Arboleda recuperada
El gran poeta, pintor, prosista y t¨¢ntas cosas m¨¢s Rafael Alberti ha celebrado su 95? cumplea?os en El Puerto de Santa Mar¨ªa, el pueblo que le vio nacer, tan amado, a?orado, enso?ado desde el amargo y remoto exilio. Feliz, en la medida que los a?os, inexorables, autorizan tales frivolidades.Hier¨¢tico, acaso risue?o, con facciones asc¨¦ticas, ¨¦l, que vivi¨® tanto; con cara de sabio, de hechicero, de momia, de dios de Machu Pichu, o quiz¨¢ del Yucat¨¢n. En casa al fin, arboleda perdida, arboleda ganada.
Se puso Rafael a escribir su Arboleda perdida ya en el destierro, culminada la guerra civil espa?ola. A borbotones la perge?¨®, y no la terminar¨ªa hasta 1959, si bien los a?os que cuenta transcurren entre 1902 y, 1931. Muestra una memoria prodigiosa, ya que hasta nos relata su nacimiento, y le impulsa una tierna a la par que explosiva nostalgia. A este respecto, lo que yo deseo consignar desde mi modesta tribuna madrile?a es que Rafael Alberti no s¨®lo plasm¨® en la obra la a?oranza sentida hacia su pueblo y tierra, sino tambi¨¦n la que le inspiraba Madrid: sus vivencias capitalinas. s¨®lo puede sentirlas, y expresarlas, un madrile?o de verdad".
Hojeemos el libro. Hay que decir ante todo que Rafael no perdi¨® su, famosa arboleda con la guerra y el exilio, aunque estas circunstancias, ulteriores, pudieran abonar tal suposici¨®n. Ya no exist¨ªa cuando ¨¦l naci¨®, cuando de ni?o recorri¨® aquel "caminito que el tiempo ha borrado" en busca del "melanc¨®lico lugar de retamas blancas y amarillas llamado La Arboleda Perdida. Todo era all¨ª como un, recuerdo: los p¨¢jaros rondando alrededor de ¨¢rboles ya ?dos, furiosos por cantar sobre ramas pret¨¦ritas...". Est¨¢ clar¨ªsimo.
Pero vayamos con Madrid: lleg¨® en mayo de 1917, contaba 15 a?os de edad y "tra¨ªa las pupilas mareadas de cal. Aqu¨ª, en Atocha, se top¨® con una "ma?ana gris, sin sol. ?C¨®mo iba a gustarle este poblach¨®n? Pero "la ciudad donde nadie es charneg¨®" [esto lo digo yo] fue cautiv¨¢ndole poco a poco, mucho a mucho. Por aquel entonces ten¨ªa Rafael muy clara su vocaci¨®n de pintor. Iba al Prado a copiar lienzos famosos y se enamor¨®, creo que por este orden, de la temperatura del museo en invierno, las "ninfas calefaccionadas, que corr¨ªan desnudas, perseguidas por s¨¢tiros", el cuadro de Goya La gallina ciega y "la estatua de Vel¨¢zquez, custodiada por los cedros m¨¢s bellos que yo he Visto en Espa?a". Despu¨¦s vendr¨ªan los paseos por el Buen Retiro, "con las ingenuas geometr¨ªas rusi?olescas de sus parterres", por las rom¨¢nticas avenidas del Jard¨ªn Bot¨¢nico, venga a pintar, y "ya Madrid no era la horrorosa ciudad de mi llegada". En esto que se march¨® a El Puerto. El caso es que "aquellos pocos d¨ªas en El Puerto me sirvieron para darme cuenta de cu¨¢nto deb¨ªa ya a Madrid".
En el circo Price asisti¨® a su primer concierto, en el Teatro Real presenci¨® sus primeras ¨®peras. Y el cap¨ªtulo 3 del libro primero de la obra citada, tras uno de sus lapsos, comienza as¨ª: "?Alegr¨ªa de volver a aquellos a?os madrile?os, a¨²n no envenenados por el odio y lejos todav¨ªa de los r¨ªos de sangre que iban a correr por toda Espa?a a partir del 13 de julio de 1936!". No durar¨ªa mucho la euforia que rememora: en 1920, cuando Rafael "iba para" los 18 a?os, mueren Gald¨®s, ?Joselito! (no le pasa: "?si hubiera sido Belmonte!') y su propio padre. La pena se une a la frustraci¨®n que siente por no ser reconocido a¨²n como escritor, como poeta. Todos le siguen considerando pintor.
Conoce a Juan Chab¨¢s -tan importante en su vida literaria-, a D¨¢maso Alonso, a Federico Garc¨ªa Lorca, entra por la puerta grande en los ambientes de la residencia de estudiantes...
Rafael, tan lleno de mar, esteros, salinas, Guadalete, arenas de playa, bah¨ªa gaditana, luz portuense, se enamora tambi¨¦n, empero, de nuestra sierra. Del "desva¨ªdo azul de los montes guadarrame?os", "el azul del Guadarrama al fondo", el canto soleado de los pinos, San Rafael solemne y melanc¨®lico. Rafael Alberti, poeta l¨ªrico, am¨® Madrid y en ¨¦l se inspir¨®.
Me gustar¨ªa desearle desde aqu¨ª mil felices a?os nuevos.
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