Entierro en la intimidad
Un discreto funeral privado para Giovanni AIberto Agnelli, el fallecido heredero de la Fiat
En una ceremonia ¨ªntima, celebrada a la siete de la ma?ana, de ayer Giovanni Alberto Agnelli, el heredero del poderoso imperio Fiat muerto el s¨¢bado por la tarde, a los 33 a?os de edad de edad, recibi¨® sepultura en el pante¨®n familiar del cementerio de la localidad de Villar Perosa, cercana a Tur¨ªn. Un modesto funeral, oficiado por el p¨¢rroco del pueblo, al que asistieron tan s¨®lo los familiares m¨¢s cercanos del fallecido, puso punto final a la tragedia de la dinast¨ªa Agnelli, due?a del mayor imperio industrial de Italia.Giovanni Alberto, hijo, de Umberto Agnelli, y de su primera esposa, Antonella Bechi Piaggio, heredero del "trono" de la Fiat, padec¨ªa desde abril pasado un extra?o tipo de c¨¢ncer intestinal. La discreci¨®n de las exequias familiares contrastaba ayer con el duelo masivo, expresado al m¨¢s alto nivel por las autoridades de un pa¨ªs que tiene en los Agnelli una especie de familia real republicana. Los diarios nacionales dedicaron abundante cobertura al tr¨¢gico final del heredero del imperio Fiat.
En La Stampa, el diario editado por los Agnelli en Tur¨ªn, Gianni Agnelli, presidente honorario del grupo, que debido a una reciente fractura del f¨¦mur no pudo acudir al entierro de su sobrino, recordaba con palabras afectuosas a "Giovannino". "Era un muchacho excepcional". Saliendo al paso de las especulaciones sobre los problemas de sucesi¨®n que la repentina muerte de Giovanni Alberto, el presidente de honor de la Fiat dijo que "todav¨ªa ten¨ªa que pasar alg¨²n tiempo antes de poder asumir toda la responsabilidad del grupo".
Desde el presidente de la Rep¨²blica, Oscar Luigi Scalfaro, hasta el ¨²ltimo aficionado que acudi¨® ayer a cualquiera de los estadios de f¨²tbol del pa¨ªs donde se guard¨® un minuto de silencio, tuvo oportunidad de rendir un ¨²ltimo tribuno al fallecido. El poder de los Agnelli se dej¨® sentir en la amplitud del duelo que sacudi¨® a Italia entera, desde el mundo de la pol¨ªtica, hasta el de la cultura y el deporte.
Giovanni Alberto Agnelli, casado el 16 de noviembre de 1996 con Avery Franc¨¦s Howe una joven anglo-americana un a?o menor que ¨¦l a la que conoci¨® en la universidad norteamericana de Brown, descubri¨® pocos meses despu¨¦s de su boda que padec¨ªa un extra?o y terrible tumor canceroso. En abril de 1997 lo hizo p¨²blico en una entrevista publicada por La Stampa, en un intento de evitar especulaciones gratuitas sobre su estado de salud. Para salvar al joven Agnelli no se regatearon t¨¦cnicas, ni medios. Durante cuatro meses permaneci¨® hospitalizado en el Sloan Kettering C¨¢ncer Center de Nueva York, un prestigioso centro especializado en la lucha contra el c¨¢ncer. El diagnosticado a Giovanni Alberto, era extramadamente raro, s¨®lo se han producido 56 casos en todo el mundo. Pero el tratamiento avanzado al que fue sometido no pudo evitar el final.
En agosto pasado el heredero de la Fiat regres¨® a Tur¨ªn decidido a consumir los ¨²ltimos meses de vida en casa. Vio nacer a su hija Virginia Asia, que apenas ha cumplido tres meses, y se despidi¨® de los paisajes familiares. La muerte le sobrevino a primera hoja de la tarde del s¨¢bado en la lujosa villa del padre, en el parque de la Mandria, a las afueras de Tur¨ªn. Sus padres y su mujer estaban a su lado. Los primeros rumores de un desenlace fatal provocaron de inmediato una concentraci¨®n de periodistas a la entrada de la villa de los Agnelli, pero ninguno de los familiares que acud¨ªan a interesarse por Giovanni Al berto hizo declaraciones. La noticia lleg¨® con un comunicado oficial difundido en un telediario de la RAI.
Tur¨ªn, capital del imperio Fiat amaneci¨® ayer conmocionada. Se sab¨ªa que Giovannino estaba muy enfermo pero nadie esperaba un final inminente. El poder de los Agnelli parec¨ªa capaz de conjurar cualquier mal. "Ya ve usted, tan joven, tan guapo, tan rico", reflexionaban los transeuntes interrogados por los reporteros de televisi¨®n.
De Giovanni Alberto, presidente de la Piaggio, fabricante de la famosa Vespa, desde 1993, se han escrito decenas de art¨ªculos en la prensa nacional. Su amor por la poes¨ªa inglesa, -su favorito era Byron-, su afici¨®n al golf y, naturalmente, al f¨²tbol, su discreci¨®n, su seriedad.
El vicepresidente del Gobierno italiano, Walter Veltroni, le recordaba ayer en La Stampa como a un joven sencillo preocupado por los valores morales. "Quer¨ªa que le informara sobre la experiencia del Olivo como agregado democr¨¢tico. Le molestaba la vulgaridad de cierto esp¨ªritu de este tiempo, ligero e inutil, Le gustaba la idea de una pol¨ªtica sobria, discreta y, al mismo tiempo, llena de valores. Era una persona dotada de una envidiable ligereza en el sentido que Italo Calvino le daba al t¨¦rmino".
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