Pol¨¦mica inoportuna

LA UNIDAD de los dem¨®cratas es una condici¨®n imprescindible para luchar contra el terrorismo. En el ¨¢mbito pol¨ªtico y tambi¨¦n en el policial. El asesinato del concejal Jos¨¦ Ignacio Iruretagoyena moviliz¨® ayer en un frente de rechazo unitario a) todos los partidos tras la convocatoria del lehendakari Ardanza a la manifestaci¨®n de Zarautz. Pero al mismo tiempo cobraba cuerpo, en el frente policial, una pol¨¦mica sobre la capacidad de la Ertzaintza para cumplir su primer cometido, que no es otro que proteger la vida de los ciudadanos. Es comprensible que ¨¦stos -en particular, los 166 concejales del PP en el Pa¨ªs Vasco, directamente amenazados por ETA- exijan a su polic¨ªa mayor seguridad. A ning¨²n colectivo humano se le puede proponer como ¨²nico horizonte vital que resista imp¨¢vido mientras los pistoleros los van abatiendo. Pero responsabilizar a la Ertzaintza de los asesinatos es, adem¨¢s de injusto -la ¨²ltima v¨ªctima hab¨ªa rechazado la escolta-, un error pol¨ªtico. Es el tipo de reacci¨®n que busca ETA.Cuatro asesinatos en dos a?os -tres de ellos en los ¨²ltimos seis meses- revelan sin necesidad de mayores comprobaciones que los concejales del PP en el Pa¨ªs Vasco se han convertido en el blanco preferente de ETA. Requieren, pues, un blindaje muy especial, aun a sabiendas de que nunca puede ser completo. Cuando la banda terrorista mata a representantes electos del PP est¨¢ practicando un chantaje directo al Gobierno. Por tanto, la seguridad de estos concejales es un problema de Estado, que como tal debe ser abordado y resuelto por los responsables competentes. Bueno es que Mayor Oreja y Atutxa hayan decidido reunirse para abordar el problema con seriedad y discreci¨®n en lugar de alimentar una pol¨¦mica abierta que s¨®lo beneficia a los terroristas.

En una entrevista que publica hoy este peri¨®dico, el consejero vasco de Interior dice dos cosas: que no aceptar¨¢ un abordaje del Gobierno central con sus propios cuerpos de seguridad y que si la Ertzaintza necesita ayuda ante un problema concreto no dudar¨¢ en pedirla. Es este segundo camino el que deber¨ªa explorarse en caso necesario, y no el primero. A estos efectos no parece muy oportuna la apelaci¨®n de Fraga a las situaciones de excepcionalidad que contempla la Constituci¨®n. M¨¢s adecuado podr¨ªa ser, si llega el caso, invocar el art¨ªculo del Estatuto de Gernika que plantea la posibilidad de que el propio Ejecutivo vasco pida el apoyo del Gobierno central.

La serie de asesinatos de concejales del PP crea, l¨®gicamente, una zozobra insoportable en ese partido, pero resulta a todas luces excesivo que el delegado del Gobierno en Vitoria haya pasado en caliente un parte de culpa a la Ertzaintza. Igual que es preciso analizar con frialdad las decisiones t¨¦cnicas adoptadas en materia de protecci¨®n y, sin duda, mejorarlas, tambi¨¦n habr¨¢ que recordar, por terrible que resulte, que la estrategia asesina de ETA no ha nacido con la polic¨ªa auton¨®mica vasca y que en t¨¦rminos cuantitativos hay r¨¦cords dif¨ªciles de superar cuando la seguridad era cosa de la Polic¨ªa Nacional y la Guardia Civil.

El Pa¨ªs Vasco tiene hoy un polic¨ªa por cada 150 habitantes, una de las densidades m¨¢s altas en las democracias occidentales. Se pueden tomar medidas de protecci¨®n adicionales. Incluso se debe potenciar la Junta de Seguridad que cre¨® el Estatuto de Gernika para coordinar muy espec¨ªficamente la actuaci¨®n de las diversas polic¨ªas en la lucha antiterrorista. Y todo ello debe hacerse de forma discreta. Como dijo ayer el presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, quien convers¨® con el lehendakari Ardanza, "lo importante es hacer las cosas, no decirlas".

Justamente para evitar que los pol¨ªticos y dirigentes policiales se tiraran los trastos a la cabeza ante cada asesinato de ETA, seg¨²n la cercan¨ªa de cada v¨ªctima, se cre¨® la Mesa de Ajuria Enea, que ma?ana cumple diez a?os. Uno de los prop¨®sitos era solventar con discreci¨®n las diferencias que pudieran surgir sobre la lucha antiterrorista, naturales en una sociedad plural. Lo que entonces buscaba ETA y sigue buscando hoy es dividir y debilitar a los dem¨®cratas. Un an¨¢lisis preciso puede llevar a la conclusi¨®n de que conviene introducir cambios en el modelo policial que rige en el Pa¨ªs Vasco para dar una mayor eficacia a la Ertzaintza, pero no como resultado de una reacci¨®n emotiva. No se olvide que la propia Ertzaintza es tambi¨¦n objetivo de ETA. En todo caso, debe prevalecer el di¨¢logo entre los dos Gobiernos, sin imposiciones. Los acontecimientos de estos ¨²ltimos meses avalan que no puede haber una soluci¨®n pol¨ªtica que acabe con la violencia en el Pa¨ªs Vasco si no va precedida, o acompa?ada, de una soluci¨®n policial contra la criminalidad de ETA. Por eso el debate sobre la eficacia policial es inevitable. Pero la pol¨¦mica p¨²blica resulta a todas luces inoportuna.