'S¨ªndrome de El Ejido'
LOS ESPA?OLES no nos consideramos racistas, seg¨²n confirman una y otra vez los resultados de encuestas al respecto. Sin embargo, son muchos los indicios, algunos bastante alarmantes, que hacen dudar de esta convicci¨®n tan autocondescendiente. Basta ver, por ejemplo, lo que dijo un ama de casa del pueblo almeriense de Vicar que comentaba recientemente en una emisi¨®n de la televisi¨®n local: "Yo no soy racista, pero los magreb¨ªes son lo peor que hay encima de la tierra".Y es otro pueblo de la misma provincia, El Ejido, el que corre el riesgo de convertirse en s¨ªmbolo de un racismo violento y encima con respaldo social manifiesto. All¨ª, el pasado 12 de diciembre, cuatro individuos, que sin duda tampoco se considerar¨¢n racistas, propinaron una brutal paliza a dos magreb¨ªes. Armados con barras de hierro, les rompieron piernas y brazos. Seg¨²n aseguraron, quer¨ªan impartir justicia castigando a las dos v¨ªctimas por el robo que poco antes alg¨²n desconocido hab¨ªa perpetrado en el almac¨¦n de uno de los agresores, detenido poco despu¨¦s.
Es grav¨ªsimo que cuatro personas adultas agredan salvajemente a dos extranjeros para hacerles pagar por un delito que no saben qui¨¦n lo ha cometido. Y eligen a sus v¨ªctimas por su aspecto, por su procedencia o por el color de su piel. Pero m¨¢s grave a¨²n si cabe es el movimiento de solidaridad con los agresores que se cre¨® espont¨¢neamente en El Ejido. Esta lamentable versi¨®n xen¨®foba de Fuenteovejuna es ante todo una verg¨¹enza. Pero tambi¨¦n revela la existencia de un cierto clima social muy preocupante en ciertas regiones espa?olas en las que, por un motivo u otro, la presencia de inmigrantes del Tercer Mundo es superior a la general en nuestro pa¨ªs.
La presencia de inmigrantes de pa¨ªses pobres en Espa?a es muy inferior a la existente en la mayor¨ªa de los pa¨ªses europeos. Tambi¨¦n es cierto que esta inmigraci¨®n en nuestro pa¨ªs es un fen¨®meno relativamente reciente y que los espa?oles a¨²n no han adoptado la costumbre de convivir en ambientes multirraciales. Gran parte de la tensi¨®n la origina el hecho de que un n¨²mero muy considerable de estos inmigrantes viven en situaciones de ilegalidad y m¨¢xima precariedad social y laboral, cuando no en la miseria. Y la responsabilidad de que as¨ª sea la tienen primero aquellos que se enriquecen con el tr¨¢fico de inmigrantes. Algunos, como el ahora detenido Naji el Orche, son magreb¨ªes; pero muchos son tambi¨¦n espa?oles. Igualmente responsables son aquellos que emplean a los inmigrantes en r¨¦gimen de explotaci¨®n y abuso y los mantienen viviendo en situaciones infrahumanas.
Combatir la inmigraci¨®n ilegal es una necesidad, pero regularizar la situaci¨®n de los extranjeros que se encuentran en nuestro pa¨ªs tambi¨¦n. Porque s¨®lo as¨ª podr¨¢n optar a defender sus derechos y s¨®lo en condiciones dignas pueden afrontar los inmigrantes la integraci¨®n. Y la integraci¨®n es la ¨²nica forma de impedir la tensi¨®n y consiguiente amenaza de violencia. Las bolsas de marginaci¨®n son un peligro real que lleva a gente como los solidarios de El Ejido a su vergonzosa actitud.
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