr¨¢ticos y realistas como la inmediata unificaci¨®n de Navarra y de los departamentos vascos franceses en una Gran Euskadi libre de ej¨¦rcitos invasores. Si HB hubiese difundido ese mismo programa como oferta electoral propia, tal como ha hecho en tantas ocasiones, el suceso no habr¨ªa tenido ninguna repercusi¨®n legal. Lo nuevo en este caso es que ahora -quiz¨¢ inquietos por su poco ¨¦xito anterior- pretendieron presentarlo empleando como portavoces a miembros de ETA expl¨ªcitamente identificados como tales y luciendo bien a la vista sus argumentos persuasivos, las pistolas. As¨ª, la supuesta alternativa se convert¨ªa en ultim¨¢tum contra los ciudadanos vascos dici¨¦ndoles claramente lo que les esperaba si no aceptaban por las buenas lo que ya tantas veces han rechazado en sucesivas convocatorias electorales.
Querido Fo: ?es admisible, que la junta directiva de un partido pol¨ªtico legal emplee tal coacci¨®n contra los ciudadanos? ?Es absurdo deducir que al hacerlo est¨¢n colaborando con la banda asesina que presentan en la imagen??No est¨¢n as¨ª legitimando sus m¨¢s de ochocientos cr¨ªmenes anteriores y anunciando los venideros? Porque HB no s¨®lo se ha negado a condenar el asesinato de Miguel ?ngel Blanco, sino cualquiera de los dem¨¢s. ?Son s¨®lo culpables de esas atrocidades quienes, a veces muy j¨®venes, aprietan el gatillo o tambi¨¦n tienen cierta responsabilidad los pol¨ªticos que las presentan como algo justificable y necesario? Los miembros de la Mesa de HB no son presos pol¨ªticos, sino pol¨ªticos presos, que no es lo mismo. Pol¨ªticos presos por haber hecho algo que no es pol¨ªtica, sino incitaci¨®n y apoyo al terrorismo. ?Es "pol¨ªtica" su condena? Tanto como lo habr¨ªa sido su absoluci¨®n ocualquier otro veredicto. Es pol¨ªtica porque tiene repercusiones pol¨ªticas inevitables dada la personalidad de los acusados, pero no porque carezca de fundamentos jur¨ªdicos. Los mismos que protestan por la politizaci¨®n de la sentencia a?aden luego que puede ser negativa para la paz en el Pa¨ªs Vasco. ?Hubieran preferido que fuese pol¨ªtica pero en otro sentido, que de nuevo se hubiese dado la impresi¨®n de impunidad a los partidarios de la violencia para convencerlos as¨ª de que deb¨ªan dejarla cuanto antes?
Imaginemos un escenario a la italiana. La Euskadi unificada que proponen ETA y HB no es ni m¨¢s ni menos hist¨®ricamente razonable que la Padania de la Liga Norte. Cuenta ciertamente con menor apoyo electoral. Imaginemos que la Liga estuviese secundada por una banda armada que hubiera asesinado ya al alcalde Cacciari de Venecia, a Norberto Bobbio y a unos cuantos cientos de ciudadanos m¨¢s. Y que entonces la Liga cediese sus espacios electorales para que los asesinos, enmascarados y pistolas en ristre, sirviesen de portavoces ominosos a sus demandas. Imaginemos que llevasen ya d¨¦cadas haciendo p¨²blicas esas amenazas, pese a gozar de una de las autonom¨ªas pol¨ªticas m¨¢s completas de Europa, sin que tal tolerancia disminuyera ni un ¨¢pice la violencia. ?Deber¨ªa el Estado seguir atrincherado en la bendita magnanimidad o ser¨ªa ya hora de que interviniese legalmente para proteger de esos mafiosos a la mayor¨ªa de los ciudadanos?
Por lo dem¨¢s, amigo Fo, sigue siendo cierto que hay que buscar con generosidad y audacia el necesario camino de la paz. De que haya encarcelamientos no nos alegramos ninguno de quienes ya hemos conocido personalmente la c¨¢rcel cuando la democracia era un sue?o lejano. Pero tampoco queremos que el desconcierto oportunista o la debilidad terminen llev¨¢ndonos a una nueva dictadura. Espero que, al menos en parte, nos comprendas.
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