Blair mueve piezas
EL GOBIERNO de Tony Blair ha demostrado estar dispuesto a asumir riesgos pol¨ªticos de envergadura para hacer avanzar el proceso de paz en Irlanda del Norte. Si hoy se reanudan las conversaciones al respecto en el castillo de Stormont, a las afueras de Belfast, es en buena parte gracias al osado paso dado por Mo Mowlam, la ministra brit¨¢nica para Irlanda del Norte, al visitar el pasado viernes a los condenados protestantes por terrorismo en la c¨¢rcel de Maze, para que ¨¦stos impulsaran la participaci¨®n de sus respectivas ramas pol¨ªticas en las negociaciones. Mowlam ha reconocido as¨ª el peso y la influencia en el proceso de paz de unos asesinos convictos. Pero con este gesto sin precedentes ha conseguido evitar que los ¨²ltimos asesinatos sectarios impidieran la reanudaci¨®n del di¨¢logo.En estas negociaciones son los partidos moderados de una y otra parte los que deben aportar la estabilidad central y canalizar el apoyo popular suficiente a un eventual acuerdo final. Sin la participaci¨®n de las ramas pol¨ªticas del IRA (el Sinn Fein) y de los principales grupos paramilitares protestantes, no ser¨ªa posible el avance, como bien entiende Mowlam. Pero su presencia en el foro negociador no asegura, sin embargo, el ¨¦xito de un proceso que el propio Blair describi¨® ayer como plagado de dificultades. Esta semana debe entrar en temas tan espinosos como el desarme de los grupos terroristas -que abordar¨¢ una comisi¨®n independiente- o las llamadas medidas de confianza entre las partes. Al menos de momento, se asegura el mantenimiento de la tregua que los principales grupos terroristas protestantes respetan desde hace tres a?os y el IRA desde el pasado julio. Esta tregua, cuya perpetuaci¨®n podr¨ªa ser un objetivo en s¨ª misma, es en todo caso condici¨®n indispensable para la paz.
Los ¨²ltimos cr¨ªmenes sectarios, aparentemente obra de facciones terroristas que rechazan el alto el fuego, ponen a prueba el proceso. El asesinato ayer de un joven cat¨®lico pariente del l¨ªder del Sinn Fein, Gerry Adams, que trabajaba en una discoteca de la familia del dirigente protestante David Ervine, comprometido con la cooperaci¨®n entre comunidades, refleja las violentas contradicciones de esta sociedad y la permanente amenaza de la violencia. Fue reivindicado por la Fuerza de Voluntarios Lealistas (LVF), que lo present¨® como una respuesta al reciente asesinato de su l¨ªder, Billy Wright.
Los que participan en las negociaciones no deben dejarse arrastrar por estas provocaciones. S¨®lo as¨ª cabe avanzar hacia un, acuerdo final que puede estar pr¨®ximo, como admiti¨® con cautela Blair. Un resultado que, por definici¨®n, no puede satisfacer. plenamente a ninguna de las partes, pero tampoco ser directamente rechazable. La eventual soluci¨®n debe partir del acuerdo marco pactado en 1995 por Londres y Dubl¨ªn, que prev¨¦ una Asamblea para el Ulster, acompa?ada por la part¨ªcipaci¨®n de Dubl¨ªn en algunos asuntos del norte. En este sentido va el supuesto proyecto del Gobierno de Blair, filtrado por un diario brit¨¢nico, de un Parlamento para el Ulster elegido por sistema proporcional, completado por un llamado Consejo de las Islas en el que participar¨ªan Irlanda del Norte, Londres, Dubl¨ªn y las futuras autoridades auton¨®micas de Escocia y Gales, con competencias no especificadas. Blair no quiso reconocer ayer la oficialidad de tal plan, que probablemente debe matizarse ante las cr¨ªticas cat¨®licas y de Dubl¨ªn. ?stos insisten en crear organismos con poderes ejecutivos para toda Irlanda, frente a lo que consideran un sesgo de la propuesta a favor de los protestantes, que quieren garantizar el v¨ªnculo con el Reino Unido.
Sea ¨¦ste, u otro parecido, el plan que Londres ponga hoy sobre la mesa de Stormont, todo apunta a la determinaci¨®n del Gobierno de Blair de que la negociaci¨®n entre sin demora en los grandes temas. El proceso deber¨ªa estar concluido para mayo, a fin de someterlo a ratificaci¨®n popular en Irlanda del Norte y en la Rep¨²blica. Para el caso de que los partidos norirlandeses no lograsen llegar a un acuerdo, Londres y Dubl¨ªn se han reservado la posibilidad de someter ellos mismos una propuesta directamente a refer¨¦ndum. Es ¨¦ste un comod¨ªn que Blair se reserva en la manga para poder jugarlo, si es necesario, en ¨²ltimo lugar.
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