Tres chicos acuchillaron a la madre de uno de ellos por un ritual espiritista
Tres chicos de Fuenlabrada, dos menores de edad y uno de 18 a?os, acuchillaron y apalearon en septiembre del a?o pasar do a la madre de uno de ellos. La investigaci¨®n judicial ha destapado que la acci¨®n no fue una mera agresi¨®n, sino que la intenci¨®n real, seg¨²n fuentes cercanas al caso, era matar a la mujer. Los adolescentes actuaron as¨ª porque sol¨ªan practicar sesiones de espiritismo y, seg¨²n dijeron, uno de los esp¨ªritus invocados les sugiri¨® que deb¨ªan eliminar a la madre, de 39 a?os. De hecho, justo antes de la agresi¨®n estuvieron invocando a personas fallecidas sobre un tablero mediante la llamada ouija.La afici¨®n por lo esot¨¦rico no era nueva para estos tres muchachos. El juez que ha investigado el caso en lo que respecta a los dos menores (entre ellos, el hijo de la v¨ªctima, de 14 a?os) ha impuesto a ambos una de las medidas m¨¢s duras que permite la legislaci¨®n sobre menores: durante dos a?os deber¨¢n acudir semanalmente a un psiquiatra para que les trate, pues ha llegado a la convicci¨®n de que ambos chicos sufren un serio trastorno mental. Al ser el tercer implicado mayor de edad, su caso lo ha tramitado el Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 5 de Fuenlabrada. Y se celebrar¨¢ un juicio normal contra ¨¦l.
La agresi¨®n, ocurrida sobre el mediod¨ªa del viernes 5 de septiembre en el hogar de uno de los menores, fue repentina y brutal, seg¨²n los partes m¨¦dicos. La mujer sobrevivi¨® a la acci¨®n de milagro, pues casi todas las cuchilladas afectaron a la zona del pecho y costado.
Los expertos que atendieron a los chicos destacan el talante "fr¨ªo y calculador" del hijo de la mujer alpu?alada
La acci¨®n ocurri¨® el viernes 5 de septiembre en el hogar de uno de los menores -de 14 a?os- Los tres chicos (cuyos nombres se omiten dada la minor¨ªa de edad de dos de ellos) se encerraron en un dormitorio de la casa y se pusieron a jugar a la ouija, como muchas tardes.
De pronto, se levantaron y se dirigieron a la cocina de la vivienda, donde estaba la madre. Mientras uno de los muchachos la sujetaba con una mano por la espalda y con la otra le tapaba la boca, otro comenz¨® a golpearla con un palo y el tercero le asest¨® hasta cinco navajazos con un cuchillo de la cocina en el pecho y el costado.
"Si las cuchilladas hubiesen sido un poco m¨¢s profundas, la mujer habr¨ªa muerto", seg¨²n los citados medios. La dejaron malherida en el suelo y se marcharon con las manos ensangrentadas. La mujer, chillando y pidiendo socorro, logr¨® alcanzar la calle. Vive en la planta baja de un bloque de pisos. "Me han pegado, me han pegado", acertaba a decir a las vecinas que acudieron a socorrerla. Fue conducida hasta el hospital Severo Ochoa de Legan¨¦s, donde estuvo ingresada varios d¨ªas.
El hijo de la v¨ªctima se entreg¨® voluntariamente ese mismo d¨ªa en la comisar¨ªa de polic¨ªa, al saber que los agentes le buscaban. El mayor fue apresado al llegar a su domicilio en la noche del s¨¢bado, e ingres¨® en prisi¨®n tras ser interrogado por el titular del Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 5 de esa localidad.
En un principio, el hijo de la v¨ªctima declar¨® que hab¨ªa agredido a su madre porque no le dejaba ir a un concierto que esa noche se celebraba en la plaza de Las Ventas. Luego, ante el juzgado, los menores indicaron que estaban jugando a la ouija y que actuaron por influjo de los esp¨ªritus.
Tras el interrogatorio, el juez de Menores orden¨® que fuesen internados en un centro de reforma denominado Los Madro?os. All¨ª estuvieron varias semanas. Durante ese tiempo, fueron sometidos a minuciosos estudios psicol¨®gicos, que dictaminaron que sufr¨ªan un trastorno mental. Ninguno de los actores de este escalofriante suceso ha reconocido ser el autor de las cuchilladas. Se echan la culpa unos a otros.
En fuentes jur¨ªdicas, este caso ha sorprendido de forma notable. Y, sobre todo, la "frialdad" mostrada por el hijo de la v¨ªctima a lo largo de los interrogatorios y del proceso en general. Quienes le han visto le definen como un "chico fr¨ªo y calculador". Y aseguran que en su rostro "inalterable" es dif¨ªcil ver una sonrisa". Sus padres, de clase media, hac¨ªan casi todo lo que quer¨ªa. Y en especial la madre, que lo mimaba hasta el punto de hacerle una comida especial para ¨¦l s¨®lo todos los d¨ªas. Adem¨¢s, hac¨ªa otra para el padre y una tercera para la hija peque?a del matrimonio.
El talante de la madre, siempre seg¨²n los citados medios, es m¨¢s bien reservado", y en todo momento, "l¨®gicamente", ha intentado restar importancia a lo sucedido y reducirlo "a una chiquillada". De hecho, tras la agresi¨®n, no present¨® ninguna denuncia, a pesar de que los golpes recibidos estuvieron a punto de costarle la vida.
Eso s¨ª, al ser preguntada en el hospital por lo ocurrido, declar¨®: "Han sido los dos amigos de mi hiio y mi hijo".
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