Preg¨®n de baja audiencia
Mat¨ªas Prats y su hijo abren las navidades en el acto menos concurrido de los ¨²ltimos a?os
La plaza de la Villa de Madrid estaba casi desierta a las 19.25 de ayer. S¨®lo se congregaban 50 personas en el augusto recinto cuando para el inicio del preg¨®n navide?o, obra de Mat¨ªas Prats y su hijo.Desde el balc¨®n consistorial, los responsables municipales se asomaban a la calle con gesto preocupado. "Es el preg¨®n con menos gente de los ¨²ltimos a?os", confes¨® Daniel Vel¨¢zquez, coordinador del programa navide?o del Ayuntamiento de Madrid. "Ha venido poqu¨ªsima gente", dec¨ªa con la cara compungida un conserje municipal. "Otros a?os, la plaza est¨¢ a rebosar", agregaba. El a?o pasado, Miliki y Milikito reunieron a m¨¢s de mil personas, y en 1995 hab¨ªa m¨¢s de 2.000 enanitos para ver a Blancanieves y a los personajes de Walt Disney. Ayer, en cambio, en la plaza revoloteaban pocos ni?os. Entre la concurrencia abundaba el pelo cano.
Los solemnes villancicos del Orfe¨®n de Castillos encendieron, por fin, la fr¨ªa tarde. La melod¨ªa sublime de la m¨²sica fue un im¨¢n para decenas de personas que se arremolinaron sobre el escenario de la plaza de la Villa.
Con ocho minutos de retraso, el reloj marcaba las 19.38, se dirigi¨® al micr¨®fono el alcalde, Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano: "Pido a los ciudadanos que convivan en paz durante estas navidades". A continuaci¨®n, la voz imponente de Mat¨ªas Prats, de 84 a?os, atron¨® por los altavoces: "Me ha dicho el alcalde que no pase de dos minutos", advirti¨® el conspicuo periodista. "Aqu¨ª en la plaza de la Villa, frente a la Torre de los Lujanes, con el esp¨ªritu expectante de Francisco el Grande, no hay espacio para mucho. Pero un solo coraz¨®n de madrile?o es capaz, en estos d¨ªas que se avecinan, al recordar al ni?o Dios, de llenar el mundo y los espacios siderales de ternura", enton¨®. Mat¨ªas Prats se despidi¨® con el prop¨®sito de que Ios madrile?os seamos capaces de llenarnos el alma de buenos prop¨®sitos de amor y concordia, y llevarlos a cabo durante los 365 d¨ªas del a?o".
Mat¨ªas Prats hijo tom¨® el testigo con gran sentido del humor. "Se produce el milagro, mi padre me cede el micr¨®fono y puedo hablar". "Quiero ponerme serio", prosigui¨®, "para proclamar a los cuatro vientos que estoy orgulloso y feliz de ser madrile?o y de pertenecer a una ciudad rica y millonaria en esp¨ªritu solidario". El presentador de televisi¨®n se despidi¨® con dos deseos para 1998: "Espero dar felices noticias en el telediario y cantar la victoria de Espa?a en el campeonato del mundo de f¨²tbol".
Al instante, la escasa audiencia se disgreg¨®: "Es una pena que hayan venido tan pocos", dijo Charo Burua. "Ha sido bonito, pero para mayores", remach¨® Eusebio, un jubilado de 79 a?os.
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