Paso a paso

EL MONOPOLIO de hecho de Telef¨®nica en el mercado de la telefon¨ªa fija empezar¨¢ a disolverse este, a?o, aunque desde luego no con la rapidez que desear¨ªan los usuarios. Retevisi¨®n anuncia ya los servicios que empezar¨¢ a prestar, poco preocupantes por el momento para Telef¨®nica. Pero a partir de agosto cualquier operadora podr¨¢ solicitar una licencia. Ya se conocen los requisitos que deber¨¢ cumplir el tercer operador para competir en el mercado con Telef¨®nica y Retevisi¨®n, y son una muestra de los aires proteccionistas que soplan desde la Administraci¨®n.Estos requisitos reflejan el escaso entusiasmo con que el Gobierno afronta la liberalizaci¨®n de las telecomunicaciones y su incapacidad para librarse de los desafios intervencionalista. As¨ª, se exige al candidato a tercer operador un plan de inversiones de 100.000 millones de pesetas en cinco a?os, con el compromiso de invertir en el primer ejercicio al menos un 30%, cantidad arbitraria que no responde a ninguna condici¨®n racional.

Otras exigencias contenidas en las cl¨¢usulas administrativas elaboradas por el Ministerio de Fomento resultan igualmente chocantes. "El concurso valorar¨¢ en particular el compromiso de los licitadores para la creaci¨®n de empleo referido a uno, dos, cinco y diez a?os desde la fecha de otorgamiento de la licencia", reza el pliego oficial de condiciones. Parece razonable que el objetivo del concurso sea seleccionar a una empresa fuerte, competitiva y con capacidad de innovaci¨®n tecnol¨®gica si fuere necesario, pero resulta mucho m¨¢s discutible que el ministerio desempolve viejas f¨®rmulas paternalistas para crear ilusoriamente puestos de trabajo. Aunque los desvelos del Gobierno por reducir la tasa de paro son de agradecer, no parece que el procedimiento m¨¢s adecuado sea elegir al tercer operador de telefon¨ªa fija en funci¨®n de su capacidad para generar empleo. Lo que cabe exigirle es que sea capaz de ofrecer servicio de mejor calidad y a coste m¨¢s competitivo.

En un proceso de liberalizaci¨®n deber¨ªan evitarse trabas administrativas a?adidas. Sin embargo, las condiciones impuestas para la desregulaci¨®n del mercado telef¨®nico indican que el Gobierno de Aznar apuesta por una liberalizaci¨®n controlada, muy a la espa?ola. En principio, el mantenimiento de controles pol¨ªticos no tiene por qu¨¦ ser discordante con otros modelos de gesti¨®n de las telecomunicaciones en Europa, cuyos Gobiernos se reservan, por ejemplo, la facultad de autorizar licencias en funci¨®n de condiciones t¨¦cnicas muy precisas. Pero en el camino emprendido la Administraci¨®n espa?ola quiere conservar funciones m¨¢s amplias de intervenci¨®n. As¨ª lo demuestra el hecho de que el Gobierno se reserve la adjudicaci¨®n de una tercera licencia de m¨®viles despu¨¦s de haber pactado con Telef¨®nica y Airtel que les dar¨ªa una a cada uno tras el acuerdo que alcanzaron para compensar a Airtel por los 85.000 millones que tuvo que pagar por la licencia y que Bruselas anul¨®.

Con estas y otras limitaciones, parece claro, que la liberalizaci¨®n efectiva del servicio telef¨®nico ser¨¢ muy lenta. Es muy poco probable que durante este a?o y el que viene el fabuloso negocio de Telef¨®nica, instrumentado gracias a un monopolio a¨²n hoy efectivo que le proporciona m¨¢s de dos billones de pesetas de facturaci¨®n anual, resulte afectado por una competencia m¨¢s te¨®rica que real. Retevisi¨®n no estar¨¢ en condiciones hasta septiembre, como pronto, de ofrecer a sus clientes llamadas interprovinciales e internacionales de acceso directo (sin prefijo), y las nuevas operadoras, m¨¢s all¨¢ de la tercera, no podr¨¢n establecerse hasta diciembre. El tiempo trabaja a favor de Telef¨®nica y en contra de la competencia.