De Pamela Anderson a Gorbachoy
El ex dirigente sovi¨¦tico anuncia una cadena de pizzer¨ªas para financiar la fundaci¨®n que dirige
Mija¨ªl Gorbachov entra en un establecimiento de Pizza Hut con su nieta Anastasia de la mano. Piden una pizza. Se sientan. Uno de los clientes reconoce a Gorbachov y comenta en voz alta: "Por su culpa nuestra econom¨ªa no va bien". No est¨¢n todos de acuerdo. Un cliente m¨¢s joven se levanta y dice: "Gracias a ¨¦l tenemos m¨¢s oportunidades". Gorbachov contempla en silencio el debate. Su nieta mira, calla y come pizza. La discusi¨®n contin¨²a hasta que una mujer mayor se pone en pie, y con cierta solemnidad, concluye: "Gracias a ¨¦l tenemos cosas como Pizza Hut". Todos parecen darse cuenta de inmediato de la verdad, se ponen en pie, aplauden y le rinden tributo de una manera muy particular: levantando sus porciones de pizza.Gorbachov ya conoce de primera mano lo que es el capitalismo. El ex l¨ªder sovi¨¦tico, el ingeniero pol¨ªtico que acab¨® con el viejo r¨¦gimen comunista, es el protagonista de la nueva campa?a publicitaria de Pizza Hut. El esperado anuncio se distribuy¨® ayer a los programas informativos de televisi¨®n, aunque la primera emisi¨®n en su formato real -publicidad- no ser¨¢ hasta el d¨ªa 1 de enero en Estados Unidos durante la final de la Liga Universitaria de F¨²tbol Americano (la Rose Bowl). La compa?¨ªa, con cientos de establecimientos en todo el mundo, ha cambiado las curvas voluptuosas de Pamela Anderson por la imagen serena de Mija¨ªl Gorbachov. La perestroika publicitaria ha acabado con los vigilantes de la playa.
"Mija¨ªl Sergeivich Gorbachov ha recibido en los ¨²ltimos a?os muchas propuestas publicitarias que le ped¨ªan que hiciera un anuncio como ¨¦ste", dice un comunicado de la Fundaci¨®n Gorbachov, con sede en Mosc¨², "y las hemos ido rechazando una por una". ?Y por qu¨¦ ahora s¨ª? Muy sencillo: dinero. D¨®lares, para ser exactos. Nadie sabe cu¨¢nto ha cobrado Gorbachov por rodar un anuncio en el que no tiene ni una sola l¨ªnea de gui¨®n: ¨¦l s¨®lo mira y guarda silencio. Sea la cantidad que sea, no ser¨¢ transferida a una cuenta corriente del pol¨ªtico, sino que ir¨¢ a parar directamente a la fundaci¨®n que lleva su nombre. "La fundaci¨®n", dice la nota, "lo hace porque nunca ha pedido ni pedir¨¢ el apoy¨® econ¨®mico del Gobierno".
El anuncio en cuesti¨®n arranca con un plano de Gorbachov y su nieta por la plaza Roja de Mosc¨² de camino hacia el establecimiento de Pizza Hut. A pesar de que fue rodado ¨ªntegramente en la capital rusa, no hay planes inmediatos para su emisi¨®n en ese pa¨ªs. Obviamente, los responsables de la empresa no son ajenos a los efectos contrapr¨®ducentes que la campana podr¨ªa provocar en Rusia; la imagen del l¨ªder de la perestroika no genera precisamente la misma simpat¨ªa que ha conseguido fuera de ese pa¨ªs.
Gorbachov recibi¨® las primeras cr¨ªticas antes incluso de rodar el primer plano del anunci¨®. Alguien filtr¨® el gui¨®n y r¨¢pidamente sus detractores detectaron que la pizza se utilizaba como un elemento que consolida la idea de que el capitalismo es mejor que el comunismo porque pone ciertos lujos (?Pizza Hut?) al alcance de los pobres trabajadores. Tantas han sido las cr¨ªticas, que Gorbachov ha tenido que enfrentarse a ellas. "Estoy ahora mismo creando una biblioteca y un archivo de la perestroika, y ese proyecto requiere fondos", asegura el pol¨ªtico. "La perestroika empuj¨® hacia adelante a Rusia y al mundo entero. Es muy importante que lo que ocurri¨® se preserve en esos dos centros", se justifica Gorbachov en una entrevista en la CNN.
Tomada la decisi¨®n de hacer publicidad, faltaba inclinarse por una de las ofertas que hab¨ªa sobre la mesa. "La pizza es una parte importante de la vida", dice un Gorbachov entregado inesperada mente a la gastronom¨ªa italiana, "no es s¨®lo el hecho de consumirla, sino- que sirve para socializar. Si yo no estuviera seguro de que es algo bueno para la gente no habr¨ªa hecho el anuncio".
?Cu¨¢nto cuesta contratar a Gorbachov? Su imagen -que no su voz- puede haber obligado a Pizza Hut a firmar un cheque de un mill¨®n de d¨®lares (150 millones de pesetas). En Rusia muchos conocen la existencia de ese anuncio que nunca ver¨¢n en su televisi¨®n. "Ha empezado por la pizza", dice una mujer rusa entrevistada por las c¨¢maras de una televisi¨®n estadounidense, "pero qui¨¦n sabe si lo pr¨®ximo no ser¨¢ un anuncio de Tampax".
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