Dos meses de camino hacia el suspenso

El proyecto ministerial que ayer recibi¨® un suspenso en el congreso de los Diputados no ha podido tener una vida m¨¢s turbulenta desde el 20 de octubre, cuando la ministra Esperanza Aguirre lo present¨® a la prensa sin consultarlo antes con las comunidades competentes en educaci¨®n (con la ¨²nica salvedad de Catalu?a). Estos dos meses han sido para la ministra un espectacular ba?o de protagonismo pol¨ªtico, a cuyo socaire ha ido retrocediendo paso a paso en sus planteamientos de partida.Para empezar, la ministra renunci¨®. a su pretensi¨®n, reiteradamente anunciada, de reforzar la ense?anza de las humanidades modificando la estructura de los programas (asignaturas y horarios), y limit¨® los cambios propuestos a los ¨ªndices de objetivos y contenidos de Geograf¨ªa e Historia y de Lengua y Literatura. Las horas de clase no daban para m¨¢s, y lo que iba a ser una potenciaci¨®n de las humanidades se qued¨® en una puesta en com¨²n de los ep¨ªgrafes de contenidos.

Enriquecer o negociar

Aguirre se mostr¨® dispuesta luego a admitir sugerencias para "enriquecer" el texto, pero dej¨® claro que no renunciar¨ªa a su competencia para regular la materia. Hace apenas dos meses no conceb¨ªa en absoluto que incorporar aportaciones fuera negociar en toda regla.Tambi¨¦n ah¨ª se ha producido una notable marcha atr¨¢s. Pese a los numerosos elogios que Aguirre ha recibido por colocar bajo los focos el problema de la divergencia de los programas auton¨®micos, la tormenta cr¨ªtica de los expertos y el firme rechazo de sus socios nacionalistas, que la acusan de moverse por intereses de mercado electoral, la han obligado a ensanchar considerablemente su tolerancia al pacto. Hasta el extremo de que se ha mostrado dispuesta a admitir no ya "enmiendas", sino "documentos alternativos". Ayer intent¨® demostrar desde su esca?o que el proyecto no tiene vigencia jur¨ªdica, por lo que no se puede retirar.

A medida que el asunto de las humanidades iba encallando pol¨ªticamente, la preocupaci¨®n de Aguirre ha consistido en quedarse al menos con una vistosa etiqueta: la de haber impulsado un debate sobre las humanidades con una iniciativa para "mejorar su ense?anza". Ello a pesar de que, seg¨²n ella misma reconoce, su propuesta no cambiar¨¢ ni los libros de textos ni la actividad docente en el aula.

El reciente pacto del Senado (PP-PSOE-Coalici¨®n Canaria), en el que se obviaba la petici¨®n expresa de retirada y se replanteaba el proceso le dio un respiro. Pero sus inmediatas declaraciones sobre la vigencia del proyecto de decreto convencieron a los socialistas de que necesitaban atornillar la retirada y, en consecuencia, mantuvieron la proposici¨®n aprobada ayer en el Congreso con el apoyo del resto de la C¨¢mara.