La lecci¨®n de Bron
El maestro Zakhar Bron celebra sus 50 a?os y Madrid, como otras capitales europeas celebra la efem¨¦rides. Bron (Uralsk, Kazajst¨¢n) se form¨® junto al viejo Oistrakh y es un gigante del viol¨ªn en todas sus dimensiones. Cada a?o, un crecido n¨²mero de premios internacionales recaen en alumnos de Bron y la verdad es que cuando le escuchamos tocar lo comprendemos todo. Puede estar orgullosa la Escuela Superior de M¨²sica Reina Sof¨ªa al tener a Bron en sus aulas; que lo est¨¢ se ha demostrado ahora al promover el recital homenaje del Auditorio Nacional. Constituy¨® un ¨¦xito de excepci¨®n en el que fue parte importante la estupenda pianista Irina Vinogradova y lo que no entendemos es la escasa presencia de Bron en el mundo espa?ol de conciertos y recitales.En el programa figuraban dos obras claves: la Sonata en la mayor, de Brahms y Tzigane, de Ravel, bien pareadas con el Divertimento, de Stravinski y la Fantas¨ªa en do mayor, de Schumann, en la transcripci¨®n de Fritz Kreisler. Ya en la primera parte Bron asumi¨® un desaf¨ªo: el enfrentamiento del estilo y la sustancia metarrom¨¢ntica de Brahms con el ingenio elevado a genio de Stravinski en el Divertimento sobre el ballet El beso del hada (1928), llevado luego al concierto como suite y trasladado al viol¨ªn y piano en 1932 por Stravinski y Samuel Dushkin. Dos mundos, dos ideales sonoros, dos momentos hist¨®ricos, dos sensibilidades y unos artistas capaces de aleccionamos en cada caso como son Bron y Vinogradova.
Escuela Reina Sofia y Universidad Polit¨¦cnica
Bron (viol¨ªn), I. Vinogradova (piano). Obras de Brahms, Stravinski, Schumann, Saint-Sa?ns y Ravel.Auditorio Nacional. Madrid, 11 de diciembre.
La virtuosista Fantas¨ªa op. 131, de Schumann no deja de mostrar su naturaleza intrarrom¨¢ntica. Bron supo enaltecerla y someter lo virtuoso a las hondas razones de la m¨²sica. Tras la Habanera, de Saint-Sa?ns, el programa se cerr¨® con Tzigane, fabulosa invenci¨®n raveliana sobre un sentimiento errabundo y fogoso. Necesitar¨ªa: muchas cuartillas para tratar de explicar el arte inmenso y trascendente de Zalchar Bron. Bravo, maestro: que su felicidad de medio siglo perdure. Algo de ella disfrutaremos cuantos seguimos su arte noble y mucho m¨¢s cuantos se benefician de su magisterio.
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