El frente del aceite

AHORA LE toca el turno a la ministra de Agricultura, Loyola de Palacio. El denominado informe Jov¨¦, aprobado el pasado jueves por el Parlamento Europeo, ha restituido el ¨¢nimo en el sector olivarero, pese a que para conseguir su aprobaci¨®n el eurodiputado espa?ol tuviera que renunciar a algunas de sus exigencias, como el mantenimiento de la ayuda al consumo. Las tesis espa?olas en busca de una ayuda a la producci¨®n han tenido el respaldo del Parlamento Europeo, que deja ahora al comisario de Agricultura, Franz Fischler, en una dif¨ªcil situaci¨®n: asumir estas tesis o insistir en su modelo de ayuda al ¨¢rbol antes de presentar a primeros de a?o su propuesta definitiva de reforma del mercado europeo del aceite. El propio Jov¨¦, representante de IU, ha advertido de la tozudez de Fischler. El eurocomisario, tal y como demostr¨® en el debate parlamentario, mantiene sus opciones de ayuda al ¨¢rbol como m¨¦todo de controlar los fondos y evitar un fraude que supone muy extendido. Incluso se ha llegado a sugerir la introducci¨®n de un tercer sistema, el de ayuda a la superficie, que har¨ªa depender las subvenciones del n¨²mero de hect¨¢reas plantadas, complementado con una peque?a ayuda a la producci¨®n. Ante esta hip¨®tesis, el sector tiembla. A nadie escapa que el dictamen del Parlamento -sin lugar a dudas, una victoria pol¨ªtica, y nada desde?able por cierto- no es vinculante para la Comisi¨®n Europea.

Despu¨¦s de casi dos a?os de pol¨¦mica, manifestaciones de miles de olivareros en Madrid y Bruselas contra las pretensiones de Fischler y una visita de ¨¦ste a Andaluc¨ªa -ideada en abril pasado por la ministra, que recibi¨® del propio comisario una queja escrita por las manifestaciones promovidas durante su viaje-, el sector aceitero afronta la batalla final. Existe un acuerdo casi general para que el Gobierno retome las negociaciones con los ministros europeos, que son los que tienen que votar la propuesta.

Los olivareros piden elevar la subvenci¨®n de 2.000 millones de ecus (unos 330.000 millones de pesetas) que la Comisi¨®n reparte cada a?o en el sector aceitero europeo. Piden asimismo aumentar el tope actual de producci¨®n de la UE para evitar las duras penalizaciones de la Comisi¨®n por sobrepasar la cantidad fijada y exigen el mantenimiento de la intervenci¨®n p¨²blica como instrumento para equilibrar el mercado. De fondo est¨¢ la lucha con Italia, cuyos datos de producci¨®n media o de n¨²mero de ¨¢rboles manejados como base para el reparto de ayudas resultan poco cre¨ªbles a juicio de los aceiteros espa?oles.

Los olivareros mantienen invariables sus argumentos contra Fischler. La modificaci¨®n del actual sistema de ayudas, que se traduce en unos 120.000 millones de pesetas anuales para Espa?a, afectar¨ªa, entre otros aspectos, a la calidad del aceite, al medio ambiente y al empleo. O, dicho de otra manera: ?por qu¨¦ cambiar un sistema que, seg¨²n insisten, funciona? El sector genera en Espa?a, primer productor mundial con unas 600.000 toneladas de aceite reconocidas por la Comisi¨®n Europea y un valor de producci¨®n de 270.000 millones de pesetas, m¨¢s de 46 millones de jornales. Y sus repercusiones sociales son inmensas.

En Andaluc¨ªa, y durante los cinco meses de recogida de aceituna, el paro casi desaparece en los municipios andaluces. Con una ayuda al ¨¢rbol, pocos invertir¨ªan en cuidar el producto. Fischler no tiene por qu¨¦ considerar solamente estos efectos; pero, al menos, deber¨ªa tenerlos en cuenta.