?Problema ¨¦tico est¨¦tico?
La autora de este art¨ªculo aboga por la abolici¨®n de cualquier reglamentaci¨®n sobre la prostituci¨®n, pero reclama la defensa de los derechos de sus trabajadoras.
Hace algunos d¨ªas estall¨® la pol¨¦mica a consecuencia de un plan para concentrar a las prostitutas que trabajan en la Casa de Campo de Madrid en una zona en la que no molestaran a los viandantes. El proyecto contemplaba un recinto cerrado, con peque?os bungal¨®s para la pr¨¢ctica sexual, bares para el contacto con los clientes, una farmacia, cafeter¨ªa, restaurante.Cada cierto tiempo la prostituci¨®n aparece en los medios de comunicaci¨®n, pero es triste que nos acordemos de estas mujeres s¨®lo cuando molestan. Casi siempre nos preocupa m¨¢s la imagen que dan que sus condiciones de vida o sus derechos individuales.
En casi todos los pa¨ªses, la mujer prostituta est¨¢ poco considerada socialmente,e incluso marginada. Este hecho provoca un desconocimiento sobre este colectivo, que se manifiesta en estereotipos, por lo cual, cuando se intenta tomar medidas para atender este problema, no se tienen en cuenta los numerosos factores que han dado origen al fen¨®meno y que impiden acometer dicho problema desde un punto de partida consensuado.
Por ejemplo, la mayor parte de la sociedad cree conocer los motivos que empujan a estas personas a dedicarse a la prostituci¨®n (los datos m¨¢s fiables indican que en Espa?a m¨¢s de 400.000 mujeres se dedican a esta actividad, ya sea de forma regular o profesionalizada, o espor¨¢dicamente). Este colectivo, como hemos se?alado, es heterog¨¦neo, aunque tiene puntos en com¨²n: su origen social, ya que mayoritariamente proceden de situaciones sociales de gran vulnerabilidad; la marginaci¨®n por estigmatizaci¨®n social de su profesi¨®n; la ausencia casi total de organizaci¨®n como colectivo, que las excluye de cualquier derecho o beneficio laboral, y una situaci¨®n de indefensi¨®n, exclusi¨®n y en muchos casos de discriminaci¨®n debido al ejercicio de su actividad.
En cuanto a las diferencias, las fundamentales se manifiestan tanto en las causas por las que desempe?an la prostituci¨®n como la forma de practicarla. Por ejemplo, seg¨²n las condiciones en que trabajan, se pueden dividir en prostituci¨®n callejera, es decir, las que viven y trabajan, en la misma zona, se alojan en pensiones y que, generalmente, es el colectivo en el que se concentra el mayor grado de desestructuraci¨®n social y marginaci¨®n. Y dentro de este colectivo podemos incluir a las adictas de la droga, un grupo que ha crecido en los ¨²ltimos tiempos. En su mayor¨ªa ha sido su adicci¨®n lo que las ha empujado a prostituirse, y, una vez dentro de este mundo, es muy dif¨ªcil que lo dejen. Incluso muchas que dejan la droga tienen enormes dificultades para encontrar una salida a la prostituci¨®n, por sus propias condiciones de vida. Una de las caracter¨ªsticas m¨¢s llamativas es su extrema juventud: muchas de ellas son menores de edad o adolescentes. A este grupo se han sumado en los ¨²ltimos a?os las extranjeras, muchas de las cuales tienen una situaci¨®n legal irregular en nuestro pa¨ªs, y a menudo son controladas por mafias.
Existe otro tipo de prostituci¨®n m¨¢s "discreta". Son, o bien mujeres u hombres que practican esta. actividad fuera de los guetos t¨ªpicos (en clubes, hoteles, bares que se anuncian en la prensa) o que lo practican de forma espor¨¢dica. No son pocas las amas de casa que se prostituyen espor¨¢dicamente para complementar los ingresos familiares.
A la estigmatizaci¨®n que ya sufr¨ªan las prostitutas habr¨ªa que a?adir, en los ¨²ltimos tiempos, el factor sida. Este problema hace surgir de nuevo la idea de establecer una reglamentaci¨®n sanitaria cuya expresi¨®n concreta ser¨ªa el carn¨¦ sanitario. Nuestra experiencia nos ha demostrado que el carn¨¦ sanitario ofrece una falsa seguridad tanto a las prostitutas como a sus clientes, pues entre an¨¢lisis y an¨¢lisis puede haberse producido alg¨²n contagio. Por el contrario, hemos comprobado que las prostitutas se controlan a s¨ª mismas a trav¨¦s del uso del preservativo. Por tanto, es necesario potenciar pol¨ªticas de accesibilidad de los recursos sociales y sanitarios tanto en sentido geogr¨¢fico como humano.
Hasta ahora, las medidas dise?adas para abordar el problema de la prostituci¨®n se han basado en la ilegalizaci¨®n de esta actividad (tendencia prohibicionista) o en la legalizaci¨®n pero apartada en guetos (tendencia reglamentacionista).
En Espa?a, hasta hoy, se ha seguido una tercera tendencia: la que podr¨ªa llamarse "abolicionista", es decir, la que preconiza la abolici¨®n de toda reglamentaci¨®n. Creemos que ¨¦sta es la actitud que deber¨ªa mantenerse, a?adiendo un nuevo punto de vista: el de los derechos humanos; es decir, frente a la guetizaci¨®n o la prohibici¨®n, son muchos los que creen que nadie puede juzgar a una persona por ganarse la vida a su manera, especialmente cuando en la mayor¨ªa de los casos no se les ofrece otra salida.
Por otra parte, otra tendencia insiste en que la prostituci¨®n es una esclavitud moderna: ah¨ª est¨¢n las mafias, el proxenitismo, el tr¨¢fico de inmigrantes. Como puede verse, la prostituci¨®n es una cuesti¨®n extremadamente compleja que no puede abordarse con medidas concretas o incluso superficiales. En cualquier caso, si se emprende una reglamentaci¨®n, debe hacerse siempre atendiendo a la dignidad de esas personas, y no centrarse ¨²nicamente en la naturaleza de su actividad. Asimismo, debe hacerse de forma consensuada, ya que tendr¨ªan que producirse cambios en el C¨®digo Penal, porque si no quedar¨ªa sin efecto cualquier reglamentaci¨®n al quedar fuera las toxic¨®manas y las extranjeras sin papeles. En conclusi¨®n, se deber¨ªa acometer un debate profundo de sus consecuencias.
El problema de la regulaci¨®n de la prostituci¨®n es com¨²n a muchos pa¨ªses, y, que sepamos, hasta el momento s¨®lo hab¨ªa sido solucionado en Holanda. La raz¨®n es el alto grado de organizaci¨®n de las prostitutas de ese pa¨ªs -que se han constituido en sindicatos, pagan sus impuestos y, por tanto, pueden exigir y exigen-, as¨ª como la mayor tolerancia de la sociedad.
Y dec¨ªamos que "hab¨ªa sido solucionado" porque en la actualidad ha aparecido en ese pa¨ªs un fen¨®meno nuevo: la prostituci¨®n practicada por inmigrantes sin papeles o por toxic¨®manos que trabajan al margen del sistema imperante hasta el momento. ?Qu¨¦ quiere decir esto? Que al reglamentar la prostituci¨®n se ha hecho "ilegal" un colectivo que antes no lo era. Esto es lo que deber¨ªamos evitar en nuestro pa¨ªs.
Debemos ser conscientes de que lo principal, lo m¨¢s importante, es acabar con la discriminaci¨®n y exclusi¨®n que sufren estas personas, proporcionar programas de educaci¨®n para la salud y encontrar v¨ªas para su socializaci¨®n. Para ello es fundamental potenciar el asociacionismo. Creemos que lo m¨¢s razonable es que entre todos -instituciones, organizaciones humanitarias y asociaciones- busquemos soluciones, f¨®rmulas jur¨ªdicas originales que permitan crear un nuevo marco, pero siempre teniendo en cuenta algo fundamental: la protecci¨®n de los derechos individuales y la dignidad de aquellas mujeres que trabajan en el ejercicio de la prostituci¨®n.
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