Museo

Soy un gran seguidor de Arzalluz, y colecciono sus m¨¢s admirables frases, como aquella de que Aznar (su socio) est¨¢ rodeado de fascistas. Ahora, tras mucho estudio, he comprendido una frase suya que me persegu¨ªa hace meses. Aquella de: "As¨ª que ellos se quedan con el arte, y nosotros, con las bombas", cuando le sugirieron que llevar el Guernica a Bilbao pod¨ªa hacerlo a?icos y costaba un Congo. Tras la lectura del estupendo trabajo de Joseba Zulaika (Cr¨®nica de una seducci¨®n), por fin entiendo la frase en toda su hondura.El Museo Guggenheim de Bilbao es una de las operaciones de colonizaci¨®n cultural m¨¢s salvaje que se han llevado a cabo desde el Plan Marshall. El precio de la hermos¨ªsima carcasa de titanio (?treinta, cuarenta mil millones?) no da ning¨²n derecho a los vascos para decidir lo que va en su interior. Si ma?ana quieren poner all¨ª la Casa de Juntas, no pueden hacerlo. El edificio lo han pagado los vascos, pero no es suyo. Es de un amigo americano. La operaci¨®n se llev¨® a cabo sin consultar a los expertos de arte vascos, ni a los artistas vascos, ni a los abogados y economistas vascos, ni, naturalmente, a los vascos. Fue una decisi¨®n de Arzalluz y el EBB, ejecutada en el m¨¢s absoluto secreto. Su mantenimiento (?mil, dos mil millones anuales?) no da derecho a los vascos a programar exposiciones o a dar el uso que les pase por las narices a la admirable escultura de Gehry. Si el amigo americano decide exponer all¨ª a Cicciolina, all¨ª se expondr¨¢. Y tendr¨¢ tanto ¨¦xito como Disneylandia. De hecho, ya lo tiene.

Cuando Arzalluz, m¨¢ximo responsable de esta maravillosa pol¨ªtica colonialista posmoderna, dec¨ªa lo de las bombas se refer¨ªa, ?no?, al Guggenheim de Bilbao. Eso s¨ª que es una bomba. Y se la ha puesto ¨¦l mismo. En su casa. ?Admirable!