V¨ªctimas de epilepsia televisiva
M¨¢s de 700 ni?os tienen que ser hospitalizados en Jap¨®n tras ver una serie de dibujos animados
Jap¨®n, la naci¨®n especialista desde hace 50 a?os en las artes de la paz, acaba de descubrir que hasta los dibujos animados pueden causar bajas. M¨¢s de 700 escolares de todo el pa¨ªs tuvieron que ser hospitalizados la tarde del pasado martes, v¨ªctimas de crisis epil¨¦pticas, tras ver en televisi¨®n la serie de dibujos Pokemon, basada en los populares personajes del videojuego Pocket Monsters (monstruos de bolsillo), fabricado por la compa?¨ªa Nintendo.Los ni?os, de tres a?os de edad en adelante, fueron llevados a los hospitales aquejados de convulsiones, v¨®mitos, irritaci¨®n de ojos y problemas respiratorios, y a¨²n ayer 208 de ellos permanec¨ªan ingresados.
La crisis nerviosa que afect¨® a la poblaci¨®n infantil nipona se desencaden¨® a los 20 minutos de programa -el de mayor audiencia en su franja horaria, las seis y media de la tarde, de la televisi¨®n japonesa -, cuando tras las im¨¢genes de una espectacular explosi¨®n siguieron cinco segundos de bombardeo de flashes rojos provenientes de uno de los personajes m¨¢s populares de la serie, una especie de rata que responde al nombre de Pikachu.
El episodio de marras, adem¨¢s de efectos especiales y perjudiciales para la salud, tambi¨¦n ten¨ªa argumento. Titulado El guerrero inform¨¢tico Porigon, describ¨ªa a los protagonistas de la serie entrando en un ordenador y luchando unos contra otros. Y la explosi¨®n que acab¨® rompiendo los nervios de los ni?os consist¨ªa en la detonaci¨®n de una bomba para destruir un virus inform¨¢tico.
El suceso ha conmocionado a la sociedad japonesa y domin¨® ayer todos los titulares de prensa. Las reacciones fueron inmediatas y de momento han provocado desde la intervenci¨®n del primer ministro nip¨®n, Ryutaro Hashimoto, hasta la ca¨ªda en un 1,5% de la acciones de Nintendo en las Bolsas de Osaka y Tokio.
Hashimoto advirti¨® contra la fascinaci¨®n de los dibujos animados por las pistolas de rayos y los misiles l¨¢ser porque en el fondo son "armas" y "sus efectos sobre los espectadores no han sido completamente determinados". El Ministerio de Telecomunicaciones, por su parte, ya ha abierto una investigaci¨®n, y la compa?¨ªa TV Tokio, que difunde los dibujos en asociaci¨®n con otras 37 cadenas locales, se plantea suspender la emisi¨®n del cap¨ªtulo de la semana que viene si las causas del incidente no est¨¢n claras para entonces.
Sobre ¨¦stas ya se han pronunciado algunos m¨¦dicos, que han explicado el fen¨®meno como un caso de "epilepsia fotosint¨¦tica" o, m¨¢s concretamente, de "epilepsia televisiva", producido por la exposici¨®n continuada de los ni?os a un bombardeo de luces brillantes en la pantalla. Una experiencia, afirman, muy desagradable, pero sin peligro y de f¨¢cil recuperaci¨®n. Los doctores que trataron a los escolares, que han contado que algunos llegaron a los hospitales en estado de trance, han pedido a las cadenas de televisi¨®n que adviertan sobre los riesgos de estos espacios infantiles antes de su emisi¨®n.
Nintendo se ha apresurado a poner distancias entre su videojuego Pocket Monsters y los dibujos epil¨¦pticos. La compa?¨ªa ya ha tenido m¨¢s de un quebradero de cabeza en el pasado con las crisis de epilepsia causadas por sus productos en algunos de sus usuarios. Ayer, un portavoz de la empresa insist¨ªa en que el videojuego es en blanco y negro, que s¨®lo tiene en com¨²n con los dibujos los personajes y que sus productos se venden desde 1993 con una advertencia sobre sus riesgos "en personas que sufran epilepsia fotosensible".
Pocket Monsters, que a¨²n no se comercializa en Espa?a, ha vendido siete millones de unidades en Jap¨®n desde febrero de 1996 y Nintendo ten¨ªa previsto ponerlo a la venta en el resto del mundo en 1998. Pero tal vez sus planes tengan que esperar. La cadena de alquiler de v¨ªdeos m¨¢s grande de Jap¨®n ha anunciado que va a retirar el videojuego de sus 940 tiendas y un buen n¨²mero de televisiones se han comprometido a estudiar sus dibujos animados por si pueden producir ataques de epilepsia. Si cunde el ejemplo, se podr¨¢ repetir aquello de que nunca tan pocos salvaron a tantos.
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