El hechizo de la m¨²sica

El a?o musical termina, en el mismo d¨ªa, con dos caras: la Novena sinfon¨ªa, de Beethoven y la m¨²sica espa?ola actual. La orquesta de C¨®rdoba, de la que es titular el cubano Leo Brouwer (1946) se encarg¨® de difundir aqu¨ª las nuevas o casi nuevas partituras.Es relativamente reciente (1993) la de Garc¨ªa Abril, Cantos de pleamar, pues ha sido bastante programada y comentada, pero esta vez, el joven director, formado en Espa?a, Austria, Francia y Estados Unidos, hizo una versi¨®n mod¨¦lica, intensamente expresiva construida con firmeza y sutilmente cuidada en las sonoridades. Pulsar, de Tom¨¢s Marco-de cuyo estreno en Metz escrib¨ª en 1987, quiz¨¢ agote una de las muchas l¨ªneas del compositor, la iniciada en Los caprichos, su primera partitura sinf¨®nica. Tiene algo de ensimismamiento en el martilleo r¨ªtmico y la repetici¨®n y tuvo mucho de provocaci¨®n en su momento. Tambi¨¦n se benefici¨® de una ejecuci¨®n segura y efectiva.

A partir de una alusi¨®n haendeliana, Leo Brouwer traza su Canci¨®n de gesta, de 1978, en la que se sit¨²a en soluciones no por evolucionadas menos deudoras de sus grandes antecesores de Cuba, Rold¨¢n o Garc¨ªa Caturla, por ejemplo. Su r¨ªtmica resulta esplendorosa, as¨ª como la claridad de sus densas l¨ªneas y el contraste de las coloraciones t¨ªmbricas. Luis de Pablo, como en otras ocasiones, parte de sugerencias culturales, art¨ªsticas e hist¨®ricas lejanas en el tiempo y el espacio para damos en Rostros una muy apretada, transparente, ¨¢gil y sugestiva creaci¨®n.

Era nuevo en Madrid el Concierto para saxof¨®n, contralto y orquesta, de Carlos Cruz de Castro, una obra importante fundamentada en el equilibrado y contrastante di¨¢logo entre el solista (con una parte muy virtuosa que domin¨® Francisco Mart¨ªnez), un transfondo formal heredado de la tradici¨®n pero resuelto secuencialmente y a trav¨¦s de bloques de gran potencia y definici¨®n. Es una m¨²sica viva, fuerte, iluminada y en alguna medida moralista. Magn¨ªfico de todo punto el servicio de los profesores de C¨®rdoba y resueltamente prometedoras las condiciones y saberes de Jos¨¦ de Eusebio.