Pintar con la luz
Sin la urgencia de la nota necrol¨®gica, quisiera expresar mis sentimientos por la desaparici¨®n de Teo Escamilla, mi colaborador en tantas pel¨ªculas y en donde brilla luminoso su enorme talento como fot¨®grafo e iluminador de cine. Sus ojillos vivos, sus pesta?as rizadas, su risa contagiosa y estent¨®rea, su enorme vitalidad, y tambi¨¦n sus enfados repentinos en muchas ocasiones cargados de raz¨®n, su insaciable b¨²squeda de una compa?era, que no s¨¦ si por fin encontr¨®, siempre bien trajeado, elegante, perfumado, zapatos caros y buen autom¨®vil, son apenas unos apuntes de un car¨¢cter en donde brillaba la frase ingeniosa y la zumba sevillana.Buscaba jam¨®n serrano en Costa Rica y consigui¨® sortear las aduanas para invitar a sus amigos, en medio de la selva tropical, al mejor jam¨®n de Jabugo. Buscaba en M¨¦xico las corridas de toros, la tortilla espa?ola y un remedo de paella "valenciana" ante el horror de quien esto escribe, amante de la cocina de aquel pa¨ªs hermano.
Hemos viajado juntos por esos mundos y hemos convivido en situaciones extremas, hemos pasado fr¨ªo y calor, y hemos compartido el hermoso trabajo que es hacer una pel¨ªcula. De la nebulosa que envuelve el recuerdo surgen instant¨¢neas precisas que ahora se api?an pidiendo preferencia y fragmentos de esa pel¨ªcula personal que todos llevamos dentro. Esas im¨¢genes se acompa?an a veces por una voz que recomienda amistosamente c¨®mo enmendar un error, c¨®mo hacer mejor el trabajo. Teo era ese compa?ero so?ado en los momentos en que uno est¨¢ vac¨ªo y no se sabe qu¨¦ hacer, all¨ª donde la palabra "colaboraci¨®n" adquiere su m¨¢s noble sentido.
Es dif¨ªcil, por otra parte, separar al Teo colaborador, infatigable y trabajador, observador siempre atento, del amigo sensible y cari?oso. Amigo de sus amigos. Amigo de Luis Cuadrado en sus momentos dif¨ªciles, cuando se qued¨® ciego y estaba cercana su muerte por un tumor cerebral que avanzaba implacable. Acompa?aba a Luis haciendo de lazarillo en restaurantes y en largos paseos. Disponiendo generosamente de sus escasos ratos libres, jugaba al parch¨ªs con Luis Cuadrado en el piso que ¨¦ste ten¨ªa en Puerta de Hierro, all¨ª estaba tambi¨¦n Jos¨¦ Luis Borau, otro amigo y buena persona. Su amistad y admiraci¨®n por Luis Cuadrado al que consideraba su maestro en ese dif¨ªcil arte de "pintar con la luz", eran enternecedoras, de ¨¦l hered¨® la dif¨ªcil sabidur¨ªa de domesticar la luz.
Sus innatas facultades, su rapidez y agilidad mental hicieron de Teo el que quiz¨¢ ha sido el mejor segundo de nuestro cine, un segundo nervioso al que le iba m¨¢s el reportaje aprendido durante el duro trabajo de documentalista de su primera juventud. De esa actividad ven¨ªa cuando hizo de segundo operador, es decir, el que lleva la c¨¢mara, para La caza: un trabajo espl¨¦ndido. Luego, tuve la suerte de darle la alternativa como director de fotograf¨ªa en Cr¨ªa cuervos, y, si no llevo mal la cuenta, hicimos juntos m¨¢s de quince pel¨ªculas.
Como tantos matrimonios, nos separamos profesionalmente y nos distanciamos paulatinamente, sin perder por ello la amistad. Las razones fueron sencillas: no coincidieron nuestras fechas y hab¨ªamos llegado a un punto en que necesit¨¢bamos volar en direcciones distintas. Creo que la separaci¨®n fue beneficiosa para ambos.
Ahora, Teo est¨¢ all¨ª, no s¨¦ d¨®nde, pero est¨¢ all¨ª observ¨¢ndonos con sus ojillos azules, vivos y p¨ªcaros, que vibran tintineando como las estrellas, con esa risa estruendosa y contagiosa que le hace lagrimear y que sus amigos nunca olvidar¨¢n.
Babelia
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