?Qui¨¦n regular¨¢ las inversiones internacionales?
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha decidido dotarse de jurisdicci¨®n sobre los movimientos internacionales de capital para promover su liberalizaci¨®n. Nada puede objetarse a este prop¨®sito, salvo su proyecci¨®n sobre un ¨¢mbito en el que ya existe el peligro de una excesiva proliferaci¨®n de iniciativas internacionales de regulaci¨®n, con el consiguiente riesgo de confusi¨®n e inseguridad jur¨ªdica si no se articulan entre ellas.La Organizaci¨®n de Cooperaci¨®n y Desarrollo Econ¨®mico (OCDE) lanz¨® en 1994 una ronda para la negociaci¨®n de un Acuerdo Multilateral de Inversiones, conocido con las siglas AMI, cuando su influencia como centro de an¨¢lisis macroecon¨®mico ya declinaba. Las negociaciones del AMI pretenden liberalizar los movimientos de capital en los pa¨ªses miembros de la OCDE y establecer un marco multilateral para la protecci¨®n y el desarrollo de las inversiones. El AMI deber¨ªa finalizarse en la reuni¨®n ministerial de la OCDE de la primavera de 1998.
Cuando entre en vigor el AMI coexistir¨¢ con el Acuerdo General de Comercio de Servicios (GATS): uno de los resultados de la Ronda Uruguay, concluida formalmente el 15 de abril de 1994 y, por tanto, ya en vigor. El GATS estableci¨® un conjunto de normas y principios de transparencia y liberalizaci¨®n para el desarrollo ordenado del comercio de servicios y entr¨® en el campo de la inversi¨®n, al englobar en su ¨¢mbito la oferta de servicios mediante presencia comercial en un territorio extranjero, inversiones directas, y el compromiso de liberalizar los movimientos de capital vinculados a la oferta de servicios que se liberalicen.
La mera posibilidad de coexistencia del AMI y el GATS est¨¢ creando ya una cierta confusi¨®n: por ejemplo, mientras los 130 pa¨ªses miembros de la OMC participan en estos momentos en una ronda de liberalizaci¨®n de servicios financieros, que finalizar¨¢, seguramente con ¨¦xito, el 12 de diciembre, los 29 miembros de la OCDE, todos ellos, a su vez, miembros de la OMC, negocian en paralelo la liberalizaci¨®n de los servicios financieros en el marco del AMI, en todo un ejercicio de duplicaci¨®n al servicio del prestigio de la OCDE.
Todo se complica adem¨¢s porque cada pa¨ªs que negocia el AMI se comprometi¨®, cuando firm¨® el GATS, a aplicar la denominada "cl¨¢usula de naci¨®n m¨¢s favorecida", esto es, a extender a los restantes miembros de la OMC todas las ventajas que otorgara a cada uno de ellos por separado. De esta manera, por ejemplo, las concesiones liberalizadoras que la Uni¨®n Europea realice a los Estados Unidos en el AMI se extender¨¢n a trav¨¦s del GATS a pa¨ªses que no quieren ni o¨ªr hablar de liberalizaci¨®n alguna; la realizaci¨®n de concesiones en la OCDE, donde est¨¢n los pa¨ªses con mayor vocaci¨®n liberal, debilita los incentivos para que quienes no la tienen realicen ofertas de liberalizaci¨®n en la OMC, ya que, en funci¨®n del principio se?alado, estos ¨²ltimos mejorar¨¢n su acceso a los grandes mercados del mundo sin dar nada a cambio; no es ¨¦sta la ¨²nica disfuncionalidad que podr¨ªa derivarse de la coexistencia de estos dos acuerdos.
A los problemas de encaje se?alados se une ahora el deseo del fondo de obtener jurisdicci¨®n para crear un marco multilateral y no discriminatorio que promueva la liberalizaci¨®n de los movimientos de capital, con un periodo transitorio por determinar, e incluyendo, quiz¨¢, la inversi¨®n directa.
Es necesario que se introduzca sensatez en este proceso, organizando las tareas para evitar crear un marco s¨®lo aparentemente m¨¢s liberal por la inseguridad jur¨ªdica dimanante de la coexistencia de tres jurisdicciones, con diferentes caracter¨ªsticas, actuando sobre la misma materia. La soluci¨®n debe intentar aprovechar las ventajas relativas que cada una de las tres instituciones posee para satisfacer lo mejor posible las necesidades de la organizaci¨®n econ¨®mica internacional.
Un primer dato es el trabajo ya realizado en la OCDE y que dar¨¢ lugar a un texto en el que se contemple la inversi¨®n en toda su complejidad, no solamente como un flujo financiero, sino atendiendo tambi¨¦n a su protecci¨®n y a otros aspectos m¨¢s relacionados con la gesti¨®n de las empresas, como el tratamiento del personal directivo, las exigencias impuestas por los Gobiernos en materia de fabricaci¨®n, las ayudas p¨²blicas, y otras.
Sin embargo, el AMI no debe circunscribirse a la OCDE, que sigue siendo, sobre todo, un club de ricos que tiene ya legislaciones liberales en materia de inversiones, y que no cuenta entre sus miembros con la mayor¨ªa de las naciones econ¨®micamente emergentes, precisamente aqu¨¦llas a las que interesar¨ªa incorporar en un AMI.
La OCDE deber¨ªa concluir su acuerdo y ¨¦ste deber¨ªa ser utilizado para el lanzamiento de una ronda mundial de liberalizaci¨®n y protecci¨®n de inversiones en la OMC, una especie de GATT de inversiones. En la OMC est¨¢n representadas la mayor¨ªa de las naciones del mundo, aunque con dos ausencias muy importantes, China y Rusia, que no son miembros a¨²n porque no han podido ofrecer un marco suficientemente liberal y transparente para su comercio exterior e inversiones, aunque presumiblemente ser¨¢n miembros de la OMC en breve plazo, quiz¨¢ en los pr¨®ximos meses.
Cada naci¨®n en la OMC representa un voto, lo que introduce un principio democr¨¢tico del que carece el FMI, en el que los miembros participan en sus decisiones de acuerdo con su cuota. Adem¨¢s, la cultura de la organizaci¨®n ayudar¨ªa a que los aspectos m¨¢s ligados a la denominada econom¨ªa productiva pudieran tener un papel m¨¢s sobresaliente en el acuerdo.
?Y el FMI? El FMI debe centrar su actividad en hacer operativa la misi¨®n que la comunidad internacional le est¨¢ pidiendo, y que no es otra que la de prevenir y limitar los efectos de las crisis financieras que afectan a la estabilidad del sistema monetario internacional; cumpliendo bien esta funci¨®n contribuir¨ªa de manera nada desde?able a la expansi¨®n de los flujos internacionales de capital, al eliminar un importante factor de riesgo en las inversiones.
Ciertamente, en las crisis actuales los movimientos de capital son importantes como factores desencadenantes de sus aspectos m¨¢s visibles, las depreciaciones de los cambios y el hundimiento de las Bolsas, aunque la causa ¨²ltima suele ser una p¨¦rdida de competitividad de la econom¨ªa del pa¨ªs afectado, que se manifiesta en un amplio d¨¦ficit por cuenta corriente.
El fondo puede influir sobre el grado de liberalizaci¨®n de los pa¨ªses recomendando p¨²blicamente, ex ante, los cambios convenientes para prevenir las crisis y condicionando las ayudas financieras que pueda conceder a la liberalizaci¨®n de determinados movimientos de capital. En todo caso, si el fondo tuviera que tener jurisdicci¨®n sobre algo deber¨ªa ser sobre aquellos movimientos de capital directamente ligados al desarrollo de las crisis financieras, pero manteni¨¦ndose al margen de la inversi¨®n directa, m¨¢s relacionada con la gesti¨®n de unidades productivas y, en la pr¨¢ctica, con el comercio internacional.
Para concluir quisiera llamar la atenci¨®n sobre el fen¨®meno de la competencia entre organizaciones internacionales, deseosas de aumentar su prestigio. Los pa¨ªses miembros, sobre todo los m¨¢s desarrollados y con mayor influencia, deber¨ªan evitar la met¨¢stasis desordenada de proyectos y actividades. En ocasiones, sin embargo, tienen la tentaci¨®n de estimularlas para jugar en el campo que les es m¨¢s favorable. En el caso que nos ocupa, el de las inversiones, parece necesario un acuerdo institucional que ponga orden en los trabajos, fije un calendario y deslinde responsabilidades.
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