La recuperaci¨®n de la libertad
Si se hace un poco de memoria, se recordar¨¢ que, tras conocerse los resultados del 3-M del 96, la pretensi¨®n inicial de CiU fue que Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar fuera investido presidente del Gobierno con los votos del PP y la abstenci¨®n de todos los dem¨¢s, y que ¨²nicamente la negativa del PSOE le oblig¨® a pactar la investidura y a votar positivamente la candidatura de Aznar. En este tr¨¢nsito de 1997 a 1998 creo que vale la pena recordar el dato.En 1993, a pesar de que el PSOE tambi¨¦n necesitaba un apoyo "exterior" para completar la mayor¨ªa parlamentaria y poder gobernar, CiU no avanz¨® jam¨¢s una propuesta de este tipo. Se resisti¨® a entrar en un Gobierno de coalici¨®n, pero no puso de entrada ning¨²n tipo de obst¨¢culos a la formaci¨®n de una mayor¨ªa parlamentaria que permitiera gobernar al PSOE.
La mayor¨ªa parlamentaria que se ha constituido a partir de 1996, a diferencia de la. que se constituy¨® en 1993, ha sido para CiU una mayor¨ªa impuesta. E impuesta no s¨®lo por la aritm¨¦tica parlamentaria, sino adem¨¢s por el examen del euro previsto para mayo de 1998. La sola aritm¨¦tica parlamentaria no es nada seguro que hubiera conducido a CiU a votar positivamente la investidura de Aznar. Nada de lo que ha ocurrido en este a?o y medio largo de vigencia del pacto entre el PP y CiU ha cambiado el car¨¢cter del mismo. La falta de sinton¨ªa entre ambas formaciones pol¨ªticas que hab¨ªa antes de la investidura de Aznar sigue habi¨¦ndola en estos momentos. Tal vez todav¨ªa m¨¢s. Dicha falta de sinton¨ªa ha podido ser constatada en m¨²ltiples ocasiones a lo largo de la presente legislatura. Su forma de manifestaci¨®n externa estaba limitada, sin embargo, por la imposibilidad de extraer consecuencias de la misma antes de mayo de 1998.
Independientemente de lo que le pudiera pedir el cuerpo tanto a CiU como al PP, antes de la incorporaci¨®n de Espa?a a la moneda ¨²nica no hab¨ªa posibilidad alguna de ruptura del pacto. Mayo de 1998 ya est¨¢ aqu¨ª. A partir de ese momento, el pacto entre el PP y CiU deja de ser un pacto impuesto para pasar a convertirse en un pacto voluntario. En el momento en que se haya producido el ingreso de Espa?a en el euro, el pacto no puede ser justificado en causas independientes de la voluntad de los firmantes del mismo. El pacto ha dejado de ser un mal necesario. ?Tiene o puede tener la consistencia suficiente para transformarse en un bien deseable? Aqu¨ª es donde est¨¢ el quid de la cuesti¨®n. La novedadpol¨ªtica de 1998 es la recuperaci¨®n de la libertad de actuaci¨®n por parte de las dos fuerzas pol¨ªticas que han dirigido el Estado en esta legislatura. Y ya se sabe que con la libertad vienen los riesgos.
El gui¨®n de esta legislatura hasta mayo de 1998 estaba escrito. A partir de ahora hay que escribirlo, y escribirlo con un horizonte electoral muy pr¨®ximo. ?Es razonable pensar que las relaciones entre el PP y CIU han conseguido el grado de fluidez suficiente como para que puedan pactar en un clima de libertad-y con unas,elecciones generales y auton¨®micas tan a la vista? La decisi¨®n ciudadana del 3-M de 1996 dio de s¨ª para un pacto de investidura con fecha de caducidad; no para un pacto de legislatura. La transformaci¨®n del primero en el segundo exige una nueva, manifestaci¨®n de voluntad por parte de los firmantes. Y una manifestaci¨®n de voluntad que tiene que producirse en condiciones muy distintas de aqu¨¦l-las en las que se produjo el pacto de investidura. En ¨¦sas estamos en estos momentos. Y por eso las dudas y vacilaciones van en aumento. De aqu¨ª a mayo ir¨¢n a m¨¢s.
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