Comisar¨ªas y cuarteles
EL PARTIDO Popular ha expuesto con claridad cu¨¢les son sus ideas para profesionalizar las Fuerzas Armadas. Entre sus recomendaciones incluye una muy llamativa: la de que para formar parte de la Guardia Civil, polic¨ªa nacional, polic¨ªas auton¨®micas y locales sea necesario -"requisito indispensable", seg¨²n su expresi¨®n- haber cumplido un m¨ªnimo de 12 meses como tropa profesional o haber hecho el actual servicio militar.La propuesta del Grupo Popular, presentada como dictamen final para la comisi¨®n mixta Congreso-Senado que estudia la profesionalizaci¨®n de las Fuerzas Armadas, va un paso m¨¢s all¨¢ de la legislaci¨®n actual, que considera simplemente un m¨¦rito para pertenecer a los cuerpos de seguridad la prestaci¨®n de servicios en las Fuerzas Armadas. Pero el paso de "m¨¦rito" a "requisito indispensable" es muy serio; tanto que trastoca de un plumazo la composici¨®n de las polic¨ªas, sean nacionales o auton¨®micas, y no es seguro que para mejor.
A la vista de la propuesta del Grupo Popular, la claridad es la mejor virtud que puede exhibir: despu¨¦s de tantos a?os y esfuerzos empleados en borrar el car¨¢cter militar de los cuerpos de seguridad, ahora el partido en el Gobierno propone girar 180 grados y convertir las polic¨ªas en reservas exclusivas para militares con vocaci¨®n profesional. La incongruencia pol¨ªtica es meridiana: o el PP no tiene patente la orientaci¨®n que deber¨ªa asumir la polic¨ªa -un cuerpo de seguridad civil que trabaja al servicio de los ciudadanos-, o bien la resistencia de los j¨®venes a incorporarse al Ej¨¦rcito y los problemas que plantea la formaci¨®n de un nuevo Ej¨¦rcito profesional han hecho olvidar al partido de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar las evidencias, m¨¢s elementales.
Es evidente que la propuesta gubernamental convierte en reserva privilegiada para los soldados profesionales las plazas de las, distintas polic¨ªas de la naci¨®n. La tarea de garantizar la seguridad ciudadana, dif¨ªcil y que exige una vocaci¨®n espec¨ªfica, queda reducida a un incentivo m¨¢s para estimular el ingreso y reenganche en el Ej¨¦rcito profesional que sustituir¨¢ al forzoso actual. Para conjurar el peligro de que las plazas del nuevo Ej¨¦rcito no sean cubiertas, el PP propone desvirtuar el car¨¢cter, objetivos y composici¨®n sociol¨®gica de la polic¨ªa democr¨¢tica.
Construir vasos comunicantes entre el Ej¨¦rcito y la polic¨ªa es, adem¨¢s, un grave error debido al peligro de endogamia que se producir¨¢ indefectiblemente entre los cuarteles y las comisar¨ªas. La reproducci¨®n en estas ¨²ltimas de los modos y procedimientos de los primeros -leg¨ªtimos siempre que se apliquen en sus propios ¨¢mbitos de actuaci¨®n y de acuerdo con el orden constitucional- es una invitaci¨®n innecesaria a conflictos potenciales y a confundir tareas y funciones que solamente desde una perspectiva muy superficial tienen puntos de contacto. Y viceversa, tampoco los cuarteles son id¨¦nticos a las comisar¨ªas.
Tampoco es muy afortunada la propuesta desde el punto de vista de las alianzas pol¨ªticas del Gobierno. Ser¨ªa una sorpresa que fuera bien recibida por los Gobiernos aut¨®nomos. No tiene f¨¢cil explicaci¨®n el que el, Grupo Popular enrarezca, con otro caso, la atm¨®sfera pol¨ªtica con CIU y PNV, sus socios en el Congreso, con una recomendaci¨®n tan lejana a la sensibilidad de ambas fuerzas nacionalistas. No est¨¢ el horno de las alianzas para m¨¢s bollos.
El documento del Partido Popular sobre el Ej¨¦rcito profesional es una demostraci¨®n del poco tacto con que el Ejecutivo y su partido han afrontado desde el inicio el problema del servicio militar y su sustituci¨®n por un Ej¨¦rcito voluntario. El Ministerio de Defensa cometi¨® un error de oportunidad al anunciar con excesiva antelaci¨®n el fin de la mili obligatoria. Ello ha dado pie a un crecimiento exponencial de la objeci¨®n de conciencia, como por fin reconoce claramente la propuesta en cuesti¨®n. Err¨® tambi¨¦n con la infausta idea de recuperar la figura de los excedentes de cupo. Y el siguiente error -no hay dos sin tres- fue el no menos infausto sorteo para designar a tales excedentes. El Gobierno permanece tambi¨¦n atascado en el problema cr¨®nico, de graves consecuencias sociales, que supone el carecer de puestos y destinos para la prestaci¨®n social sustitutoria de m¨¢s de 100.000 j¨®venes.
Si el Ejecutivo asume ahora la propuesta de su partido de convertir la polic¨ªa en una opci¨®n segura para militares profesionales de corta trayectoria en el Ej¨¦rcito, simplemente habr¨¢ acumulado a los fallos anteriores un dislate absurdamente contrario a las exigencias de una sociedad compleja y democr¨¢tica.
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