Dolor y enfado por el rechazo de los europeos

Turqu¨ªa, con las ilusiones europeas rotas una vez m¨¢s por sus ricos vecinos occidentales, prefiri¨® ayer dejarse de autocompasiones y optar por la pataleta nacional."Europa, vete al infierno", proclamaba una columna de opini¨®n en el influyente peri¨®dico Hurriyet, al reaccionar al rechazo de la Uni¨®n Europea a la adhesi¨®n de Turqu¨ªa. El titular parec¨ªa capturar el estado de ¨¢nimo de la naci¨®n.

Turqu¨ªa, con una econom¨ªa saludable y una poblaci¨®n de casi 62 millones de personas -mayor que cualquier otro candidato- hab¨ªa hecho de la adhesi¨®n el eje central de su pol¨ªtica exterior. El rechazo, por tanto, ha dejado amargados a muchos turcos, que creen que han sido v¨ªctimas del racismo europeo contra un pa¨ªs musulm¨¢n, y no de las reservas declaradas de la UE al mal historial de derechos humanos de Turqu¨ªa, de su disputa sin resolver con Grecia sobre Chipre y de su conflicto armado contra los separatistas kurdos.

De hecho, seg¨²n fuentes diplom¨¢ticas, Alemania, que tiene millones de trabajadores turcos y teme la entrada de muchos m¨¢s, se ha opuesto desde hace tiempo a la adhesi¨®n de Turqu¨ªa a la UE. Tambi¨¦n lo ha hecho otro miembro de la UE, Grecia, que est¨¢ enredado en una relaci¨®n de enemistad y desconfianza con su mayor y m¨¢s poderoso vecino.

Para muchos turcos, no importa que su pa¨ªs -musulm¨¢n, en guerra, dominado por el Ej¨¦rcito y azotado por una alta inflaci¨®n- no se parezca mucho a los 15 pa¨ªses pr¨®speros de la UE. Ellos apuntan a su historia, subrayan que representan el cuarto mayor mercado para las exportaciones de la UE y dicen que la adhesi¨®n al club m¨¢s exclusivo de Europa, que llevan intentando desde 1963, es lo justo.