Del carro a la 'motocaca'
Homenaje municipal a los barrenderos de los 50, cuando no hab¨ªa horario para recoger la basura ni contenedores
A mediados de los a?os cincuenta comenz¨® a circular una noticia fant¨¢stica entre los barrenderos y basureros madrile?os: "En Alemania hay camiones de la basura que levantan autom¨¢ticamente los cubos". Nadie se lo crey¨®. Unos pensaron en una tomadura de pelo otros, que alguien lo habr¨ªa visto en una pel¨ªcula futurista. Una reacci¨®n l¨®gica en una ¨¦poca en la que en Madrid se recog¨ªa la basura en un carro arrastrado por mulas, los traperos hac¨ªan la competencia al Ayuntamiento y hubieran encerrado por loco al inventor de la motocaca, de la multibarredora o del cami¨®n con brazo hidr¨¢ulico.As¨ª estaban las cosas en 1953, cuando Jes¨²s Moreno Mar¨ªn, un madrile?o nacido hace 60 a?os en la calle de la Virgen de los Peligros (Centro), comenz¨® a trabajar en el servicio de limpieza. Ten¨ªa 16 a?os y le pagaban 12 pesetas diarias. Hace pocos d¨ªas, el veterano barrendero y algunos de sus compa?eros recibieron el homenaje del Ayuntamiento de la capital por tantos a?os de servicio, en un acto que se celebr¨® en los jardines de Cecilio Rodr¨ªguez.
El primer cometido de Jes¨²s fue ayudar al regador a abrir las llaves del agua; todos los chicos menores de edad que comenzaban a trabajar en la limpieza de las calles lo hac¨ªan como llaveros. A los 18 a?os, unos cog¨ªan la escoba y otros, la manga. Jes¨²s eligi¨® la segunda opci¨®n y a los pocos meses sus h¨¢biles dedos controlaban con precisi¨®n el pitorro de riego. "Las antiguas mangas eran de cuero. Hab¨ªa que calentarlas con grasa para que se deslizaran bien. El ca?¨®n era de cobre y era necesario lijar con frecuencia el pitorro. Regar requiere su t¨¦cnica y todo un ejercicio de control para no mojar a los transe¨²ntes. Ya no hay profesionales como los de antes".
Este hombre, extrovertido y de presencia impecable, presume de las virguer¨ªas que sol¨ªa hacer con la manga para impresionar a las mujeres. "Y¨® regaba en la zona centro, en un servicio especial para mercados. Iba con otro compa?ero que tambi¨¦n era muy. joven y guapete y ten¨ªamos ganas de divertirnos. En Lavapi¨¦s hab¨ªa muchas chicas por la noche y nos hac¨ªan bromitas con el asunto de la manguera. Total, que nos ven¨ªan a buscar de madrugada en taxi, nos acompa?aban a guardar la manga y nos ¨ªbamosde fiesta. ?C¨®mo nos lo pas¨¢bamos en el servicio de riego!", reconoce Jes¨²s, que ahora, viudo y ya abuelo, disfruta recordando sus mejores tiempos como seductor. Ten¨ªa abiertos varios frentes y su fama se hab¨ªa extendido entre las j¨®venes de la f¨¢brica que Tabacalera ten¨ªa en Embajadores. Estaba tan a gusto que cuando aprob¨® las oposiciones de ordenanza, renunci¨® a su plaza para seguir en la calle, donde permaneci¨® 20 a?os hasta que pas¨® de encargado a las oficinas de la calle Divino Pastor, donde a¨²n contin¨²a.
No todo eran alegr¨ªas. "Pas¨¢bamos mucho fr¨ªo. Ni siquiera nos daban botas de goma. Como no ten¨ªa dinero para compr¨¢rmelas, regaba en zapatillas y llegaba a casa empapado. El fr¨ªo, la lluvia y las tabernas eran nuestros peores enemigos. Las condiciones de trabajo han mejorado infinitamente y el trato tambi¨¦n".
"Adem¨¢s, Madrid estaba muy sucio. Se recog¨ªa la basura en carros y cada vecina sacaba su cubo a la hora que le daba la gana y, en general, con el culo roto. Los desperdicios se amontonaban en las aceras. En muchos barrios hab¨ªa que gritar 'basura' para que la sacaran, como cuando llega el butanero", cuenta Delf¨ªn Sard¨¢, otro antiguo barrendero, que ingres¨® con la ¨²ltima promoci¨®n de llaveros, hace 40 a?os, cuando a¨²n le llamaban Delfinito. "Todav¨ªa hab¨ªa vaquer¨ªas en la capital y muchas casas no ten¨ªan cuarto de ba?o. Era muy triste. La gente tiraba los excrementos en los solares y el Ayuntamiento rebajaba la jornada a los voluntarios que se encargaban de retirarlos".
Cuando llegaba la Navidad, el Ayuntamiento obligaba a los barrenderos m¨¢s j¨®venes a vestirse de romanos para desfilar en la cabalgata cargados con antorchas, detr¨¢s de los Reyes Magos. "Con esa pinta", rememora Jes¨²s, "yo ten¨ªa que venir desde Carabanchel en metro y ni siquiera nos pagaban el billete, con lo poco que gan¨¢bamos".
Los d¨ªas m¨¢s sucios del a?o
Esta ¨¦poca ha sido siempre la m¨¢s sucia del a?o. Tras la Nochevieja y la cabalgata, las calles quedan cubiertas de basura. "Siempre ha habido servicios especiales en estas fechas. A la seis de la ma?ana todo est¨¢ recogido, y en la actualidad, con la tecnolog¨ªa, no hay nada que se resista, ni los dichosos confetis, que son arrastrados con un soplador de gran potencia, indispensable tambi¨¦n para sacar la suciedad que hay bajo los coches".Los regadores no desaprovechaban ocasi¨®n para divertirse y ganar alg¨²n dinero, como la que se le present¨® a Delf¨ªn: "En una ocasi¨®n se nos acerc¨® una se?ora que nos ofreci¨® 20 duros por mojar al hombre que iba a salir de un restaurante del barrio de Salamanca. Por esa cantidad ¨¦ramos capaces de empapar al mism¨ªsimo Franco. Result¨® que era el duque de Alba, y la mujer que nos pag¨®, su esposa".
Nunca se han encontrado nada de gran valor, todo lo m¨¢s alg¨²n billete de mil. "Est¨¢ prohibido por motivos de salud p¨²blica hurgar en los residuos. Despu¨¦s de un puente nos llaman muchos madrile?os que han perdido joyas y dinero. Lo esconden cuando se van de viaje en el cubo de la basura y cuando regresan no se acuerdan y lo echan todo al contenedor. En estos casos no se puede hacer nada. S¨®lo con una orden policial", explica Jes¨²s.
Entre los episodios m¨¢s tristes est¨¢ la muerte de un compa?ero, Baltasar Bachero, en Lavapi¨¦s, hace 25 a?os. Un caballo se desboc¨® y el barrendero, por salvar a un ni?o, fue arrollado y muri¨®.
El Ayuntamiento bautiz¨® con su nombre la calle donde ocurri¨® el accidente y as¨ª consta en los viejos callejeros de la capital. "Un tiempo despu¨¦s, uno sabemos por qu¨¦, se retir¨® el nombre de nuestro compa?ero y se sustituy¨® por el de Salitre, y as¨ª se llama la calle en la actualidad. Fue una injusticia", concluye Jes¨²s.
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