La guerra del clero amenaza al r¨¦gimen de Ir¨¢n
La ciudad sagrada de Qom, a unos 120 kil¨®metros al sur de Teher¨¢n, est¨¢ siendo sacudida por una pol¨¦mica que amenaza con desbordarse por todo el pa¨ªs y modificar las estructuras pol¨ªtico-religiosas de Ir¨¢n. Es el debate m¨¢s importante y profundo que se produce en esta Rep¨²blica tras el triunfo de la revoluci¨®n isl¨¢mica en 1979, puesto que la discusi¨®n pone en entredicho la legitimidad del ayatol¨¢ Al¨ª Jamenei como gu¨ªa supremo de la naci¨®n.
"Abajo quienes van contra el Gu¨ªa Supremo", vocifer¨® el ayatol¨¢ Meshkini desde lo alto del p¨²lpito de la gran musal¨¢a -centro de plegaria-, de la ciudad sagrada de Qom. Los millares de fieles qu¨¦ llenaban el templo contestaron la frase del cl¨¦rigo con un estruendoso "abajo". Repitieron una y otra vez la palabra, mec¨¢nicamente, sin cesar, mientras se pon¨ªan en pie y agitaban pu?o en el aire."Obedecer al Gu¨ªa Supremo es obedecer al Profeta", continu¨® diciendo el venerable anciano, tratando de imponer su voz por encima de los gritos de la muchedumbre y de situarse en la recta final de un discurso, el de la gran plegaria, que hab¨ªa durado cerca de una hora y en el que hab¨ªa defendido el "poder absoluto" del m¨¢ximo l¨ªder, Ali Jamen¨¦i, y condenado los reitarados ataques que en los ¨²ltimos meses le han dirigido sectores cr¨ªticos del clero shi¨ª.
Las palabras de este ayatol¨¢, uno de los siete de Qom, iban dirigidas contra su compa?ero Ali Montazeri, de 76 a?os de edad, quien desde hace m¨¢s de nueve mantiene una actitud cr¨ªtica con respecto al liderazgo de Ali Jamenei, nombrado Velayat e Faqih (Gu¨ªa Supremo) a la muerte del imam Jomeini en 1989, por un consejo de 83 miembros, la mayor¨ªa de ellos ayatol¨¢s o expertos en Derecho o Filosof¨ªa isl¨¢micos.
El cl¨¦rigo rebelde Montazeri no est¨¢ solo. Es la cabeza de un movimiento invisible de disidentes que discuten no s¨®lo la ideonidad del actual l¨ªder supremo para desempe?ar el cargo, sino que adem¨¢s ponen en entredicho la instituci¨®n del velayato y reclaman que el Gu¨ªa Supremo se convierta poco menos que en una figura simb¨®lica y traspase sus poderes pol¨ªticos al presidente de la rep¨²blica, democr¨¢ticamente elegido el pasado mes de mayo.
Las tesis reformistas del ayatol¨¢ Montazeri son parcialmente compartidas por otro ayatol¨¢ de la ciudad, Ahmad, Azari Comi, quien aun mostr¨¢ndose cr¨ªtico con respecto a Jamenei respeta su posici¨®n pol¨ªtica, no as¨ª la religiosa, ya que, en su opini¨®n, ¨¦ste carece de la formaci¨®n suficiente para desempe?ar adecuadamente el cargo.
Los prop¨®sitos de Montazeri contra el Gu¨ªa Supremo se han amplificado en los ¨²ltimos meses, gracias a esa euforia de apertura y democratizaci¨®n que vive Ir¨¢n desde las elecciones presidenciales del mes de mayo en las que fue elegido como presidente de la rep¨²blica el liberal Mohamed Jatami, quien obtuvo m¨¢s del 65% de los votos.
Montazeri, el ayatol¨¢ disidente, pronuncia sus cr¨ªticas desde su casa, de Qom, donde se encuentra enclaustrado y sometido a detenci¨®n domiciliario. Est¨¢ permanentemente custodiado por las fuerzas de orden p¨²blico, especialmente los psadaran, que le impiden cualquier contacto con el exterior y que tratan por todos los medios de mantenerle al amparo de esos misteriosos ciudadanos que parecen prestos a concentrarse ante su domicilio, algunos de los cuales ya participaron hace unas semanas en un ataque contra su oficina.
La guerra de los ayatol¨¢s no ha hecho m¨¢s que empezar. La pol¨¦mica y la discusi¨®n est¨¢n ya en la calle. El cl¨¦rigo rebelde se ha convertido en las ¨²ltimas semanas en el blanco de todas las iras, sobre todo de las oficiales. Alguien incluso ha optado por desempolvar viejas historias, insinuando que Montazeri critica al Gu¨ªa Supremo por despecho al no haber sido ¨¦l promovido en su d¨ªa para el alto cargo, a pesar de que todo el mundo le consideraba el delf¨ªn de Jomeini.
Las ¨²ltimas andanadas contra este disidente las ha lanzado la prensa oficial de Teher¨¢n, que ha publicado recientemente dos cartas secretas: la primera, redactada por el propio ayatol¨¢ Jomeini poco antes de su muerte, en la que se asegura que Montazeri carec¨ªa de cualidades suficientes como para sucederle en la direcc¨®n de Ir¨¢n; la segunda parta est¨¢ firmada por el hijo de Jomeini, tambi¨¦n fallecido hace un a?o, y reproduce el testimonio y los comentarios despectivos de su padre con respecto al citado cl¨¦rigo.
"Las discusiones y el debate son algo que siempre ha existido en la comunidad shi¨ª, gracias a ello hemos reforzado nuestras convicciones y nos hacemos grandes", aseguraba ayer Ahmadi Faghih, un venerable y temeroso ayatol¨¢, de edad avanza da, impresor en sus ratos libres, quien desde la biblioteca de su casa, rodeado de vol¨²menes encuadernados en piel, trataba por todos los medios de despersonalizar y minimizar el problema.
Ahmadi Faghih tiene miedo. Ha colocado un magnetof¨®n encima de la mesa, entre una bandeja de naranjas y otra de caramelos. Luego ha ido soslayando cada una de las preguntas comprometidas, para escabullirse en el silencio. No es un caso aislado. Los religiosos de Qom observan con precauci¨®n el debate, tratando de no verse salpicados e intentando por todos los medios conservar sus privilegios.
"Las discusiones ponen en evidencia que el hombre est¨¢ vivo. No me asusta la pol¨¦mica", afirma con contundencia el hoyatoleslam -equivalente a un obispo cristiano- Mohsen Rabbani, de 45 a?os, responsable del movimiento shi¨ª en Am¨¦rica Latina. El debate amenaza con desbordarse y servir de ariete a los enemigos del r¨¦gimen islamista de Ir¨¢n, apunta Rabbani, mientras enumera las agresiones que desde el exterior se han venido perpetrando contra la Revoluci¨®n Isl¨¢mica en estos ¨²ltimos a?os. El, como otros muchos, se prepara para el combate.
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