El Bar?a revive el s¨ªndrome de Salamanca
La Real empata en los ¨²ltimos ocho minutos un partido que ganaban los azulgrana por 0-2
El Barcelona revivi¨® en Anoeta el s¨ªndrome de Salamanca. Lo suyoes un permanente conflicto de personalidad: un equipo capaz de reivindicar su posici¨®n con un f¨²tbol inteligente, ejecutado con raciocinio y elegancia, y otro capaz de arruinarse en errores infantiles fruto de una notable desconcentraci¨®n.Como en Salamanca, el Barcelona agarr¨® el partido por el cogote y lo manej¨® durante 80 minutos a su antojo. La Real Sociedad, un equipo que practica un f¨²tbol liso y llano, era incapaz de interpretar la lectura del encuentro que dictaba Guardiola habilitando a sus compa?eros entre l¨ªneas. El Bar?a se guiaba, por su direcci¨®n, mientras la Real jugaba de forma asamblearia. Al final, la disputa se qued¨® sin due?o porque el Barcelona fue incapaz de conservar una ventaja de dos goles, tirada a la basura en dos jugadas previsibles.
La solidez defensiva del conjunto azulgrana est¨¢ bajo sospecha. De Paula consigui¨® el empate rodeado por media docena de futbolistas en el pen¨²ltimo minuto. M¨¢s que un empate era un castigo, no al juego barcelonista, bien administrado, sino a su incapacidad defensiva, que le hacer perderla cabeza con demasiada facilidad.
Nuevamente, se viv¨ªan dos partidos en uno. El primero, largo, inteligente, convertido en un ejercicio estrat¨¦gico del Barcelona para romper a un rival tan animoso como ineficaz. La Real jugaba al ritmo de Guardiola y Celades y se manifestaba incapaz de frenar a Figo y Luis Enrique, que campeaban a su gusto en sus respectivas parcelas. A Guardiola no le paraba nadie porque la Real viv¨ªa presa de su atrevimiento inicial.
El Barcelona exhib¨ªa un modelo razonable que le permiti¨® vivir con placidez toda la primera parte del encuentro. Entonces obtuvo su primer gol y sobre todo la jerarqu¨ªa del partido. Ten¨ªa el bal¨®n, el sitio en el campo, el ritmo y la tranquilidad que aporta la ineficiencia del rival. No era un espect¨¢culo, pero s¨ª un ejercicio t¨¦cnico y estrat¨¦gico que le conven¨ªa especialmente.
Cuando Anderson consigui¨® el segundo gol, la Real Sociedad toc¨® a rebato. Su discurso se hizo m¨¢s implacable, m¨¢s lineal, m¨¢s ¨¢spero y m¨¢s fuerte. Los donostiarras convirtieron el encuentro en el particular auto de fe que les ha otorgado una imbatibilidad duradera. El Barcelona recul¨®, aunque segu¨ªa apelando al bal¨®n como mejor ant¨ªdoto defensivo. Los cambios, a priori, no afectaban a dicha situaci¨®n. Pero Craioveanu, convertido en convidado de piedra por su imposible misi¨®n de taponar a Guardiola, encontr¨® un espacio abierto en el marcaje al hombre que practica Van Gaal y fabric¨® el primer gol.
Al Barcelona se le aparecieron los fantasmas de Salamanca y su edificio se derrumb¨® con estr¨¦pito. Todo su cr¨¦dito amenazaba otra vez ruina sin que los jugadores llegaran a explicarse el motivo del fiasco. En un saque de esquina, con el ¨¢rea poblada de futbolistas de uno y otro equipo, De Paula fue capaz de meter la puntera. en el ¨²ltimo minuto.
Ciertamente, el Barcelona vive un maleficio y la Real est¨¢ en permanente estado de gracia. Ayer, ambos equipos escenificaron sus papeles habituales. El conjunto -de Van Gaal acelera progresivamente sus prestaciones futbol¨ªsticas, asemej¨¢ndose al equipo que todo el mundo presupone: bien dotado t¨¦cnicamente y capacitado para adue?arse de los partidos sin demasiado esfuerzo. Pero no adquiere solvencia. Ayer, un equipo solamente amparado en la fe sin obras fue capaz de robarle otra vez la cartera en dos acciones ya muy tard¨ªas.
El Bar?a sigue l¨ªder, mantiene un cr¨¦dito razonable, pero malgasta sus fondos con una actitud manirrota. La Real Sociedad sigue abonada a lo suyo, es decir, al f¨²tbol simple, entregado, agon¨ªstico, con una primac¨ªa absoluta del car¨¢cter an¨ªmico. Su trayectoria es intachable. Al Barcelona le falta el hervor necesario para ser un gran equipo. La solidez de la defensa deja mucho que desear para construir el f¨²tbol que ambiciona.
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