El Madrid gana un partido ca¨®tico
, Si Madrid o Estudiantes cotizasen en bolsa, desconcertar¨ªan al m¨¢s experto de los inversores. Llegados a estas alturas de temporada, se puede asegurar sin temor a equivocarse que ambos equipos no son nada de fiar. Ni individual ni colectivamente. S¨®lo partiendo de esta premisa inicial se puede explicar lo ocurrido ayer en un encuentro en el que se dio la constante paradoja de que cada minuto de juego se encargaba de desmentir lo intuido en el minuto anterior. As¨ª, todo o casi todo rond¨® lo ca¨®tico y estrafalario. En este juego del despiste y desconcierto, fue el Madrid el que acab¨®_ con una media sonrisa, gracias tanto a su mejor disposici¨®n general en el segundo tiempo como a una empanada monumental que luci¨® el Estudiantes durante 13 minutos (del 15 al 28) donde su ceguera ofensiva fue casi total y pas¨® de dominador (26-32) a dominado (57-42).El Madrid, mientras tanto, simplemente estaba. La salida de Angulo en el quinteto titular ayudaba a que de vez en cuando se pudiese ver un jugador blanco salir de un bloqueo y lanzar a canasta, cosa poco habitual, pero a su mano y al resto del equipo le costaba lo suyo mover el bal¨®n con fluidez. Este es uno de los grandes problemas del Madrid. A ello contribuye en gran manera la dudosa ubicaci¨®n de su gran estrella, Bodiroga. No hay ninguna duda que estamos ante un gran jugador que domina casi todas las artes del juego, lo que le hace poder desarrollarlas con ¨¦xito en cualquier posici¨®n, pero su estilo basado en el bote, la penetraci¨®n y el juego de espaldas a canasta tiene efectos secundarios. El primero, que el bal¨®n no circula con velocidad, funda mental, por ejemplo, para aprovechar unos cent¨ªmetros de ventaja en un bloqueo. El segundo es que se corre el peligro de que sus compa?eros se conviertan en espectadores. Tercero, ayer s¨®lo lanz¨® una vez de distancia. ?Pivot, base o alero?.
Estudiantes estaba tan ahogado como Whisby en mitad de la zona a donde acud¨ªan los cinco jugadores madridistas cada vez que cog¨ªa el bal¨®n, y el partido se le escapaba sin remedio. Herreros mantuvo un poco la cordura y el Madrid acab¨® ganando porque era imposible que lo hiciese el Estudiantes.
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