La polic¨ªa destapa que un grupo de rateros mat¨® a dos personas en una nave abandonada
El n¨²mero 21 de la calle de Pacorro ha abierto una puerta al horror. La polic¨ªa ha destapado que, en la nave que all¨ª se alza, un grupo de j¨®venes ladrones cometi¨® en el ¨²ltimo a?o al menos dos cr¨ªmenes. El primer asesinato, supuestamente perpetrado por Juan Pedro R. G.-M., de 20 a?os, y David F. N., de 17, se debi¨®, seg¨²n han declarado, a una venganza contra el t¨ªo de Juan Pedro por las presuntas palizas que le hab¨ªa propinado desde cr¨ªo. Para matarle, le citaron en la nave con el pretexto de venderle un v¨ªdeo. Una vez muerto, metieron el cuerpo en sun coche y le prendieron fuego. El segundo asesinato, en el que supuestamente participaron otros dos j¨®venes, obedeci¨® a un m¨®vil econ¨®mico: desvalijar a un camello. El cad¨¢ver fue arrojado al pozo de la nave. Como remate a esta escalada del horror, la polic¨ªa sospecha que el pozo oculta m¨¢s cad¨¢veres.
El pozo, de 12 metros de profundidad, se ha convertido en un im¨¢n para el Grupo de Homicidios de la Polic¨ªa Judicial. La sospecha, fundada en los testimonios de vecinos e indigentes, de que en su interior se encuentran m¨¢s cad¨¢veres ha llevado a los agentes a excavarlo en busca de restos humanos que permitan aclarar alguno de los 16 cr¨ªmenes que este a?o han quedado pendientes de resoluci¨®n en Madrid.La nave donde se ubica el pozo, en Carabanchel, corresponde a un antiguo taller de reparaci¨®n de Ford. Abandonado desde el a?o pasado, su interior sirvi¨® como refugio para indigentes, peque?os narcotraficantes y bandas juveniles hasta que en octubre se inici¨® su reforma. Pese a estas obras de acondicionamiento, los rumores vecinales sobre las truculentas muertes all¨ª acontecidas siguieron corriendo. Y el pasado 1 de diciembre encontraron su primera confirmaci¨®n, cuando los agentes de Homicidios irrumpieron en la nave cargados de picos y palas.
La aparici¨®n de la polic¨ªa respond¨ªa a una investigaci¨®n emprendida poco despu¨¦s del 23 de mayo pasado, fecha en la que Carlos Ram¨ªrez Molina, de 25 a?os, desapareci¨® de su vivienda. El hombre, con antecedentes policiales por robo, hab¨ªa sido visto en la nave en numerosas ocasiones. La familia incluso se?al¨® que su cad¨¢ver pod¨ªa encontrarse en el pozo.
Tatuaje en el brazo
Los agentes, tras asomarse al brocal, descubrieron que una capa de hormig¨®n y cascotes ocultaba el fondo. Debajo se encontraba un cad¨¢ver en avanzado estado de descomposici¨®n. Fue r¨¢pidamente identificado por el tatuaje (tres erres) que presentaba su antebrazo derecho. Era Carlos Ram¨ªrez Molina. La polic¨ªa, tras investigar en el entorno del fallecido e interrogar a algunos habituales de la nave, centr¨® sus pesquisas en un grupo de cuatro j¨®venes del barrio de Los C¨¢rmenes: Juan Pedro R. G.-M., alias El Nani, de 19 a?os; David F. N., de 17, El Chino; Sergio M. G., El Pasti, y Juan Manuel N. G.-C., El Punkito, ambos de 20. Todos ten¨ªan antecedentes por robos. Ninguno por homicidio.Finalmente, la polic¨ªa dio con un hombre que les confirm¨® que el 23 de mayo pasado hab¨ªa acompa?ado a Ram¨ªrez Molina hasta la nave para entrevistarse con El Nani y El Punkito. Los implicados fueron detenidos.
La reconstrucci¨®n policial establece que, una vez en la nave, Ram¨ªrez discuti¨® con los cuatro implicados por el reparto de un dinero procedente de la venta de droga. Tras la disputa, Ram¨ªrez esnif¨® hero¨ªna y se qued¨® dormido. Fue entonces cuando los cuatro jovenes acordaron matarle. Uno cogi¨® una piqueta y le golpe¨® en el pecho. Ram¨ªrez, herido, consigui¨® erguirse e intent¨® defenderse. Recibi¨® otros dos golpes. Al no conseguir acabar con ¨¦l, uno de los implicados sac¨® una navaja y le apu?al¨®. Despu¨¦s le arrojaron al pozo y le recubrieron de cascotes. El coche lo incendiaron poco despu¨¦s en un descampado para destruir pruebas.
La captura de los cuatro implicados trajo consigo otras sorpresas. De las declaraciones de los j¨®venes, la polic¨ªa dedujo la comisi¨®n de otro crimen, el de Manuel Eusebio Carmona L¨®pez, de 40 a?os y cuyo cad¨¢ver calcinado fue descubierto el 13 de noviembre de 1996 en la calle de la Parodia.
Venganza por las palizas
El Nani ha declarado, seg¨²n la polic¨ªa, que Manuel Eusebio era su t¨ªo y que lo mat¨® en venganza por las palizas que hab¨ªa propinado a su esposa y a ¨¦l mismo desde cr¨ªo. Para acabar con su vida lo cit¨® en la nave de la calle de Pacorro con el pretexto de venderle un v¨ªdeo. Una vez dentro le propin¨® un fuerte golpe en la cabeza, luego se lanz¨® a estragularlo. Con ayuda de David, El Chino, carg¨® el cad¨¢ver hasta el coche de Manuel Eusebio. Condujeron hacia el Viaducto con la intenci¨®n de arrojarle al vac¨ªo y conseguir darle al crimen apariencia de suicidio. El intenso tr¨¢fico, siempre seg¨²n esta versi¨®n policial, les hizo desistir de esta idea. Finalmente llevaron el coche hasta la calle de la Parodia y lo estrellaron contra otro veh¨ªculo. Con el motor encendido, pusieron el cad¨¢ver en el asiento del conductor, rociaron el coche de gasolina y lo incendiaron. La polic¨ªa pic¨® el anzuelo y crey¨® que se hab¨ªa tratado de un accidente de tr¨¢fico. Ahora, los investigadores esperan que el pozo les proporcione nuevas revelaciones. En ello trabajan.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.