Hero¨ªnas georgianas

Si uno viaja por Georgia es probable que sufra numerosos controles en la carretera. Adem¨¢s de saludar cort¨¦smente a la polic¨ªa, un buen truco para aliviar las molestias es recitar de memoria la alineaci¨®n del equipo nacional femenino de ajedrez. Por ejemplo: Chiburdanidze, loseliani, Arajamia y Gurieli. Eso producir¨¢ inmediatamente una sonrisa abierta, gritos de j¨²bilo -?Son las mejores del mundo, nuestras hero¨ªnas!- y tal un brindis con champa?a.Cinco de las diez participantes en el Torneo de Candidatos al Mundial femenino que se disputa en Groningen nacieron en ese pa¨ªs cauc¨¢sico. Por sorprendente que parezca, esa proporci¨®n ha decrecido en los ¨²ltimos a?os: en la d¨¦cada de los setenta, siete u ocho de las diez primeras de la lista mundial eran georgianas. La explicaci¨®n nace en una tradici¨®n del siglo XVI, cuando la dote nupcial en Georgia inclu¨ªa un tablero. Pero la explosi¨®n del deporte mental como pasi¨®n de masas se debe a Nona Gaprindashvili, campeona mundial de 1962 a 1977.

A partir de entonces, las georgianas ganaron numerosas medallas de oro en las Olimpiadas de ajedrez y, seg¨²n su procedencia social, se convirtieron en ¨ªdolos de diferentes sectores de poblaci¨®n. Ahora, tras la irrupci¨®n de las hermanas Polgar (h¨²ngaro), de var¨ªas chinas y de la sueca P¨ªa Cramling, su hegemon¨ªa se tambalea. Pero los polic¨ªas georgianos las siguen adorando.