Duras cr¨ªticas en EE UU a 'Amistad' la nueva pel¨ªcula de Spielberg
La cr¨ªtica ha recibido con muy poco entusiasmo la nueva pel¨ªcula de Steven Spielberg, Amistad, que se estren¨® ayer en Estados Unidos, a pesar de la demanda por plagio de una escritora. La demandante, Barbara Chase-Riboud, pidi¨® a la productora de Spielberg, Dreamworks, diez millones de d¨®lares (cerca de 1.500 millones de pesetas) como compensaci¨®n y solicit¨® a un tribunal que prohibiera el estreno de Amistad. El lunes pasado el juez desestim¨® esta ¨²ltima parte de la demanda, pero en el d¨ªa de su estreno Amistad choc¨® con otro importante escollo: el de la cr¨ªtica.
Amistad se basa en la historia real de un grupo de esclavos africanos que se amotina en el barco espa?ol del mismo nombre al ser transportados de Cuba a EE UU en 1839. La nave desembarca en Connecticut (EEUU) y los esclavos atraviesan un complicado proceso legal hasta que el entonces ex-presidente de EE UU, John Quincy Adams (interpretado por Anthony Hopkins), les defiende ante el Tribunal Supremo.La pel¨ªcula era muy esperada porque se?ala el regreso de Spielberg al cine dram¨¢tico de calidad. Dos grandes diarios, The New York Times y Los Angeles Times, reconocen el valor cultural de la propuesta de Spielberg, pero el primero dice que la pel¨ªcula es "difusa" y el segundo va m¨¢s all¨¢, afirmando que "el sistema de Spielberg no funciona" ya que no puede esconder los vicios de su cine ultracomercial.
El tabloide The New York Post anuncia que se trata de una "desilusi¨®n" y que el trabajo de los actores americanos es en ocasiones "pat¨¦tico" y "rid¨ªculo". En lo que coincide toda la prensa de EE UU es en subrayar el p¨¦simo nivel de los papeles de Matthew McConaughey y de Morgan Freeman y en que Amistad carece de la poderosa sencillez de La lista de Schindler.
En Amistad, Espa?a hace el papel de villano principal, una cuesti¨®n que por ahora s¨®lo se ha tratado por encima. La reina Isabel (interpretada por Anna Paquin, la ni?a de El piano) aparece como una est¨²pida caprichosa que dicta ¨®rdenes mientras juega con mu?ecas en la cama. Su insistencia en la devoluci¨®n de los esclavos a Espa?a es el chiste final de la pel¨ªcula. El embajador de Espa?a en EE UU y los espa?oles de la tripulaci¨®n del barco tambi¨¦n son retratados corno mentecatos, mientras que los estadounidenses parecen casi todos abolicionistas ilustrados.
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